Capítulo 1
Que tonta que eres, niña, te he dicho que la ropa negra y de colores: ¡NO SE MEZCLA!. ¿Acaso tu mamá no te enseñó nada? no sé ni para que pregunto, si ella era una inútil igual que tú.
Suspiré profundamente al escuchar las palabras de ella. Continué lavando evitando pensar en lo que dijo porque sabía que en unas horas podía tener un poco de libertad e ir a mi trabajo nocturno y así no tener que verla por unas horas.
Esa soy yo, sí, la que está con el cabello recogido en un moño y una ropa sucia que uso en mi trabajo en Pollolandia. Si Pollolandia, no se rían de mí, ¿qué puedo hacer? yo vivo con mi madrastra Griselda y mi hermanastra Elly, mi papá trabaja en una fábrica en la Costa Norte y nunca está en casa. Eso significa que yo tengo que ver por mí misma, faltan 6 meses para entrar a la Universidad, así que si quiero entrar a Psicología debería recoger todo el dinero que pueda ya que mi madrastra no me va a dar nada.
Ahí estaba yo, haciendo los quehaceres de la casa, mientras mi madrastra se pintaba las uñas frente al televisor y con un gran bol de palomitas al lado, siempre que me grita lo hace masticando chicle y escupe todo lo que está al frente, lo hace tan feo y fuerte que los oídos los tengo embotados.
Era un viernes por la noche, como es de costumbre mi hermanastra se está alistando para salir, de fiesta claro, con el insoportable de Robert, un tipo de pelo rubio y nariz grande y pecas, que siempre que se ríe se le ven los frenillos llenos de comida y ella lo idolatra, tiene las paredes llenas de fotos de el, y siempre lo presume porque salió en el periódico del pueblo.
-¡Deja de mirar a Robert! me gritó
- No lo estaba mirando Ely!
- Claro que lo hacías, solo eres una envidiosa Mía y dame esa coleta.
Elly tiró con fuerza de mi cabello y me arrebató una coleta que me había regalado mi padre, me dio tanta rabia que lo único que quería era tirarla contra el suelo, pero lo único que podía hacer era apretar el puño, contar hasta 5 y seguir lavando su ropa sucia.
Por fin, después de que Elly se fué, me cepillé los dientes y me alisté para ir al turno de la noche en el restaurante.
-Mañana tenemos que llevar a Ely a hacer el examen a la Universidad, así que espero el desayuno a las 7 en punto! - dijo Griselda
- Si, yo también tengo que hacerlo-
-Jaja pobre ilusa, para que quieres hacerlo si eres una tonta!
Tiré la puerta de la casa y me fui, no veía el día de ser una profesional e irme de ahí. Al llegar a Pollolandia me detuve a ver por la ventana, y si... era viernes, estaba repleto de gente, de familias con sus hijos, de parejas, hasta uno que otro borracho estaba comiendo.
- Uff! ni modo. suspiré.- Entré con prisa y mi jefe estaba esperando.
- Mía, otra vez llegaste tarde. Son las 7 y 05.
- Si...yo... lo siento.- dije
- Lo siento no va a llenar la boca de nuestros clientes. ¡Ata ese cabello, porque tienes que ir a dejar un pedido y ya vas tarde!.
Me quité el cordón de los zapatos y me recogí el cabello rápidamente con él. Tomé el pedido, me subí a la moto y aceleré a toda prisa. Me detuve en rojo y un coche blanco a toda velocidad me pasó al lado tirándome toda el agua de lluvia que había caído en la tarde.
¡Imbécil! grité a todo pulmón.
Llegué al lugar, y puse la moto a un lado, me quité el casco y revisé mi celular. Era la dirección correcta, yo estaba toda empapada y llena de tierra pero al pollo no le había pasado nada, me dejé el orgullo a un lado y empecé a caminar hacia ahí, era una fiesta en una gran casa, llena de carros y gente bien vestida, un grupo de chicas estaba en la entrada.
-Disculpen...- aclaré mi garganta- Disculpen quién es Noah? el ordenó de Pollolandia.
-¡Está en el jardín , niña!- riéndose
Entré, habían trofeos por todo lado, posters de alguien que creo reconocer, pero como no tengo internet, ni me dejan usar el televisor no recuerdo dónde fué que lo vi. Otro millonario de este barrio, pensé.
Seguí el camino hacia el jardín, y noté el de las fotos, estaba platicando con varios más. Se veía que estaba con tragos de mas, porque el lugar apestaba a licor.
- ¡Disculpen!... ¿Noah? - dije, metiéndome en el medio de ellos.
Hola, eh, disculpe, aquí está su orden, son $45.
Me miró de arriba hacia abajo levantando una ceja y se quedó viendo mis zapatos llenos de tierra.
- ¡Centineo!- me dijo
-Disculpe?
- ¡Centineo, soy Noah Centineo!
-Acaso no sabes quién es, niña tonta? - me dijo uno de sus amigotes.
- ¡No disculpe, no veo las noticias, son $45, págueme por favor. - Se rieron-
Primero me falta el respeto y ahora ... ¿me trata de ladrón?.
- No lo estoy tratando de ladrón, le estoy pidiendo amablemente que me pague.
- ¡Y usted piensa que voy a comer con usted vistiendo así? la comida debe estar toda llena de tierra!
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Editado: 11.01.2019