Capítulo XXXIII: Tercera Misión

A pesar de la tensión e incertidumbre que traía consigo la próxima misión Luka fue capaz de dormir un par de horas teniendo el mismo sueño de los últimos meses en donde recordaba la vida tranquila y próspera que llevaba antes de la guerra, se veía así mismo de pequeño jugando con impetuosa alegría mientras escucha hablar esperanzadoramente a sus padres sobre su futuro.

Al despertar una extraña combinación de sentimientos lo envolvió, una parte sentía temor por lo que les podría deparar en Rubí, y la otra, estaba determinado a volver a su planeta para rescatar a su madre y vecinos de los galanight. Había un profundo silencio en la habitación, al igual que él cada miembro del escuadrón estaba temeroso por la misión y lucían cansados, nadie se pronunció al respecto mientras se vestían, actuaban mecánicamente al igual que máquinas. Antes de salir de la habitación y dirigirse al auditorio, Luka tomó el relicario de plata y lo miró fijamente «Tu promesa será cumplida, papá» pensó guardando el preciado objeto en una de sus alforjas. Afuera de la habitación el general Wyatt los esperaba para guiarlos al auditorio.

Pese a que los soldados ya estaban al tanto del plan para recuperar el planeta y encontrar la reliquia fueron citados al auditorio para repasar la estrategia y esclarecer dudas de la misión. Al entrar cada escuadrón se acomodo en gradas previamente designadas, Luka observó atentamente el lugar desde su asiento de terciopelo rojo, las paredes eran de un tono gris y la estructura del auditorio era semicircular, la base del escenario estaba hecha de madera clara perfectamente barnizada, a la izquierda del escenario yacía un extenso escritorio metálico igualmente semicircular en donde, justo a la mitad, se encontraba sentada sobre un elegante trono dorado de detalles azules la emperatriz Nuria Berenguer, siendo acompañada por algunos miembros del Consejo de Magia y soldados de alto rango entre ellos Alain. El joven de cabello rojo se veía bastante cansado e incómodo como era habitual, cabe destacar que ocupaba el trono correspondiente al príncipe Marth quien seguía en enfermería recuperándose tras el ataque a la Metrópoli, probablemente ese era el motivo de su incomodidad.

Cuando cada escuadrón se encontró posicionado en las gradas designada las luces se apagaron sumergiendo en completa oscuridad al majestuoso recinto. Repentinamente el resplandor de un brillante holograma lastimó la vista de los espectadores, delante de este se encontraba parada con firmeza la subcomandante Selene Amaris dispuesta a explicar el plan una vez más.

El objetivo primordial era recuperar el planeta a fin de buscar la reliquia con tranquilidad, sin embargo, algunos soldados fueron designados para adentrarse a ciertos sectores de Rubí y buscar la reliquia previniendo que los galanight ya estuvieran al tanto de su localización dentro del planeta, entre esos soldados figuraba Luka quien fue designado a explorar una de las minas a las afueras de la zona céntrica.

A grandes rasgos, el plan consistía en abrir portales que no fuesen detectados por los escudos enemigos y arribar a distintos puntos a la largo de los túneles de Rubí los cuales, si la fortuna les sonreía, se encontrarían sin vigilancia y podrían adentrarse sigilosamente a la zona céntrica para atacar al edificio que años atrás había fungido como escuela, después como cuartel imperial y actualmente como cuartel galanight. Por el contrario, si al llegar a los túneles se encontraban frente a frente con el enemigo la batalla tendría que empezar al instante. En tanto la intromisión se desarrollaba otros grupos de soldados estarían preparados para disolver el escudo que protegía al planeta y adentrarse al mismo en cosmonaves con el objetivo de asistir a los soldados tras la victoria o de ser el medio de transporte en caso de huida.

Independientemente de cómo se desenvolvieran los acontecimientos el escuadrón de Luka arribaría al planeta, entre otros escuadrones, junto al escuadrón de su majestad y los soldados designados a buscar la reliquia deberían dirigirse a su zona de exploración asignada. Selene explicaba todo ello con su característica rudeza, sin embargo, el joven pelinegro no prestaba atención a sus palabras pues mentalmente repasaba su propio plan, necesitaba que saliera a la perfección para no causar mayores problemas sólo le faltaba precisar cierta información.

—¿¡Alguna duda!? — Exclamó la subcomandante.

—¡Aquí!— Se atrevió a contestar alzando la mano. Pese a sus nervios y la mirada curiosa que atrajo de todos los presentes se puso de pie lentamente advirtiendo que Metztli y Elián también asistían a la misión pero acompañando a otro escuadrón, lo miraban preocupados.

«Tú de nuevo» fue lo que Selene dio a entender con su mueca de disgusto. — Dime ¿Qué es lo que no entiendes? — Expresó con la mayor calma que pudo.

—No es una duda sobre el plan en realidad —dijo rascándose por detrás de la oreja—, me preguntaba qué haremos con los civiles, deben estar aprisionados en algún lugar del planeta...es nuestro deber mantenerlos salvarlos.

—Admito que es una buena observación —respondió genuinamente sorprendida—, desconocemos dónde podrán estar aprisionados, probablemente en sus propias casas, sin embargo, no es óptimo que nos adentramos a las mismas sin estar absolutamente seguros de su localización. En cada misión de recuperación intentamos rescatar civiles pero solamente procedemos cuando encontramos el lugar exacto y las condiciones son favorables, nuestro objetivo es tomar control sobre el cuartel enemigo y recuperar el planeta, por tanto, esperen mis indicaciones respecto a los civiles y no cometan ninguna imprudencia ¿De acuerdo?— Pronunció lo último como si estuviera segura que planeaba algo estúpido, «Ni siquiera lo pienses» gritaba su expresión.