Tiempo.
Hablemos del tiempo… que seguramente tu mente cree que lo estás perdiendo mientras lees algunas de las aflicciones que ayudaron a trasformar a esta alma atribulada por los cambios de la vida, y que la hicieron darse cuenta de que tiene que vivir o morir, cada día.
Tiempo… Tiempo… Tiempo. Tiempo es lo que no tenemos.
Tiempo es lo que nos falta, nunca es suficiente, un día no nos alcanza ni para preguntarle a alguien ¿cómo se siente?, mucho menos de ver como estamos nosotros.
Tiempo el que nos consume lo externo, si salimos 5 minutos más tarde de lo que tenemos previsto, todo nuestro día es un completo desastre.
Si algo no funciona externo, a nosotros damos por perdido todo, y sabemos que el responsable es el tiempo, y nuestro ser cansado, maltratado del diario, vivir, de la vida cotidiana, está por desfallecer, pero no tenemos tiempo de sentarnos.
Nuestra cabeza a mil por hora, con ideas, aflicciones, tormentos, inseguridades, anhelos, fantasía, pero ninguna de ellas palpable para aliviar nuestra cabeza de una cosa por lo menos y que logre dejar de correr.
Y como olvidar a los aliados del tiempo, los comentarios externos, todos indicándonos que no llegaremos a nada, que el tren se irá, que la meta es imposible, que el sueño es absurdo, que el trabajo no dará nada, que nuestro cuerpo no espera y tantos, y tantos, y tantos comentarios más.
Y el común denominador es el tiempo, porque él sigue siendo el mismo, pero nosotros no, si trabajamos o vivimos siempre hay un sentimiento de perdida, siempre perdemos.
Siempre perdemos por no poder ir al nivel del tiempo.
Y la decisión difícil… dejar ir el tiempo.
Porque si, cuando corremos con tanta fuerza por ir a su mismo paso, tropezamos, y allí es donde sentimos que no ha valido nada la pena.
Porque todo lo que hicimos no logró detener el tiempo.
#7896 en Otros
#2380 en Relatos cortos
#13469 en Novela romántica
amor propio superacion perdida, poesía de verso libre, crecimientopersonal
Editado: 15.09.2024