Chatarra

53

—No me gusta nada— repitió Amanda por cuarta o quinta vez esa mañana.
Rebecca miró con interés a su Capitana; si Amanda estaba preocupada por algo era mejor prestarle atención y si además lo decía abiertamente era que la cosa se había puesto seria.
—¿No crees que es demasiado pronto para sacar conclusiones…?
La mujer sacudió la cabeza y se acomodó la gorra hasta casi tapar su rostro por completo. 
—Pasó demasiado tiempo ya y casi todos los escenarios quedaron descartados— Amanda extrajo su Pad y tecleó una serie de comandos que pronto se reprodujeron en la enorme pantalla holográfica en el centro de la cubierta. —Incluso si no detectaron la ola primaria directamente, deberían haber detectado la resonancia posterior.
La oficial de comunicaciones sorbió un pequeño trago de su taza de café y volvió a colocarlo sobre el platillo de porcelana mientras observaba la pantalla.
—La Barrow se esta callendo a pedazos literalmente, Amanda.
—Lo se Rebbie, pero no conoces lo suficiente a Leonardo— dijo con una sonrisa. —Es la clase de hombre que hace que las cosas funcionen.

La animación que se mostraba en la pantalla reproducía una simulación de la fuerza de marea de la descarga de energia dimensional que había sido disparada en El Campo. Si bien el vector de la misma se alejaba en una dirección bien definida hacia los límites exteriores de la galaxia, la onda expansiva emitida desde el campo se extendía como los anillos en la superficie una charca en la que un niño travieso hubiese arrojado una piedra. El mapa mostraba que muchas de estas ondas habían alcanzado la posición estimada de la Barrow hacia más de trece horas.
—¿Porque no han dado señales de alarma? —volvió a inquirir Amanda. —¿Haz revisado los canales militares?
—Como cinco veces— respondió la mujer morena. —Ninguna comunicación subdimensional ha pasado por esta región del espacio en las últimas doce horas.

Amanda se reclinó hacia delante mientras apoyaba el mentón en sus manos entrelazadas. La falta de comunicaciones en el espacio que los rodeaba no era algo extraño en si, esa clase de “Blackouts” solía suceder cada cierto tiempo, principalmente por el modo en que la NUNS manejaba las comunicaciones en el espacio dimensional.

Luego de la Primera Guerra Espacial, las noticias de que la flota de Boddole-Zer no era la única armada Zentradi que viajaba por la galaxia en busca de indicios de Protocultura para borrarla de la existencia causaron no poca alarma entre los mandos de la UNSpacy. 
Para empeorar aún más la situación de la debilitada humanidad, era evidente que se trataba de una cuestión de tiempo hasta que alguna de las transmisiones de radio originadas en La Tierra en los últimos 100 años revelase la posición de la humanidad a una de las tantas flotas que acechaban ahí fuera y dado que la cantidad estimada de estas últimas rondaban en los miles, las probabilidades de una intercepción y triangulación exitosa de una de ellas comenzaron a ser lo bastante alarmantes para justificar el pánico del Alto Mando.
Para el año 2009, las primeras señales de radio habían recorrido “apenas” un centenar de años luz desde su origen, por lo que era necesario hacer algo y pronto.

La solución llegó en forma de un complejo y exhaustivo control de las comunicaciones mediante la expansión planificada de la red de comunicaciones dimensional, más comúnmente llamada Red Galaxy, de forma que todo tipo de señal producida por la humanidad debía ser contenida y aislada del resto de la Galaxia.
Fue uno de los logros más importantes de los primeros gobernantes de la humanidad de la posguerra, casi tan importante como el inicio de la colonización e inmigración a través de toda la galaxia. 
La clave, por supuesto, fue la tecnología FOLD.
Disponer de la capacidad de viajar más rápido que la luz hizo posible “adelantarse” a la burbuja en expansión de las ondas de radio originadas en La Tierra. Mediante la colocación de una red de interceptores a lo largo del camino de dichas ondas, se logró interferir y enmascarar las emisiones originales, creando ecos y distorsiones que ocultaran el origen de las mismas y engañaran a cualquier oyente que las interceptarse.
El plan demoró casi diez años en llevarse a cabo y demandó la instalación de miles de satélites a lo largo de centenares de años luz en una especie de “burbuja” alrededor del camino de las ondas, pero cuando finalmente se completó, la humanidad pudo respirar tranquila. Ni una sola onda de radio escaparia al cerco de interferencia galactico.
O al menos eso era lo que se pensaba. 
El siguiente paso fue la instalación de la Red Galaxy, de forma que la humanidad pudiera estar en contacto a medida que se adentraba cada vez más en la Galaxia inexplorada. 
Cientos de miles de satélites FOLD de comunicaciones fueron desplegados a lo largo, ancho y alto de la Galaxia, creando una telaraña de comunicaciones dimensionales que enlazaba todos los planetas, flotas y asentamientos humanos en una gigantesca red controlada exclusivamente por los militares.
Durante treinta años la Red creció y se expandió por todo el territorio, acortando los tiempos de respuesta a la vez que aumentaba la cantidad de datos transmitidos, lenta pero inexorablemente la Red cubrió la galaxia.

Pero el temor a los Zentradi no había desaparecido, no del todo.
Seguían allí, miles de flotas, luchando y aniquilando todo lo que encontraban a su paso, pero siempre lejos, siempre en dirección al centro de la Galaxia.
Bases de observación remota como la Barrow habían sido creadas por toda la periferia, para buscar y localizar estas flotas y advertir al Alto Mando a tiempo. La humanidad debía estar en guardia para evitar la aniquilación total, no volverían a tener tanta suerte una segunda vez.

Pero a medida que pasaban los años no se descubrieron nuevas flotas. Alrededor de unas veinte flotas clase V (Aproximadamente del tamaño de la flota de Boddole-Zer) habian sido identificadas y monitoreadas a lo largo de los años, pero estaban demasiado lejos de las zonas de exploración y control humanas.
Para el año 2049 se llegó a la conclusión de que ninguna flota Zentradi ponia en riesgo la supervivencia de la Humanidad, de modo que todos los esfuerzos debian dedicarse a la inmigración de la gente y no en la supervivencia.
La humanidad estaba, oficialmente, a salvo.
—Son los hombres como Leonardo Viccenzo los que nos protegen hoy en día— dijo Amanda levantándose del sillón. —La NUNS puede perder todo el tiempo que quiera mirándose el ombligo, pero son las manos de Leo las que mantienen en funcionamiento los ojos y oídos que podrían evitar un segundo Holocausto de la raza humana.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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