SNOIGAN BERG
En los campos bajos de los Alpes aún sé convive en una total paz, cultivaban y siegan sus frondosas cosechas lejos del temor qué la sombra de la guerra toque sus enormes montañas; seguridad y trabajo negaban los poderosos de los Alpes al vivir rodeados del oro a los refugiados, qué estando necesitados siempre los enviaban por sus propias bocas al campo del extranjero, él pequeño pueblo de Snóiga berg un pequeño valle rodeado de enormes montañas nevadas.
Kurt él leal siervo del extranjero era colocado por Mark Meyers su amo, sobre todos los demás, estaba encargado de atender o dirigir su casa cuando el muchacho se marchaba a largos viajes, su confianza había ganado con su mayor esfuerzo y honestidad, Kurt vigilaba cada movimiento de sus tierras sin qué nada se le escapase ya qué todos recibían de él las órdenes con el mismo agrado que el amo, no solo siendo señor después de Mark, también tenía a su cuidado y protección las más bellas joyas siendo su trato especial ganaba así sus corazones, y le amaban tanto como a Mark
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— Muistan, y Golau, hace más frío hoy pondré paja fresca antes de marcharme.— hablaba Kurt a los corceles que prestaban atención a todo lo qué decía — ¿Habrá un saludo más especial que el suyo? Jajaja.
Reía con ellos en el pajar mientras el sol se perdía en las colinas empapadas del frío, tomando el resto de su tarde para colocar paja fresca, caía la noche y a casa se marchaba cada aldeano porque beberían una taza de leche caliente rodeados del calor de la fogata y el abrigo del hogar.
Pasaba ésa noche Vang gran amigo de Kurt, que laboraba en los campos vecinos.
— Hace frío, ¿Aún no te marcharas a casa? Trata a esos bonitos ejemplares cómo a tu hija.
— Los entrego mi amo bajo mi responsabilidad, sé que ya es tarde, pero debo concluir mi labor dejándole en orden.
— De eso no hay duda, eres correcto en tu trabajo pero también pienso que tu amo tiene un cariño un poco extraño por ellos.
—Es el fiel recuerdo de sus padres, ¿Tú no los amarías igual?
— Que tonto e imprudente soy, los Meyers fueron nobles personas pero pienso que su edad era un tanto avanzada, para un hijo tan joven.
Se expresaba Vang lejos de la prudencia, porqué era inculto al hablar.
—Es mejor que té vayas a casa preguntas de más, recuerda que trabajas en los campos vecinos noto que mi amo no es del agrado del tuyo.
— Si es verdad, noto la envidia en el rostro de Oter odia al joven a tal punto que con su pensamiento, debe matarlo todas las noches.
—La envidia es uno de tantos sentimientos, que el hombre no debería sentir sólo les destruye.
Admiraba Vang a su amigo era el hombre más sincero que había conocido, de un momento a otro Vang transformaba su rostro serio un poco risueño, cómo si algo quisiera decir.
—¿Te ríes de mí?
—No, solo recuerdo que hay algo que a mi amigo le haría sonreír.
—¿Y qué es? Lo adivinare ya estas poniendo tus ojos fuera de casa con una campesina.
—jajaja No es así, contaré algo a kurt mi leal amigo cómo en los campos vecinos ronda un poder cuyo reino no es efímero, él valle del vino lo habitan humildes pastores son el hablar de muchos unos para bien otros para mal, porque el hombre siempre quiere hablar de más, una madre de gran fuerza y vigor con sus tres retoños conviven con nosotros aun conociendo que sabemos que son niños de Dios.
—¡Estás seguro de lo que dices!
— Si lo estoy.
—Es una especial noticia.
—Si lo es hay un ambiente acogedor en los alrededores además es aquella pastora hermosa, su cabello es cómo una valiosa joya roja combinada con su piel y labios que deslumbran cómo las rosas, a Kurt no le haría mal pasar frente a su casa te aseguro que le agradaría, pero algo más me preocupa.
—¡Acaso es por ellos! —le interrogó Kurt al ver su rostro alegre tornarse con un gran temor.
—No por supuesto que no es por ellos, por qué no instar a tu amo para qué aniquilé a Oter — Kurt sorprendido de sus palabras, podía ver el miedo de algo más.
—¿Qué dices?
—No lo niegues más todos le temen y sospechan, sabio es Mark Meyers en ocultar lo que son capaz de hacer sus manos y lo mismo digo de Oter Dirvarag, trata de ocultar que es un temible carnicero de las sombras.
__ Vasta de tantas preguntas vete a casa ahora. — enfadado le corría kurt al pasar el límite de sus palabras.
— Sí padre deberías responder. — en voz alta pedía su joven hija, que al aproximarse había oído la fuerte discusión.
—Dime ¡Porque mi amo Mark se va un largo tiempo! ¡Y que esconde bajo llave porque también deseo saberlo!
__ Ve a casa, y no andes hablando en contra del amo podría oírte.
— Entonces que me oiga así le preguntare yo misma, ¡Por qué ocultas a tu hija cómo podrás pedir en el mañana que yo no lo haga! — exclamó Anja siendo dura con él.
— ¡Por qué dices esto mi dulce hija!
—Por la razón de que ocultas algo de él y soy tu hija, no te basta con esto para hablar con la verdad; agradecida soy con mi amo porque fue el único que nos extendió la mano cuando pisamos estas tierras, hay tantas cosas qué pasan por mi cabeza.
—Habla hija mía, di sin temor todo lo que piensas.
—Sonríe Mark para nosotros y la desgracia y tristeza de su corazón sólo nos oculta, le he escuchado llorar y expresar su odio y todo deseo de venganza; mientras se desahoga con el vino.
Sin palabras kurt no sabía si responder, por que lo pensaba también no conociendo lo motivos, pero si sabiendo de cómo procedía Mark para vengarse.
—Desconozco yo también hija mía porque tanto sufrimiento en él, pero sería indiscreto de mi parte sí le preguntó algo tan personal.
En silencio quedaban al decir sus palabras sintiendo vergüenza Vang porque era la charla transformada en un momento incómodo, por su suelta boca; se marchaba a casa sin dar vuelta atrás donde dejaba aún amigo con la incertidumbre de su miedo repentino, y con la molestia hacia su padre por parte de Anja, trataba kurt de ganarle mientras tomaba su mano la cual no negaba su hija y le preguntaba en el camino sobre la ilusión que desde la niñez había tenido Anja.