Chatarra

156

El drone se detuvo al llegar a la intersección de los túneles y encendió su potente faro buscador para examinar las oscuras galerías. Al cabo de unos pocos segundos la luz se apagó y tras emitir una serie de "Bips" y "Bops" la mortífera máquina dobló por el túnel de la izquierda mientras su único ojo (o sensor, aunque en apariencia parecía un maleficio globo ocular inyectado de sangre) destellaba con algo parecido a malicia. 
Dos niveles por encima, dos figuras ocultas en las sombras esperaron casi un minuto mas en silencio hasta que los sonidos de las patas articuladas del drone se perdieron entre los miles de ecos del interior de la enorme factoría.
—¿Hasta cuando le va a durar la batería a esas cosas? —preguntó Mac mientras miraba inquieto la oscura boca del túnel. —¿No se cansan nunca?
Otako estaba arrojado en el suelo de la pasarela junto a su camarada, pero a diferencia de este, el joven miraba al techo, como si hubiera perdido toda voluntad de lucha o superviviencia.
—Eh Otako... no es hora de mirar las estrellas... estamos tratando de sobrevivir ¿Te acuerdas?
Su compañero giró levemente la cabeza, apenas lo suficiente para poder mirarlo a los ojos. —Una semana y no. —respondió, tras lo cual volvió a posar sus oscuros ojos en las tuberías y cableados envueltos en la oscuridad del techo. 
Mac chasqueó la lengua y volvió a asomarse por encima de la barandilla para vigilar los pasajes inferiores. —Haber llegado tan lejos solo para quedar atrapados en este lugar... ¿No te quedó alguna mas de esas granadas anti-electrónica o como-se-llamen? —preguntó volviéndose nuevamente hacia el joven.
Otako suspiró y tras gruñir algo parecido a una maldición se incorporó lentamente ante la mirada del veterano pirata. —No, pero además esos Drones están protegidos contra los pulsos EMP; la única posibilidad sería detonar una granada justo encima del sensor principal... así que buena suerte acercándote lo suficiente.
El pirata lo miró intrigado. —Tu podrías acercarte. —dijo. —Mientras te reconozcan no abrirán fuego contra ti.
Otako sacudió la cabeza. —Con respecto a eso... —dijo dubitativo. —Creo que también hemos perdido esa ventaja hace un tiempo.
Mac arrugó el ceño. —¿A qué te refieres?
—A que posiblemente estos Drones tienen un gatillo del Hombre Muerto.
—¿Eh? —preguntó el pirata confundido. —¿Gatillo del Hombre Muerto? ¿Que significa eso?
—Es un sistema de seguridad. —respondió Otako inclinándose sobre la barandilla. —Básicamente que si quien comandaba a esas cosas muere, una nueva instrucción se activa inmediatamente que el sistema comprueba que está sin supervisión humana.
El pirata lo miró asombrado. —¿Te refieres al Comandante Lee? —pregunto recordando el cadáver aplastado del hombre colgando de los caños retorcidos. —¿Crees que el puso algo así en sus drones?
—Yo lo hubiera hecho. —reconoció el joven encogiéndose de hombros. —Probablemente esas máquinas ahora están completamente abocadas a matar la primera cosa que se cruce en su camino, sean aliados o enemigos... o hasta que se queden sin baterías.
—Conque una semana entera. —dijo pensativo Mac mientras se rascaba la barbilla. —¿Pueden recargar sus baterías por si mismos? Osea... ¿Pueden conectarse a un tomacorriente....?
El joven sacudió la cabeza. —Afortunadamente no, pero podrían colocarse en modo de hibernación y despertar en cuanto una presa pase lo suficientemente cerca de sus sensores pasivos... podrían estar asi un mes entero... o más.
—Mala cosa. —reconoció el pirata. —Tendremos que ir con el doble de cuidado a partir de ahora. Por cierto... ¿Sabes donde estamos?
Otako señaló con un dedo la enorme tubería que pasaba justo debajo de ellos. —Esa cosa es el disipador principal; lleva el refrigerante que transfiere todo el calor generado por el reactor y las diferentes maquinarias de la Rainbow hasta la cola. —dijo señalando hacia el otro extremo de la enorme cubierta. 
—Así que es de ahí desde donde viene este maldito calor. —exclamó Mac limpiándose el sudor de la frente. 
—La carga de Trinity demanda que el reactor funcione a su máxima capacidad... y ahora que Greg resolvió abandonar la nave, no hay nadie que controle o regule su funcionamiento... podría sobrecalentarse y explotar de un momento a otro.
—¿Alguna otra buena noticia que quieras darme? —preguntó con sarcasmo el hombre mientras se daba la vuelta.
