—¡Señora Olivia! ¡El niño!
Al ver la cara de la empleada, Olivia Peterson soltó la correspondencia que leía y corrió a la habitación de Charlie. Rosa le seguía muy angustiada. Charlie estaba acostado boca arriba en el piso con las manos en la cara, golpeaba su cabeza contra el suelo una y otra vez lastimándose. Su madre se arrojó al piso y trataba de detenerlo ya que podía lesionarse seriamente el cráneo, pero Charlie en vez de detenerse se puso mucho más frenético y comenzó a gritar y a llorar.
—¡Rosa! ¡Busca a Hank! ¡Dile que venga! ¡Rápido!
La empleada corrió escaleras abajo en busca de su patrón, entretanto que Olivia trataba de calmar a Charlie. El joven seguía gritando e intentado golpearse la cabeza contra el suelo, detenido a duras penas por su madre.
—¡Charlie! ¡No! ¡No hagas eso! Tranquilo, hijo, tranquilo... ¿Qué tienes? ¡Anda, Charlie! Habla con mamá...
Afortunadamente el padre de Charlie se encontraba en la residencia. Luego que la empleada lo interrumpiera en una llamada telefónica en su despacho, este soltó el teléfono y corrió a ver qué ocurría con su hijo. Al entrar en la habitación asumió el control de la situación sujetando a Charlie con fuerza para incorporarlo del piso. Le abrazó y le presionó contra su cuerpo para inmovilizarlo y que no se hiciese más daño.
—¿Qué le pasó? —preguntó el padre muy preocupado a la esposa.
—¡No lo sé! Rosa le encontró así y Charlie no quiere hablar.
—¡Pues algo debe pasarle, Olivia!
—¿Y cómo quieres que lo sepa si estoy igual que tú? —Le respondió la madre angustiada.
El señor Hank Peterson era muy alto y algo robusto, así que podía contener a Charlie para que no se lastimase. El problema es que tendría que descubrir que le afectaba. Su padre decidió intentar convencerle de comunicarse, algo que para no siempre le era sencillo y menos en medio de una crisis, ya que Charlie no paraba de gritar y se golpeaba a sí mismo con mucha rudeza.
Una de las cosas más difíciles de tratar de un chico con autismo son las "crisis". Es lo que llaman los terapeutas de forma técnica: Conducta disruptiva. Comúnmente suelen confundirse estas conductas con los típicos "berrinches" que tienen los niños cuando quieren salirse con la suya, pero en el caso de una persona con autismo no pueden tomarse estas conductas a la ligera, ya que generalmente se tratan de una necesidad o perturbación sensorial o dicho en palabras más simples "algo le está afectando intensamente desde su punto de vista".
Todos los seres Humanos tenemos una serie de sentidos; gusto, olfato, oído, tacto, vista... nuestros sentidos viajan a través de canales diferentes, que nuestro cerebro "integra" de forma que seamos capaces de discernir acerca de lo que está ocurriendo en nuestro alrededor. Por ejemplo: si me encuentro en la calle, caminando por la acera, me toparé con diferentes sonidos e imágenes que mi cerebro recibirá y traducirá para contextualizarme, estará el ruido de los carros al pasar, una que otra corneta aquí y allá, el señor que vende las frutas, tal vez un perro que está ladrando, el silbato de un fiscal de tránsito. Si estamos allí simplemente en el momento, nuestro cerebro priorizara según nuestra atención y quizá solo escuchemos el ruido general de los carros y la corneta que nos hará voltear, siempre y cuando ésta sea insistente o tenga alguna característica especial, de lo contrario quedará velada a nuestra atención.
Pero una persona con Autismo tiene desintegración sensorial en diferentes niveles, sus sentidos igualmente manejan canales separados, pero al llegar al cerebro cada uno toca su propia puerta. Así que imagínese estando en el escenario anterior, tan lleno de estímulos, sin contar los visuales, olfativos, etc. y que perciba con la misma intensidad cada uno de ellos, el ruido específico de cada carro, mientras suena el silbato, mientras ladra el perro y el señor de las frutas se anuncia. Inevitablemente habrá un colapso, un berrinche, pánico, pataletas, gritos, o un bloqueo generalizado de los canales, si no se puede direccionar la atención, simplemente se elimina.
En el caso de Charlie su desintegración sensorial podía variar: Podía tener días en los que estuviera hipersensible - hiperreactivo y por tanto sus sentidos se agudizan, hablarle en un tono de voz muy fuerte podría perturbarle o angustiarle muchísimo, o si alguien le acariciaba o simplemente le tocaba él podía sentir ese estimulo de forma muy brusca o casi dolorosa. Aunque también tenía algunos días en los que parecía hiposensible - hiporreactivo donde por el contrario cosas muy dolorosas o estímulos muy fuertes parecían no perturbarle en lo mínimo o hasta los requería.
Charlie podía presentar variaciones de conducta muy variadas: Un abrazo podía resultarle extremadamente molesto y doloroso en un momento, y luego segundos después podía golpearse fuertemente y no parecer que le doliera. Y el mismo día la etiqueta de una sencilla camiseta pareciera que le cortara la piel, mientras que presenta al mismo tiempo hiposensibilidad al contacto con el frío o calor extremo. Así que había que armarse de una suprema paciencia para comprenderlo.