Chica Lobo

9.

Después de veinte minutos en llegar a casa de Scarlett y esperando otros diez a que salieran, nos dirigimos a la mansión cerca de la montaña. Por lo que nos dijo Jackson, sería una media hora en llegar ahí.

Mientras charlaban, veía a través de la ventana lo animado que estaba fuera. En algunas calles había pequeños farolillos colgando por los balcones de distintos colores, y las personas ancianas hablaban animadamente entre ellas. Ante los colores y la animación de las callejuelas, me recordaban al paisaje nocturno de Cuba, pero el que veía en las películas.

Para subir a la mansión el camino era de tierra, por lo que había que tener un especial cuidado. Por suerte, Jackson era un buen conductor y estaba más atento al camino que a los gritos que le rodeaban.

Mientras tanto, conocí un poco más a Peter. Era humano (su olor le delataba) y era un año superior y del Grado de Economía. Había empezado su relación con Scarlett hace dos años y me dijo que fue amor a primera vista, pero viendo la mirada iluminada que le dirigía Scarlett, supe que era su mate. Pero tenía una pregunta en mente, ¿sabrá Peter que es una mujer lobo?

No es asunto mío.

Como dijo Jackson, después de media hora, vimos las luces de la mansión. Cuando subimos completamente, pude vislumbrar a un montón de gente fuera bailando y con los vasos de plástico llenos de alcohol. Había una hoguera algo más alejada donde la gente bailaba alrededor de ella o hacían pruebas de valor.

Para ser sólo las 00:00, todo ya estaba desmadrado.

-¡Bienvenidas a la fiesta de la mansión! -Nos dijo Peter mientras Jackson buscaba sitio para aparcar entre el aparcamiento improvisado.

-Más bien fiesta del desmadre... -digo para mí misma.

Salimos del coche y fuimos a la mansión, que estaría por unos 200 metros andando. Tuve la buena idea de llevar poco tacón, pero la suerte no fue la misma para Dory, con aquel tacón de aguja clavándose en la tierra.

Sin embargo, Jackson estaba muy atento a ella. Ofreció su brazo para que se agarrara y caminara con cuidado. Sonreí para mis adentros.

Cuando llegamos, pude fijarme en la gente. Las mujeres llevaban vestidos de todos los colores y los chicos iban trajeados, pero ya se iban desvistiendo informalmente poco a poco.

Dory y yo seguimos al grupo. Dentro de la mansión estaba peor. Esto ya era como la película de Malditos vecinos o cualquier película de fraternidades universitarias. Dory lo veía todo con los ojos bien abiertos, pero yo era la que deseaba huir y quedarme en mi cama con algún libro.

Y no sólo por la fiesta, sino porque en esa mansión estaba la mayor concentración de ese olor picante que caracterizaba a esa manada.

Tuve que esconder mi cara de desagrado con un mayor disimulo. Algunas miradas iban dirigidas a mí, pero no eran tan hostiles como las del primer día. Seguramente ya no tendría el olor a mi manada o los perfumes tapaban bastante.

-Toma -me dio un vaso Adel con el interior lleno hasta arriba de Coca-Cola con Ron. No se me cayó de puro milagro.

-¡A bailar! -grita Scarllet y poco a poco nos vamos esparciendo por la estancia.

Ante el fuerte volumen de la música, la mezcla de olores y algún que otro empujón, no podía ver muy bien como era la mansión. Enorme como se piensa que es una mansión lo era, ya que había dos salones que conectaban con las escaleras que se veían a la entrada y daban al primer piso.

Yo seguía a los demás, pero hubo un momento en que nos perdíamos los unos a los otros ante tal aglomeración de estudiantes. Scarlett y Peter desaparecieron, Dory se pegaba bastante a Jackson y para mi salvación de no ser una sujeta velas, Rose estaba conmigo.

Se la veía tan mona y dulce con aquel vestido azul verdoso de vuelo.

-¿Dónde vamos? -me preguntó Rose, ya que sería imposible seguir a los tortolitos.

-¡No sé! ¡No tengo ni idea de a donde ir! -rió ante la poca idea que tenía de donde moverme.

-¡Vayamos a la cocina! -agarra mi muñeca y me arrastra ante el montón de gente.

Hubo suerte en que no estuviera muy lleno. Era enorme, con una grandiosa isleta en el medio. Rose y yo tuvimos un hueco cerca de la majestuosa nevera.

-¡¿Es tu primera vez aquí?!

-¡La segunda! ¡Hace unos meses se hizo otra fiesta y fui con unos amigos! ¡Roddick conoce a todos los que viven aquí!¡¿Te lo imaginaste así?!

-¡Para nada! ¡Pensé que como había que vestirse bien, sería algo más tranquilo!

Rose rió.

-¡Pienso que lo vestirse bien es una excusa para no alarmar a los padres! ¡Les engañamos un poco! - me dice Rose mientras tomo un buen sorbo de mi vaso- ¡Aquí todos sacan su lado más salvaje!, ¡¿quieres ver como está la piscina?!

-¡Vale!

La sigo hasta el patio y salimos ¿No estaría más bien en un hotel de cinco estrellas? Esto era inimaginable.

El patio interno sería un campo de fútbol americano, donde en el medio una enorme piscina era ocupada por un montón de gente. Unas jugaban con flotadores en forma de aves y otros hacían guerras de caballos ¿Cuántos había? ¿30 personas en la piscina? Con lo que me había costado poner mi cabello y mi maquillaje en orden, prefería estar lo más alejada del agua posible.



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En el texto hay: hombreslobo, romance, mates

Editado: 11.10.2018

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