Causa Perdida

Creía Tener Todo Planeado.

Las palabras de Emory se desvanecen en mi cabeza, mientras, mis ojos empiezan a picar, parpadeo varias veces y rápido para lograr que las lágrimas que amenazan con salir no lo hagan, pero, dejo de intentarlo y empiezan a acomularse haciendo que la imagen que el número desconocido me envió se vuelva borrosa ante mis ojos, me fastidia, así que parpadeo, resignándome, una de las lágrimas cae en la pantalla del celular, al instante, suena éste avisando la llegada de un nuevo mensaje, un mensaje del mismo número.

— Emory... no.— Digo entre sollozos cuando ella intenta quitarme el celular al ver que ésta vez la persona desconocida ha enviado un video y no una foto.

— Summer... no tienes...— Le doy reproducir antes de que mi mejor amiga siga hablando.

Es un video corto, a Daniel Teel, mi novio, bueno, ex, no le toma mucho tiempo llevarse a una chica a una habitación y cerrarle la puerta en la cara a la persona que parece molestarlo por grabar.

— Es la primera fiesta a la que no asisto con él... ¿cuánto tiempo habrá esperado para poder ir a una sin mi?

Los brazos de Emory se enrollan en mi cuello con fuerza y se siente bien.

— Dame tu celular ahora si.

Se lo extiendo sin ganas y ella desbloquea mi celular sin problema, me extrañaría que no se supiera la clave.

Empieza por eliminar la foto en la que Daniel está besando a la misma chica del video y luego, borra el video para después bloquear al número desconocido.

— Bloquea también a Daniel.

— Oh no, a él lo voy a eliminar de tus contactos, que sea un número desconocido también.

Me lanzo sobre la cama resignada, con las lágrimas aún deslizándose por mis mejillas y algunas dejan evidencia en mi blusa color amarillo.

Emory se sienta a mi lado y nadie habla por algunos segundos, lo único que se escucha son mis sollozos.

— Sabes... y si... vas al campamento.

— ¡¿Qué?! No, terminé con Daniel, esa no es razón para aniquilar mis dos meses de vacaciones.

Verónica Bailey, mi madre, lleva insistiendo algunas semanas en que debería ir a un campamento vacacional que empieza la otra semana y la idea se la ha metido nada más y nada menos que la madrastra de Daniel, parece que la dueña del campamento es una amiga de ella, no sé qué es lo que quiere como para hacerle más publicidad al campamento que la misma dueña.

— No sé porqué la madrastra de Daniel le ha metido esa idea a mi madre, a Daniel no se le da la gana de ir y no va, de pronto ese es su sueño frustrado.

— Ella es su madrastra, Daniel no le va a obedecer a ella, es obvio.

Medito unos cuantos minutos sobre la idea de ir pero llego a la misma conclusión: No.

Escucho el timbre de la casa y suelto un suspiro, no estoy en condiciones de ir a abrir, pero es lo que me toca hacer porque mi mamá ha salido con mi padre a comprar algunas cosas que hacen falta en casa.

— Voy yo.— Dice Emory saliendo de la habitación.

— ¡¿Quién es?!— Pregunto unos segundos después.

— ¡Summer, soy yo, Daniel! ¡¿Puedes decirle a tu amiga que me deje pasar?!

Siento una punzada en el pecho en cuanto escucho su voz, no quiero verlo, no quiero enfrentarlo, pero, sé que es lo que debo hacer, es lo correcto.

Me miro al espejo y es imposible que no note que he estado llorando.

Tomo aire y lo suelto dramáticamente para después empezar a bajar los escalones uno por uno de la forma más lenta en la que me sea posible.

— Nena...

— No me llames así, Daniel. Ya lo sé, sé lo que hiciste ayer.

— No hice nada ayer, yo solo...espera, ¿has estado llorando?— Que ganas tengo de estamparle mi mano en su mejilla.

— Summer yo te quiero.—  Otra punzada, sus mentiras salen de su boca con tanta naturalidad que es imposible culparme por creerle.

Me acerco a la puerta y aunque me duela, se la cierro en la cara, un par de segundos después vuelvo a escuchar el timbre y al instante las lágrimas se asoman de nuevo.

— Summer...— Dice mi mejor amiga, tratando de pensar cuales son las palabras indicadas.

— Iré al campamento y tu irás conmigo.




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