Taeyeon estaba enfurecida. Los esperaba en el vestíbulo, con Niki y Kai detrás de ella, cuando Beomgyu y los chicos entraron cojeando, sucios y cubiertos de sangre, e inmediatamente se embarcó en un sermón del que el mismo padre de Beomgyu se habría sentido orgulloso. No olvidó incluir la parte sobre haberle mentido respecto al lugar al que iban -lo que Yeonjun, al parecer, había hecho- o la parte sobre nunca volver a confiar en Yeonjun, e incluso añadió adornos extra, como algunas partes sobre violar la Ley, ser expulsado de la Clave y traer el deshonor al antiguo y orgulloso nombre de Jung. Relajándose, clavó en Yeonjun una mirada iracunda.
- Has puesto en peligro a otras personas con tu terquedad. ¡Este es un incidente ante el que no permitiré que te limites a encogerte de hombros!
- No planeaba hacerlo. - Replicó Yeonjun. - No puedo encogerme de hombros ante nada. Tengo el hombro dislocado.
- Ojalá pudiera creer que el dolor físico realmente te iba a cambiar. - Siguió Taeyeon con sombría furia. - Pero pasarás los próximos días en la enfermería con Kai y Niki desviviéndose por ti. Probablemente incluso te gustará.
Taeyeon había estado en lo cierto en dos terceras partes: Yeonjun y Jake fueron a parar a la enfermería, pero sólo Niki estaba desviviéndose por ellos cuando Beomgyu, que había ido a lavarse, entró unas cuantas horas más tarde. Taeyeon se había ocupado de la magulladura, cada vez más hinchada, de su brazo, y veinte minutos en la ducha habían eliminado la mayor parte del asfalto incrustrado en su piel, pero todavía se sentía en carne viva y dolorido.
Kai, sentado en el alféizar y con mirada tormentosa, puso mala cara cuando la puerta se cerró tras él.
- Ah, eres tú.
Él no le hizo el menor caso.
- Taeyeon dice que viene hacia aquí y que espera que ambos podáis aferraros a vuestras témulas chispas de vida hasta que llegue. - Dijo a Jake y a Yeonjun. - O algo por el estilo.
- Ojalá se dé prisa. - Replicó Yeonjun enojado.
Estaba sentado en la cama, recostado en un par de mullidas almohadas blancas, vestido aún con su ropa mugrienta.
- ¿Por qué? ¿Te duele? - Preguntó Beomgyu.
- No; mi umbral de dolor es muy alto. De hecho, no es tanto un umbral como un vestíbulo enorme y decorado con sumo gusto. Pero sí me aburro con facilidad. - Lo miró con ojos entrecerrados. - ¿Recuerdas allá en el hotel cuando prometiste que si vivíamos, te vestirías de enfermero y me darías un baño con esponja?
- En realidad, creo que lo oíste mal. - Repuso él. - Fue Jake quien te prometió el baño con esponja.
Yeonjun dirigió involuntariamente la mirada a Jake, que le sonrió ampliamente.
- En cuanto vuelva a estar en pie, guapetón.
- Ya sabía yo que deberíamos haberte dejado convertido en rata. - Bromeó Yeonjun.
Beomgyu rió y fue hacia Jake, que parecía terriblemente incómodo rodeado por docenas de almohadas y con mantas apiladas sobre las piernas.
- ¿Cómo te encuentras? - Preguntó Beomgyu, sentándose en el borde de la cama.
- Como alguien al que han dado un masaje con un rallador de queso. - Respondió Jake, haciendo una mueca de dolor al subir las piernas. - Me rompí un hueso del pie. Estaba tan hinchado, que Niki tuvo que cortar el zapato para quitármelo.
- Me alegro de que se ocupe tan bien de ti. - Beomgyu dejó que una pequeña cantidad de ácido se deslizara al interior de su voz.
Jake se inclinó hacia adelante, sin apartar los ojos de Beomgyu.
- Quiero hablar contigo.
Beomgyu asintió un poco reacio.
- Voy a mi habitación. Ven a verme después de que Taeyeon te arregle, ¿de acuerdo?
- Claro.
Ante su sorpresa, Jake se inclinó y lo besó en la mejilla. Fue un beso que apenas lo rozó, un veloz contacto de labios sobre la piel, pero mientras se apartaba, supo que estaba ruborizado. Probablemente, se dijo poniéndose en pie, por el modo en que todos los demás les miraban fijamente.
En el pasillo, se tocó la mejilla, perplejo. Un beso en la mejilla no significaba gran cosa, pero era tan poco típico de Jake. ¿Tal vez intentaba dejarle algo claro a Niki? La situación resultaba tan desconcertante. Y Yeonjun, montando su numerito del príncipe herido. Beomgyu se había marchado antes de que él pudiera empezar a quejarse del número de hilos de las sábanas.
- ¡Beomgyu!
Se dio la vuelta sorprendido. Kai corría a pasos largos por el pasillo hacia él, apresurándose para alcanzarlo. Se detuvo cuando él lo hizo.
- Necesito hablar contigo.
Le miró sorprendido.
- ¿Sobre qué?
Él vaciló. Con la tez pálida y los labios rosados resultaba tan atractivo como su hermano, pero a diferencia de Niki, hacía todo lo posible por quitar importancia a su aspecto. Los suéteres deshilachados y los cabellos, que parecía como si se los hubiera cortado él mismo a oscuras, eran sólo parte de ello. Parecía incómodo en su propia piel.
- Creo que deberías irte. Irte a casa. - Soltó.
Había sabido que él no le gustaba, pero con todo, le sentó como un bofetón.
- Kai, la última vez que estuve en mi casa, estaba infestada de repudiados. Y rapiñadores. Con colmillos. Nadie quiere irse a casa más que yo, pero...
- Debes tener parientes con los que puedas quedarte. - Había un deje de desesperación en su voz.
- No, además Taeyeon quiere que me quede. - Contestó él en tono cortante.
- No es posible que lo quiera. Quiero decir, no después de lo que has hecho...
- ¿Qué he hecho?
Kai tragó saliva con fuerza.
- Casi haces que maten a Yeonjun.
- ¡Que yo casi...! ¿De qué estás hablando?
- Salir corriendo detrás de tu amigo de ese modo... ¿sabes en cuánto peligro le pusiste? ¿Sabes...?
- ¿A él? ¿Te refieres a Yeonjun? - Beomgyu le interrumpió en mitad de la frase. - Para tu información todo eso fue idea suya. Fue él quien preguntó a Soobin dónde estaba la guarida. Él fue a la iglesia en busca de armas. Si yo no hubiese ido con él, él habría ido igualmente.