—Al menos ahora tenemos varias muertes de donde elegir. —respondió con sinceridad el joven.
—Desintegrados, rostizados o tal vez Amanda nos ventile por una esclusa hacia el espacio... creo que la alternativa de Greg no es tan mala como las demás pero...
Otako lo miró intrigado. —Pareces muy seguro en que Amanda no nos va a matar apenas sepa quienes somos. —dijo mientras Mac se sentaba en el suelo. —¿Que te hace pensar que podría llegar a perdonarnos la vida?
El hombre señaló hacia el camino porque habían llegado a aquella pasarela. —Alla atras, en el sector habitacional. ¿Recuerdas? —Otako hizo un gesto de asentimiento. —Cuando esos Colonos atacaron la clínica para rescatar a los suyos, también había de los nuestros entre los heridos... y a esos les perdonaron la vida, incluso escuché que se llevaron con ellos a un par de los nuestros que estaban en cuidados intensivos.
Otako suspiró. —Eso debe haber sido cosa de ese médico de ellos... ya sabes, código hipocrático o lo que sea... ¿En serio esa es tu unica garantia que nos van a perdonar la vida?
—Vale la pena intentarlo... además si lo que dices del reactor es cierto, tal vez tu puedas ser la clave para ayudar a Amanda a recuperar el control del reactor y evitar una explosión.
Otako miró intrigado al pirata. —Eso me cubrirá a mi pero... ¿Y qué hay de ti? Eres apenas un guardia, tal vez Amanda me perdone la vida a cambio de la información para detener a Red pero tu no tienes nada.
El hombre se encogió de hombros. —Puede ser... puede ser. En todo caso es para mis mejores intereses que tú llegues sano y salvo hasta donde se esconde nuestra reina blanca, luego ya veremos que hacer.
—Dijiste "Reina Blanca". —observó el joven.
—¿Eso dije? —respondió divertido el pirata. —Bueno, creo que a estas alturas hay que dar por sentado que jugamos con las negras... tu sabes, Piratas y todo eso... ¿Que tal se te da el Ajedrez, Otako?
El joven sonrió. —Fatal, a Red se le dá mucho mejor. —reconoció,
—Ya me parecía. Yo tampoco soy bueno en los juegos de mesa, aunque se me dá bien el Poker y esas cosas.... ¿Que ha sido eso?
Los dos hombres se arrojaron al suelo y escucharon atentamente. Una serie de ruidos parecían venir de uno de los túneles por debajo de ellos. Mac le hizo una señal con la mano a Otako para que lo siguiera y ambos se arrastraron hasta el borde de la pasarela.
Varias cubiertas por debajo de donde se encontraban, un hombre corría desesperado a lo largo de una angosta pasarela en la misma dirección que seguía el enorme conducto del disipador principal. La escasa luz no les permitía distinguir demasiados detalles, pero era evidente que no era uno de los piratas.
—No veo bien sin mis lentes pero creo que es uno de los Colonos.... y parece que está huyendo. —dijo Otako asomándose por el borde. —¿Crees que esté escapando de uno de los Drones que vimos antes?
—Es probable. —respondió el pirata. —Oye... tengo una idea.
El joven lo miró alarmado. —¿Una... idea?
—Si salvamos a ese Colono, tal vez pueda llevarnos con Amanda... y a lo mejor el haber salvado a uno de los suyos le ablande un poco el corazón a la vieja harpía...
El joven sacudió la cabeza. —No somo capaces de defendernos nosotros mismos de esas cosas y ahora quieres salvar a un extraño... ¿Que sigue? ¿Salvar gatitos...?
—Pronto lo averiguaremos, supongo. —respondió Mac haciendo un gesto con la mano. —Vamos.
Un nuevo estampido hizo que ambos miraran hacia el otro lado de la cubierta, donde se encontraba la entrada del túnel por donde aquel extraño había venido corriendo. Un Drone intentaba pasar por entre un manojo de cañerías, demasiado estrechas para que todas sus patas pudieran pasar con comodidad. Una y otra vez la máquina retrocedía y golpeaba las tuberías tratando de abrirse paso a como de lugar.
—No tardará mucho en pasar por ahí. —dijo Mac poniéndose de cuclillas. —Vamos a la siguiente cubierta a ver que encontramos, tal vez podamos ayudar a ese tipo.
Otako asintió y ambos se arrastraron lo más rápido que pudieron hacia la siguiente cubierta en medio de los estampidos que la mortífera máquina de combate hacia chocando contra las cañerías.



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En el texto hay: drama, mechas, macross

Editado: 01.03.2021

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