Todos decían exactamente lo mismo: "Eres bastante joven, pronto conocerás a otra personas". Pero.. ¿Qué ocurría si no se sentía interesada en conocer a nadie más?. La única persona en la cual se encontraba realmente interesada ni siquiera había tenido un entierro decente. Silvia no tenía un lugar en donde poder ir y llorar o conversar, así que solo lo hacía mirando hacia el cielo. Pidiéndole fuerzas para poder continuar con su vida.
A la mañana siguiente despertó entre el desastre de su habitación, se levantó como pudo y rápidamente camino hacia la ducha, hoy era un día para hacer algunas compras y visitar a su madre, se colocó un vestido floreado y unos lentes oscuros para disimular sus ojeras y una coleta de caballo para que el cabello no le molestara en el rostro y salió decidida a ir caminando por todas aquellas cuadras sin importar lo lejos que fuera para resolver todos los asuntos que necesitaba aquel día ( Desde el accidente no le gustaba utilizar ningún método de transporte quizás por el miedo ).
Estaba en una tienda de costura tomándose las medidas para el nuevo uniforme de Maestra que le habían pedido en su trabajo nuevo, cuando se dio cuenta de que justo a una cuadra quedaba ubicado el restaurante en el que Andrew y ella habían celebrado su amor una y otra vez hasta que el destino los separo.
Termino con las medidas y salió de la tienda mientras acomodaba las telas en una bolsa para dirigirse a casa de su madre, cuando repentinamente sintió que algo la llamo hacia aquel lugar, no había dado ni siquiera 6 pasos para seguir su camino cuando se detuvo a pensar en que quizás podría pasar un momento por aquel lugar y buscar la billetera de su amado.
Su mente sabía que ya no tendría ningún tipo de sentido buscar el objeto, pero su corazón le decía una y otra vez que quizás al tenerla en sus manos podría volver a sentir la presencia de aquel hombre del que aún seguía enamorada. Sabía que quizás podría ser imposible, pero el amor a veces podía llegar a hacer cosas inexplicables.
Se dio media vuelta y comenzó a caminar rápidamente hacia Charlotte. Con el corazón acelerado, como si el tiempo hubiese regresado y se repitiera aquella primera invitación a comer en un lugar que antes no eran tan aclamado ni costoso.
Quería sentir ese momento de adrenalina pura, sentir que todo solo había sido un mal sueño, que tenía 20 años de nuevo y se trataba de aquel 30 de abril, fecha en la cual dieron inicio a su historia.
Abrió la puerta conteniendo la respiración, esperando ver a un joven Andrew esperando por ella en las escaleras de acceso, pero lamentablemente su sueño fue interrumpido por un guardia de seguridad del lugar.
-¿Disculpe tiene reservación?- Se acercó inmediatamente hacia ella
Silvia hiso todo lo posible para poder ocultar las lágrimas que querían salir descontroladamente, observo al hombre deseando que no le hiciera la pregunta de ¿Esta bien? Porque si no se derrumbaría.
-Eh.. Vine .. Vine a buscar una billetera que se le quedo a mi esposo, la otra noche-
-Ahh. El área de objetos perdidos- Respondió sonriente, ya había bajado la guardia en contra de ella – Por favor suba las escalera y la señorita Ashley le atenderá.
-Gracias- Intento fingir una sonrisa y luego fue subiendo escalón por escalón mientras pensaba en ¿Por qué demonios nadie había creado una máquina del tiempo para regresar y estar con él? Pagaría lo que fuera..
Sus pensamientos finalizaron cuando observo a una chica rubia de ojos azules al terminar de subir toda la escalera, ella estaba de pie allí observándola mientras sostenía una lista en la mano.
-Buenas tardes ¿Me indicaría su nombre por favor?- Pregunto con aquella sonrisa enorme, como si la vida fuera perfecta.
-Silvia de Montes- Adoraba útil izar su apellido de casada y lo seguiría haciendo el tiempo que fuera necesario –Recibí un correo electrónico del señor Dennis da Silva en donde me indicaba que la billetera de mi esposo estaba aquí, la habíamos perdido-
La chica se quedó unos segundos pensando, y luego pareció haber recordado algo que la animo mucho más (Silvia no entendía porque tanta felicidad, nadie era así de feliz naturalmente).
-Por supuesto, Señora Montes, por favor sígame.- La chica se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la parte de adentro de las instalaciones no sin antes entregarle su lista de nombres a otra chica rubia de ojos azul (parece que este es uno de los patrones favoritos de recursos humanos para contratar personas para Charlotte).
Siguió a Ashley hasta el final del restaurante en donde nuevamente subieron varios escalones alfombrados hasta llegar a una enorme puerta de madera la cual tenía un letrero de identificación que al parecer era de oro ( Vaya que se le había subido la fama a la cabeza al hombre).
La chica toco la puerta un par de veces y luego la abrió un poco para comunicarle sobre la llegada de Silvia.
-Hazla pasar- Se escuchó desde la parte de adentro de la oficina
-Adelante por favor señora Montes- La invito a lo que ella respondió adentrándose hacia la oficina.
-Con permiso- Dijo Ashley finalizando el motivo de su presencia en la oficina y se retiró.
-Buenas tardes-
-Buenas Tardes señora Silvia, por favor tome asiento- Le invito mientras terminaba de escribir algo en su computadora.
Silvia se sentó y comenzó a observar los alrededores de la oficina, entre todas las cosas le llamo la atención los grandes cuadros que estaban a su espalda, en donde se podía observar que Charlotte no era lo único negocio que este hombre manejaba, eran varias fotografías de inauguraciones, entre ellas por supuesto la más conocida para ella era la de Charlotte.
-Así que admirando mis fotografías- La sorprendió mientras aun observaba su computadora
-Ou- se sorprendió por unos segundos pues en realidad no pensó que el hombre la estuviese observando – Si, estaba observando sus cuadros, disculpe-
Editado: 19.08.2021