04: El cuclillo en el nido

- Zumo de naranja, gelatina, huevos... pero todo caducado hace semanas... y algo que parece una especie de lechuga.

- ¿Lechuga? - Beomgyu miró por encima del hombro de Jake al interior de la nevera. - Ah. Eso es un poco de mozzarella.

Jake se estremeció y cerró de una patada la puerta de la nevera de Minho. 

- ¿Pedimos una pizza?

- Ya lo he hecho. - Indicó Minho, entrando a la cocina con el teléfono inalámbrico en la mano. - Una grande vegetal y tres refrescos. Y he llamado al hospital. - Añadió, colgando el teléfono. - No ha habido cambios en Taemin.

- Ah. - Suspiró Beomgyu.

Se sentó ante la mesa de madera de la cocina de Minho. Por lo general, Minho era muy pulcro, pero en esos momentos la mesa estaba cubierta de correos sin abrir y montones de platos sucios. La bolsa de lona verde de Minho estaba colgada del respaldo de una silla. El muchacho sabía que debería estar ayudando en la limpieza, pero últimamente no había tenido la energía para hacerlo. La cocina de Minho era pequeña y un poco lúgubre, en el mejor de los casos; el mayor no era muy buen cocinero, como evidenciaba el hecho de que el especiero que colgaba sobre la anticuada cocina de gas estuviera vacío de especias. En su lugar, lo usaba para sostener paquetes de café y té. 

Jake se sentó junto a él mientras Minho retiraba los platos sucios de la mesa y los dejaba en el fregadero. 

- ¿Estás bien? - Preguntó Jake en voz baja.

- Estoy perfectamente. - Beomgyu forzó una sonrisa. - No esperaba que mi padre se despertara hoy, Jake. Tengo la sensación de que está... esperando algo.

- ¿Sabes qué?

- No, simplemente falta algo. - Alzó los ojos hacia Minho, pero este estaba absorto en fregar enérgicamente los platos. - O a alguien.

Jake lo miró con curiosidad, luego se encogió de hombros. 

- Así que parece que la escena en el Instituto fue muy dura.

Beomgyu se estremeció. 

- El padre de Kai y Niki da miedo.

- ¿Me repites su nombre?

- Ki-bum. - Dijo Beomgyu, copiando la pronunciación de Minho.

- Es un antiguo nombre de cazador de sombras. - Minho se secó las manos en un paño de cocina.

- ¿Y Yeonjun decidió quedarse allí y vérselas con este Inquisidor? ¿No quiso marcharse? - Preguntó Jake.

- Es lo que tiene que hacer si quiere tener una vida como cazador de sombras. - Respondió Minho. - Y ser eso, uno de los nefilim, lo significa todo para él. Conocí a otros cazadores de sombras como él, allá en Idris. Si le quitases eso...

Se oyó el familiar zumbido del timbre de la puerta. Minho arrojó el paño sobre la encimera. 

- Regresaré en seguida.

- Es realmente increíble pensar en Minho como en alguien que en una ocasión fue un cazador de sombras. - Dijo Jake en cuanto Minho salió de la cocina. - Más increíble de lo que es pensar en él como un hombre lobo.

- ¿De verdad? ¿Por qué?

Jake se encogió de hombros.

- He oído hablar sobre hombros lobo antes. Son una especie de elemento conocido. Así que se convierte en lobo una vez al mes, ¿y qué? Pero eso de ser cazador de sombras... son como una secta.

- No son como una secta.

- Ya lo creo que lo son. Es toda su vida. Y menosprecian a los demás. Nos llaman mundanos. Como si ellos no fuesen seres humanos. No hacen amistad con la gente corriente, no van a los mismos sitios, no cuentan los mismos chistes, creen que están por encima de nosotros. - Jake alzó una pierna larguirucha y retorció el deshilachado borde del agujero de la rodilla de los vaqueros. - Hoy he conocido a otro ser lobo.

- No me digas que anduviste con Freaky Pete en La Luna del Cazador.

Beomgyu sintió una sensación de inquietud en la boca del estómago, pero no podría haber dicho exactamente qué la provocaba. Probablemente la tensión. 

- No, otro chico. - Dijo Jake. - De nuestra edad. Se llama Hyunjin.

- ¿Hyunjin?

Minho entró en la cocina con una caja blanca de pizza. La dejó caer sobre la mesa, y Beomgyu alargó la mano para alzar la tapa. El aroma a masa caliente, salsa de tomate y queso le recordó lo hambriento que estaba. Arrancó un pedazo, sin esperar a que Minho le pasara un plato. El mayor se sentó con una sonrisa burlona, sacudiendo la cabeza. 

- Hyunjin es un miembro de la manada, ¿cierto? - Preguntó Jake, tomando también un pedazo.

Minho asintió.

- Ya lo creo. Es un buen chico. Lo he tenido aquí unas cuantas veces ocupándose de la librería mientras yo he estado en el hospital. Deja que le pague en libros.

Jake miró a Minho por encima de su pizza. 

- ¿Andas mal de dinero?

Minho se encogió de hombros. 

- El dinero nunca ha sido importante para mí, y la manada cuida de los suyos.

- Mi padre siempre decía... - Dijo Beomgyu. - que cuando nos hiciera falta dinero, vendería una de las acciones de mi papá. Pero puesto que el tipo que yo pensaba que era mi papá no era mi papá, y dudo que Jinki tuviera acciones...

- Tu padre se iba vendiendo joyas poco a poco. - Explicó Minho. - Jinki le había dado una de las alhajas de la familia, joyas que habían estado con los Lee durante generaciones. Incluso una joya pequeña conseguiría un precio elevado en una subasta. - Suspuró. - Ahora han desaparecido; aunque Jinki podría haberlas recuperado de los escombros de vuestro apartamento.

- Bueno, espero que a él le produjera alguna satisfacción, de todos modos. - Dijo Jake. - Vender sus cosas así.

Tomó un tercer pedazo de pizza. Era realmente asombroso, se dijo Beomgyu, lo mucho que los chicos adolescentes eran capaces de comer sin engordar ni enfermar.

- Debe de haber sido extraño para ti. - Comentó a Minho. - Ver a Kim Kibum de ese modo, después de tanto tiempo.

- No precisamente extraño. Kibum no es tan distinto ahora de como era entonces; de hecho, es más como él mismo que nunca, si eso tiene sentido.

Beomgyu pensó que lo tenía. El aspecto que había mostrado Kim Kibum le había recordado al delgado muchacho de la fotografía que Taeyeon le había dado, el que tenía la barbilla ladeada en un gesto altanero.