La batalla final se había definido, el fin de Alpha se debió terminar en el castillo de Neo Arcadia. El guerrero legendario Esteban Ragnarok había recibido el poder de sus aliados, esto pasó gracias a que el poder de cristal pudo recibirlo, pero las cosas no salieron como ellos quisieron. Debido al gran choque de poderes entre el guerrero y dictador del mundo, una energía extraña los envolvió, haciendo desaparecer el castillo junto con ellos.
La princesa Arkania se quedó con la espada legendaria, arma con la capacidad de borrar de la existencia y de quitarle los poderes a los seres vivos. Acusó a los compañeros de Esteban de alta traición, algunos fueron capturados mientras que otros fueron desterrados. La princesa usó el sacrificio del héroe como motivación para su reino, un símbolo de paz que muchos aceptaron, de esa forma reconstruiría lo que Alpha había roto y ella ocuparía el puesto de Emperatriz Arkania.
Pero sin saberlo, la energía que salió del castillo solo envío a los dos contrincantes a diferentes dimensiones, por lo que el peligro inminente seguía presente.
Urantia y la nueva emperatriz desconocen que su protector aún sigue vivo, esta vez tendrá que liberar una batalla mucho más caótico que las anteriores, el cual está en juego el destino de los multiversos.
Esta vez, Esteban Ragnarok se encuentra solo, sus aliados han desaparecido y su poder nuevamente se ha desvanecido. Una gota de agua muy fría lo despierta de su eterno sueño, sus ojos grises miran hacia el vacío del cielo lleno de nubes negras, observa con detalle su mano, la estira para alcanzar el cielo, al ver su dorso, nota que aún se encuentra el signo del Caín en su mano izquierda, que es un hexagrama con varios signos en cada punta y una en el centro. Mientras que en la derecha, todas sus runas han desaparecido, algo bastante extraño para él, porque recuerda que tenía las runas de "Dios" en ese brazo. Sí, lo extraño es que recuerda, porque cada vez que da un salto dimensional, su cristal borra la mayoría de sus recuerdos, pero parece que esta vez no es así.
El joven de cabellos dorados se queda mirando el cielo enigmático con señales de lluvia, esperando a que algo lo incentive a pararse y sus deseos son escuchados al instante; sus ojos se quedan perplejos al observar una criatura con forma de dragón surcando los cielos, lo extravagante es la electricidad y la energía que lo rodea. Tratando de ignorar lo que ha visto, se levanta para analizar el perímetro. La esencia que le da la zona no es muy positiva, la tierra está cubierta de cenizas, varias estructuras destruidas, algunas dan la impresión que están flotando, el joven puede sentir la fragancia del hollín en el ambiente y por fin se da cuenta en donde está parado.
— Mis sospechas eran ciertas—suspira gruñendo—. Alpha nunca destruyo las piedras del alma de Senthiel y Lerael—se golpea la palma de la mano izquierda con su puño derecho—, entonces esto es sólo el comienzo del fin.