Charles

Charles

(Pensamientos)

(La condicion es fiticia ya que no puede tener los dos trastorno. solo incluir como ficcion)

Cada cap ira a compañado de una cancion.

(La entrega de los cap seran los sabados)

(Adele: Take it all)

 

 

 

Lucía miraba a su hermana Gigi que bebía su café calmadamente, para después dar un suspiro, ya llevan media hora así una frente a la otra sentada en una cafetería al aire libre de Central Park. Gigi le miró con esos ojos iguales a de su hermana melliza, ojos como los de un gato verde selva.

 

-¿Me estás tomando el pelo Gigi? - Lucía escupió cada letra del nombre su hermana, y aunque Gigi le alzó una de sus cejas y con un suspiro puso la taza en la mesa.

 

-No y no - se cruzó de brazos, la diferencia era grande entre las hermanas Salvatore, Gigi era rubia de pelo igual mientras que su hermana era de piel india - además aceptalo, no conseguirás nada mejor hasta que te gradué si es que termina la univercidad - Lucía dio un suspiró hastiada, hace una semana vino a los estados unidos junto a su madre ya que Gigi y su otro hermano Esteban vinieron con su padre hace dos años.

 

-No quiero cuidar a una mocoso lleno de baba y limpiarle el trasero - se cruzó de brazos mirando enojada a otro lado, Gigi le miró con una ceja.

 

-Bueno ¿quieres dinero? Esa es tu oportunidad, no quieres estudiar bueno empieza a trabajar, además es una muy buena paga ¿quien rechaza diez mil dólares, para que esté pendiente a un niño rico? - Lucía no le miro y Gigi ya estaba pensando en que su hermana no le importaba nada.

 

-Nunca dije que quiero estudiar, me he tomado un año sabático, además recuerdas que hasta que mi residencia no sea oficial no puedo estudiar aún - se pellizcó el puente de la nariz.

 

-Punto a tu favor, y con el dinero que ganes podrás ahorrar lo suficiente para que puedas vivir sola y quien sabe - bebió lo ultimo de su cafe, saco de su cartera una lapicera y una hoja y anotó algo, se lo extendió a su hermana - es hay donde tienes que ir - Lucía vio la hoja frunció el ceño y miró con odio a su hermana.

 

-¡Estamos al frente del edificio donde vive él mocoso! - gruño molesta a lo que Gigi río.

 

-Si lo se - se paró y dejó veinte dólares en la mesa - esta vez invito yo, para la próxima invitas tu, Chao y buen dia, suerte - Gigi se fue y Lucía dio un gruñido en frustración.

 

-¡Malditas seas Gigi! - se paró y vio el enorme y lujoso edificio, miro ante de cruzar la calle y así ir al edificio.

 

Cuando entro todo el hall era enorme de lujo que solo aparecen en revistas y películas de alto presupuesto, gente entraba y gente salían, fue a donde estaba dos recepcionista, una castaña y la otra pelinegra, de tras de ella en letras doradas: The San Remo, ambas miraban la pantallas de sus monitores, Lucía carraspeo y la castaña le miró sin expresión alguna.

 

Genial, solo porque uso ropa que no está a su nivel me ve así. ¡Malditos ricos!

 

-Si ¿que se le ofrece? - Lucía suspiro por dentro, hasta el tono era hostil.

 

-Soy Lucía Salbatore, tengo una reunión con la señora Adams -la castaña le vio de arriba y a bajó, descolgó el teléfono donde marcó tres dígitos.

 

-Buenos días, les habla Paula de recepcionista, la señorita Salvatore tiene una cita con la señora Adams...sí...sí - colgó vio a la joven de la misma manera - el mayordomo de la señora Adams le espera, piso 27, a sensor izquierdo - no le miro y siguió pegada a la pantalla.

 

-Gracias - Lucía suspiró y se fue al ascensor de puertas doradas -¿cómo fue que termine aquí? ¡ah sí! No tengo dinero - se cruzó de brazos y dio un suspiro, en las bocinas sonaba una melodía, violín romance de Beethoven cosa que quilla a Lucía.

 

Las puertas se abrieron de lado ver un pequeño recibidor, amarillo claro con dos butacas de madera muy bien pulidas, alfombra de igual color que las paredes pero más pálido, del techo una hermosa telaraña iluminaba todo en luz dorada. En eso la puerta color caramelo a cinco paso de Lucía se abrió dejando ver a un hombre mayor de unos cincuenta años de un traje impecable igual sus muy ilustrados zapatos que le recordó a su abuelo que fue militar durante la segunda guerra mundial.

 

-Bienvenida señorita Salvatore, soy Ivan el mayordomo de los Adams - saludo jovial el hombre carbo.


 

-Buenos días - Lucía salió y dudo en poner un pie en lo que de seguro esa alfombra costaría miles de dólares.

 

-Pase, la señora Adams la está esperando - Lucía asintió y tuvo cuidado de no dejar mancha en la tela.

 

Santa mierda. Esto si se daña tendría que pagarlo en cinco años.




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