Ceniza de mi corazón

Capitulo IV: Volver a ver el sol.

Eivelinn:
 

Lily, es en lo único que puedo pensar, han pasado creo que dos días desde que se transmitió ese horrible video, aquel que jamás podré borrar de mi mente. 
Desde entonces nos tienen en penitencia por las acciones de Lily, no hemos comido o bebido absolutamente nada, solo estamos en este pequeño cuarto de purificación, meditando como parte de nuestro castigo, se supone que una purificación en este cuarto dura un día máximo pero nos han tenido aquí ya dos días, los demás no me han dirigido la palabra desde que vimos ese video y mi hermano solo se ha limitado a darme la mano sin mirarme, no sé porque razón.

-Miren- dice Esmeh señalando una puerta levadiza abriéndose a uno de nuestros lados déjando ver un angosto túnel cubierto por la oscuridad.

-Vengan- dijo con serenidad un hombre mayor, como de unos 50 años, saliendo de entre la oscuridad con una pequeña lámpara a gas en su mano izquierda, y en su otra mano el logo de ARES marcado en la palma con un tatuaje que abarcaba gran parte de ella, dejándonos saber que era parte de ellos.

Lo seguimos en silencio hasta el final del túnel en donde se encontraban unas escaleras de manos antiguas y sujetadas a la pared, la comenzamos a subir y cada vez parecían más interminables, tan cansadas y sin una pizca de luz más que la de aquella pequeña lámpara.

Cuando por fin lo logramos después de esas infinitas horas, no había una pizca de luz solar pero el cielo estaba lleno de estrellas, el aire soplaba refrescando todo lo que estuviera en su camino, la luna llena alumbraba intensamente el cielo como si fuera a explotar y las ligeras nubes nocturnas cubrían algunas de las millones de constelaciones, después de ver ese hermoso cielo nocturno sé que no hay nada más que quiera ver en mi vida y que moriría feliz si fuera un cielo así lo último que viera.

Caminamos unos metros y subimos a un horrendo autobús negro que se camuflaba entre la noche, este tenía a varios chicos adentro los cuales no nos dirigieron ni una sola palabra, nos subimos y me senté en la ventana por la obvia razón de que no quería dejar de ver ese hermoso cielo, mi hermano se sentó a mi lado tan callado como siempre.

-Said- dije suavemente sin despegar la vista del cielo- ¿sabes algo? No me importaría morir si lo último que viera fuera ese cielo - confesé y la cara de mi hermano ante aquella confesión era todo un poema por lo que no pude evitar soltar una pequeña risa, no hacía falta que hablara para que su silencio dijera todo lo que pensaba en ese momento.

-Rose, haz silencio de un vez por favor - dijo Esmeh desde el asiento de atrás, luego de escuchar mi deseo. Por alguna razón que desconozco Esmeh siempre es tan malhumorada y estricta como puede, si Hitler fuera su padre no me sorprendería.

...

Llevamos ya un buen rato en este viaje pero no me importa, con un cielo tan hermoso podría viajar toda mi vida sin aburrirme, aún con mi estómago vacío, mi boca totalmente seca o el horrendo calor que hace en esta superficie. Tengo a Said profundamente dormido arriba de mi hombro, Esmeh y los demás también están dormidos pero por alguna razón no tengo ni una pizca de sueño, este viaje, este cielo, me da tanta paz que me hace desconfiar de que todo esté tan tranquilo.

Abro los ojos como dos platos redondos cuando por la ventana comienzan a asomarse unos ligeros rayos de luz y el cielo poco a poco comienza a llenarse de tonos cálidos dejando que el sol se asome lentamente en aquel cielo. Una pequeña lágrima corre por mi mejilla y rápidamente despierto a mi hermano el cual queda igual de estupefacto al ver aquel paisaje que contrastaba con aquella tierra desierta. Hacia tanto que no veía el sol que mientras más se asomaba más difícil a mis ojos acostumbrarse a él.

El sol se asomó por completo en instantes y nosotros seguíamos en nuestro largo viaje, tenía demasiado calor por lo que decidí atar mi cabello con el mismo y amarrar mi playera como un pequeño top que dejaba ver mi delgada cintura, Said vio un poco el amanecer y luego volvió a dormir, todos los demás siguen dormidos y yo sigo con una molestia por la exasperante tranquila que hay.

El autobús se detuvo en medio de la nada haciendo que todos se despertarán de golpe por el freno.

-A comer--dijo el señor bajando con una canasta en su mano.

Todos bajamos sin protestar y nos sentamos en unas piedras, todo alrededor era como un desierto árido sin fin, el hombre comenzó a darnos unos pequeños emparedados y nosotros comenzamos a comer

-Vengan- dijo aquel señor sacando una pequeña laptop y mostrando una llamada de video con una joven señorita de unos 20 años con cabello castaño largo, ojos marrones, una piel castaña y un lápiz labial rojo intenso.

Un dato importante es que en nuestro búnker unas de las muchas reglas impuestas eran

1. Las mujeres no pueden cortarse el cabello ya que esto se muestra de una debilidad inevitable. 

El cabello largo solo era un inconveniente a la hora de luchar ya que se convertía en el punto al cual nuestros enemigos atacarían. Razón por la cual Lily tuvo que dejar crecer su cabello lo más que pudo. Y

2. Las mujeres no pueden tener cargos o posiciones por encima de los hombres, por lo que solo son entrenadas para situaciones en las cuales se les requiera o para defensa propia.Lo que me parecía super injusto, nos matamos entrenando para nada, pero ARES solo quiere lo mejor de lo mejor aunque sea de adorno 

Por lo que ver a esa mujer allí en la pantalla con ese cabello largo por obvia razón y ese labial que al contrario mostraba superioridad me causaba gran intriga hacia ella. Entonces me dio una idea, mi primer movimiento, mi primera jugada.

-Hola queridos- dijo la señorita a través de la pantalla - espero que estén disfrutando el viaje, dentro de poco estarán en nuestra base, allí les espera, nuestros mejores reclutas los cuales se encargarán de entrenarlos lo mejor que puedan...- mientras todos ponían su mayor concentración tome las cartas para mí primer ataque, aunque pequeño, pero poderoso, con un mensaje claro y persistente.




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