Estaba jodido, con mis sueños frustrados y con una investigación que me involucraba en algo que no terminaba de entender aún. Ahí se marcó el inicio del periodo mas difícil de mi vida, y mi familia en general.
Pasaron un par de días, en los cuales no procesaba lo que habia sucedido.
Me culpaba a mi mismo por lo que me pasó, y esque era mi culpa, todo lo malo era totalmente mi culpa. No hubiera pasado nada si no hubiera llegado esa noche.
La tristeza de mis padres en sus rostros, los interrogatorios de los policías, mis discapacidad, todo se junto para crearme migrañas y ataques de ansiedad.
No era capaz de valerme por mi mismo, ni siquiera podía ir al baño yo solo. No se imaginan la incomodidad que se da cuando alguien esta viéndote "descargando" y te tengan que limpiar la "retaguardia".
¡Horrible!
Todo eso me trajo grandes lecciones a mi vida, sobre la humildad que debemos tener en nuestros corazones, la incapacidad fisica te trae capacidad mental y tranquilidad espiritual, toda la altivez de corazón se marcha, ya no tiene espacio en tu nueva mente, entiendes sobre la tolerancia y la paz, aprendes a perdonarte y a perdonar a todos los que hicieron mal en tu vida. Aunque hay algo que se debe tomar en cuenta, y es que la "tranquilidad" no viene de un día para otro, primero antes que nada, viene un periodo de ira, en donde todo lo malo de ti sale y se exalta, y puedes dañar a los que te rodean, alejarlos de ti, y a todos ellos los culpas de tu mal sin ninguna razón, tus ojos se nublan y te vuelves un ser despreciable. Al menos eso me pasó a mi.
Llegó el día en que tuve que marcharme del hospital, y aún no había un veredicto sobre el estado de mi columna, asi que no contemplaba la certeza si podría en algun futuro lejano o cercano volver a estar de pie.
Íbamos notablemente tristes, como si perdieramos una batalla y hubiéramos dejado algo de nosotros, nos sentiamos vacíos, porque después de un buen tiempo nos llegó la caída.
Nunca me imaginé que aquella noche en ese restaurante sería el ultimo momento en que realmente disfrutamos de la vida con mis padres.
Esas risas, mejor dicho "carcajadas" que tuvimos en el restaurante American Collected, todo el alcohol y la felicidad, la sensación de estar fuerte y joven, incluso hasta el pintalabios con el que amaneci al día siguiente, todo ese conjunto que se llama "satisfaccion" se había desvanecido. Lo único que quedaba era una silla de ruedas que iba caminando con mi cuerpo directo a un auto. En el cual fue difícil para mi padre meterme, porque mi madre no podía hacer fuerzas para ayudarle.
Ninguno de los dos habló en el camino a casa, fue un silencio total e incómodo, y lo que hice fue fingir dormirme, y llorar en silecio.
La dispacidad es una jaula para el que alguna vez fue libre.
Eso lo aprendi durante todo mi proceso de recuperación que incluso sigue hasta hoy en día.
Como les he mencionado durante este libro, no tenemos en cuenta el impacto de cada acción que tomamos.
He pasado noches en las cuales me pregunto. ¿Ha válido la pena todo lo que he experimentado?
La mayoría del sufrimiento y dolor, ya no están, se han marchado dejando atrás las cicatrices, y las consecuencias.
Todo el dolor soy capaz de sentirlo pero sólo quedaron grabados en mis memorias, pero están allí.
El dolor de mis padres al verme casi muerto aún lo escucho en mi oído y lo veo en sus rostros. Las secuelas, el mal que he causado a otros, ¿valió todo eso?
Nunca tendré la respuesta por mi mismo, jamás la encontraré, la única persona que es capaz de hacerlo esta detrás de esta pantalla, leyendo esta historia.
No todo ha sido para mal, han habido pequeños tiempos en que me he sentido lleno, tiempos que son casi como un ritual en el que mi alma se ha llenado de eso que le falta, pero esas pequeñas partes ¿pueden tomarse en cuenta? tal vez el hecho de hacer esta obra llené lo que le falta a mi conciencia, y el propósito es que yo sea el puente entre mi vida y la suya. Asi ambos podríamos ver cada lado de la moneda.
Quisiera dejar algo aparte de contar mi historia, algo que les sirva a ustedes que me estan leyendo, quisiera hacerlo para saber que al menos he dejado algo bueno en todo mi camino, y no solo cosas malas. Supongo que he puesto el corazón en este libro, a ustedes no les puedo mentir, aqui está mi esencia, mis emociones y sentimientos, no mi apariencia.
Al llegar a mi hogar pensé que estaría lejos de mi pesadilla, creí que escaparia de mis demonios, pero nada fue lo que imaginé.
La crisis economica seguía, y se había apoderado de mi familia, cada vez había menos dinero, y todo el complejo Colerton lo sentía, primeramente se escuchaban rumores de las familias, y después se notaban los cambios, se vio como un ¡BUM!. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que lo peor empezaba.
Poco a poco empezamos a ver como todos los habitantes del complejo intentaban vender sus hogares, porque para ellos el dinero valía más que la propia casa. En ese camino poco a poco llegamos a ser de los ultimos habitantes del lugar. En mi opinión, el cierre de Villa Corp fue el inicio o al menos la marca que delimito la decadencia no exclusivamente de Colerton, sino de la propia ciudad en su totalidad.
La única que conservaba su empleo era mi madre. Siendo diseñadora de ropa y calzado podía aún desarrollar su labor a pesar de su enfermedad, porque no requeria de tanto esfuerzo fisico. Ella era la que lograba saldar todos los gastos y mantener la casa. Mi padre por otro lado buscaba empleo fuera de la ciudad, pero no lograba encontrar ninguno.
Asi paso 1 año, en el cual observaba el descuido que se generaba en mi hogar, la armonía y paz ya no se respiraba, eran constantes las peleas en las cuales cada uno se hacia daño, mi padre le gritaba a mi madre, y mi madre se encerraba en la habitacion y ya no quería salir, mi padre se dedicaba a cuidarme ironicamente, y constantemente se culpaba por lo que me había sucedido, cada quién caminaba su camino y ya no era uno sólo para todos, .