Chatarra

107

—¿Pero que mierda….?
Ralph se giró en redondo y dió la espalda al voraz incendio. La mayor parte del combustible se había consumido y el humo negro había comenzado a disiparse en las alturas, absorbido por los enormes ventiladores que filtraban toda aquella contaminación del enrarecido aire del hangar principal.
Matt continuaba sujetando fuertemente a su amiga. La inspectora seguía en una especie de shock, arrodillada sobre el piso metálico mientras no quitaba la vista de las llamas que lamían los restos de chatarra.
—¿Qué sucede Ralph? —preguntó el joven preocupado.
El enorme obrero se acarició la barba con gesto preocupado. Luego sacudió la cabeza confundido.—No puede ser...es… ¿La Rio? ¿Lograron llegar a salvo...?
—¿La Rio? —Los ojos de Matt se abrieron de par en par. —¿Como…?
El gigante no dejaba de observar la luz intermitente de la baliza amarilla. A la luz del incendio que alumbraba su enorme rostro las arrugas de preocupación eran perfectamente visibles. —Hubo un accidente ahí afuera… —dijo casi en voz baja —Otro más... ¡Maldita sea! ¿Es que todo se ha ido al diablo hoy?
El gigante dió un pisotón y el metal sonó como si un enorme yunque lo hubiese golpeado. Aquel ruido hizo que Cinthya se sobresaltara.
—¿Matt? ¿Qué sucede…? 
Pero aquella noticia había sido un golpe igual o más duro para el joven. —Ralph… ¿Qué le pasó a la Rio Grande?
El gigante se llevó la mano enguantada a la cabeza. —Un colapso de burbuja, estábamos organizando al equipo de rescate cuando… —La mirada de Cinthya hizo que Ralph cambiara lo que estaba a punto de decir. —¡Maldición! —dijo en cambio, entonces se dió cuenta de la palidez del rostro del joven.
—¿Matt? ¿Estas bien…? Estás temblando. —dijo Cinthya preocupada.
—Will…. —dijo el joven en un susurro que Ralph escuchó perfectamente.
—¿Will? ¿De qué diablos hablas muchacho? Will no está en la Río Grande… ahora mismo está en el calabozo de La Torre y…
En aquel momento Ralph recordó la noticia de la fuga del joven y su cerebro pareció acelerarse pensando en mil cosas simultáneamente, más el sonido de la compuerta al abrirse interrumpió la confundida mente del gigante. 
Las enormes compuertas de acero se abrieron lentamente y las luces de atraque se encendieron sobre el sector de entrada.
Momentos más tarde la proa de la Río Grande se asomó por la gigantesca abertura y lentamente penetró al hangar. Ralph suspiró aliviado.
—Está en mucho mejor estado del que pensaba. —dijo llevándose una mano al pecho. —Ese viejo piloto es un hueso duro de roer.
En silencio observaron cómo la nave abandonaba la esclusa y lentamente giraba sobre si misma para la última maniobra de atraque antes de aterrizar en el primer lugar libre disponible. —Pero que me lleve el diablo.... —dijo Ralph poniéndose de pie con cara de sorpresa. —Ese viejo de mierda ni siquiera desechó los putos containers vacíos… cuando se enteren los muchachos van a...

Sus instintos Zentradi fueron los que se dispararon primero.
A pesar de ser humano de nacimiento, la manipulación de los genes y la estructura biológica de su cuerpo dotaron a Ralph de una parte del acondicionamiento Zentradi para la batalla. Era algo que estaba inscripto en su ADN, en cada una de las células de su gigantesco cuerpo y fueron esas células las que reaccionaron al peligro mucho antes que su cerebro procesara adecuadamente las señales de peligro que aquellas sombras que se deslizaron tras la Rio Grande representaban.
—¿Pero qué cara…?
Los Zentradi abrieron fuego con sus enormes rifles de asalto. Fue una suerte que Ralph no tuviese puesto su traje de EVA en aquel momento o los rápidos movimientos no le hubiesen servido de nada.
Se arrojó hacia un costado y una ráfaga de proyectiles pasó a escasos centímetros de su brazo izquierdo. El movimiento fue tan repentino y el salto tan fuerte que enormes pilas de placas y soportes se desmoronaron alrededor del enorme cuerpo del gigante. Las enormes vigas de metal cayeron con estrépito muy cerca de donde los jóvenes estaban arrodillados.
—¡Matt Cinthya! ¡Salgan de aquí AHORA!! —gritó el gigante mientras rodaba tras la protección de las enormes máquinas del hangar.
Ni Matt ni Cinthya reaccionaron tan rápido como Ralph. En cuanto escucharon las detonaciones miraron boquiabiertos en la dirección que provenían los disparos.
Eran cinco gigantes, cinco Zentradis con armaduras de infantería y rifles automáticos se habían desplegado alrededor de la recién llegada nave mientras no dejaban de disparar hacia donde había desaparecido Ralph. 
La Río Grande ya se había posado sobre cubierta en cuanto los disparos de los poderosos rifles Zentradi se acallaron. Aquel respiro momentáneo mientras los gigantes cambiaban los cargadores de sus armas apenas bastó para que los jóvenes se recuperaran de la impresión.
—Matt…¿que..? —comenzó a decir Cinthya.
Los containers de la Río Grande se abrieron como si una simple caja de cartón se tratase. Decenas de hombres armados saltaron desde el interior hacia el piso del hangar.
No hubo palabras, ni gritos de advertencia. Nada.
Los invasores abrieron fuego contra el equipo de emergencia que estaba boquiabierto alrededor de las llamas del incendio. Pronto los gritos de los heridos y moribundos llenaron el aire del hangar.
—¡Hijos de Puta! —gritó el gigante mientras se erguía por sobre la improvisada barricada y arrojaba un enorme objeto.
Un gigantesco contenedor de metal voló por el aire y aplastó a dos de los soldados que no lograron retirarse a tiempo. De inmediato el fuego de los Zentradi se reanudó y Ralph volvió a esconderse tras la barrera de vigas mientras las balas destrozaron piezas y equipos de construcción con su enorme poder destructivo..
Cinthya ya había visto suficiente. —¡Matt! —gritó sacudiendo al joven. La armadura era tan pesada que apenas logró balancearlo un poco. —¡Matt! ¡Tenemos que salir de aquí! ¡Matt!
Los gritos atrajeron la atención de los hombres armados, quienes levantaron los rifles en dirección a los jóvenes. Una docena de puntos láser se cruzaron sobre la armadura de Matt
—¡Matt!
—«Corre»
Matt se sacudió de repente.
—«Corre» —volvió a gritarle la voz. —«Sobrevive»
La descarga del propulsor fué tan fuerte que hizo volar algunos fragmentos metálicos en todas direcciones. Las balas trazadoras de las armas automáticas formaron brillantes líneas alrededor de ellos mientras Matt aceleraba al máximo su armadura y se arrojaba en la dirección que había indicado el gigante previamente. Las balas estallaban a su alrededor y algunas impactaron sobre las alas del traje plegadas en la espalda.
Cinthya gritó mientras el infierno se desataba a su alrededor pero Matt la mantuvo bien protegida en sus brazos. Solo un centenar de metros los separaban de la entrada del túnel, incluso así le pareció al joven que no llegaban nunca.
Se arrojaron de cabeza al oscuro precipicio mientras las ultimas rafagas de disparos brillaban sobre ellos. 



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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