Paralizada miré a Nathaniel acercarse cada vez más a nosotras. Apreté fuerte la mano de Meredith y aún podía escuchar la pelea que se llevaba a cabo en nuestro escondite anterior.
El chico rubio tomó mi mentón y se acercó a mi rostro con una sonrisa ladeada –. Podía escuchar tu corazón latiendo desde que estaban escondidos en el callejón –hice una mueca al percibir el olor metálico que emanaba su aliento –. No intentes subestimarme.
Un escalofrío recorrió mi espalda y todo se limitó a un silencio donde los ojos rojizos de Nathaniel me veían con deseo. Entonces un empujón me hizo caer hacia atrás y de un momento a otro el lobo gris estaba encima del vampiro rubio.
Los otros miembros del clan de chupa sangre se estaban acercando cuando la puerta de madera que protegía la entrada fue destruida dando paso a una manada liderada por un gran lobo negro. Y los sonidos aterradores empezaron y no me podía mover de mi lugar.
Sentí ser arrastrada por Meredith hasta fuera del local aún escuchando todo el asunto que se llevaba a cabo dentro del bar. Se escuchó un chillido leve y un aullido. Gruñidos y más gruñidos.
Mi corazón latía deprisa, como si tuviera una competencia con mi respiración. Mi vista se centraba en el suelo y me senté arrimada a una pared, escuché. Una brisa fría y otro estruendo.
Meredith movió mi hombro con impaciencia intentando que reaccionara.
Entonces miré el cielo y un recuerdo regresó a golpearme con fuerza.
Solo era una niña vestida de negro y llena de tierra. Mi madre me estaba riñendo por haber hecho tal estupidez peligrosa...
–¿En qué estabas pensando? –dijo –. Estas loca.
Mi abuela me había enseñado tantas cosas sobre la vida real. Me preparó para que saltara todos los obstáculos. Pero olvido algo. ¿Qué se supone que haría una niña de 10 años al perder a su mejor amiga?
Siendo tan inocente y tan madura a la vez no podía dejar de destruir su vida. Ese fue el periodo en el que tuve que crecer sola. Mis padres podían estar en casa, pero al mismo tiempo estaban ausentes. Hice estupideces y tuve que enmendarlo todo sola.
La abuela se fue y quería irme con ella.
Sentí como mi pecho se comprimió y algo tibio se deslizó por mis mejillas siendo lo único que podía resguardarme de la fría noche. Y escondí mi rostro en mis rodillas.
Entonces sentí un tacto frío en mi rostro y miré sus ojos examinando mi rostro. Sus pulgares secando mis lágrimas.
Quizás no sea tan idiota como lo imaginé.
–¿Estás bien? –su voz resonó en mis oídos y asentí –. ¿Segura? ¿No te ha mordido?
–Estoy perfecta –carraspeé al escuchar mi voz ronca –. Gracias.
–No lo hice por ti ni por tu amiga –me dedicó una sonrisa socarrona y fruncí el ceño –. Necesitaba golpear a Nathaniel.
Suspiré pesadamente y un hombre bastante grande y alto llamó a Chase haciendo que se alejara de mí.
Empezaron a susurrar entre sí, pero aún así podía escuchar un poco la conversación –. Esto es tu culpa, imbecil.
–¿Estás insinuando que tenía planeado que Tony muriera, George?
–Estoy diciendo que si no nos hubieras llamado para rescatar a la amiga de tu "amiguita", no estaríamos en este enredo y Tony estaría bebiendo junto a mi padre –Chase se quedó en silencio –. Ahora estamos en conflicto con esos chupa sangre más que antes y una luna llena se aproxima. No sabes controlarte y no podrás defenderla, ni a ella ni a nadie. ¿Qué vas a hacer al respecto?
–Me las arreglaré. Además, no quiero involucrarla más.
–Tú y yo sabemos que desde el momento en el que esas dos chicas descubrieron sobre esto, no iban a poder dejar de estar involucradas.
–Pensaré en algo.
–Eso espero.
Miré a Meredith y ella a mí confirmando que ella también había escuchado. Unos pasos se aproximaron.
–¿Dónde está Nathaniel? –preguntó Mere.
–Todo ese clan de chupa sangre escapó –me miró y yo lo miré –. Las llevaré a sus casas. Si logran pensar cómo hacer para que una no se caiga de la motocicleta.