Chicago

Capítulo 22

Aún no podía creer que era novia de Jay, ya habían pasado dos semanas desde eso y parecía un sueño.Durante este tiempo la publicación de mi libro se retrasó, hubo algunos problemas con la impresión y tuvieron que empezar de nuevo, la nueva fecha sería dentro de un mes y eso me tenía estresada por lo que mi novio me estuvo ayudando.

Ahora me dirigía a su departamento para almorzar, había tomado un taxi con dificultad ya que había una tormenta, el chófer había puesto la radio y estaban anunciando el reporte del clima.

Radio:

Una gran tormenta azota la ciudad, hace unos días se reportó un huracán en dirección a nosotros, todo indica que hoy estaría cruzando por el lado Noroeste, se recomienda no salir de casa y asegurar todo.

Tras oír el anuncio me alarme, el paso del último huracán había dejado muchos daños en la ciudad, inundaciones y varios fallecidos.Al llegar pagué el taxi y entre corriendo al edificio, las calles estaban desoladas y ya pocos autos pasaban en dirección a sus casas o refugios, subí por las escaleras y toque la puerta, cuando la puerta se abrió dos brazos grandes me envolvieron con fuerza.

—¿También lo oíste?

—Sí, me preocupe.

Una vez me soltó entre al departamento y guarde el paraguas. 

—Ya hablé con Patrick que está en la estación junto con Kevin y Marina, el sargento les dijo que deberán quedarse ahí hasta que pase.

—¿Tienen un lugar seguro allí? —me senté en el sofá y lo vi preocupada, era angustiante no poder hacer nada.

—Sí, tranquila estarán bien.

—Debería llamar a…

Como si nos comunicarámos telepáticamente mi móvil empezó a sonar indicando a qué Anny me estaba llamando, sabía lo mal que se ponía en estas situaciones.

—Estoy bien —dije una vez conteste sin dejarla preguntar.

—¿Estás con Jay? 

—Llegue hace cinco minutos, ¿tú cómo estás?

—Un poco más tranquila, ya hablé con Marina que está en la estación.

—Jay habló con Patrick y me dijo que se quedarían ahí hasta que pasara el huracán —ambas soltamos un suspiro, nos tranquilizaba un poco saber que todos están seguros.

—Bueno cuídense mucho, hablamos más tarde.

—Claro igual ustedes, adiós.

Corte la llamada y vi a Jay, sabía que tenía una cara de angustia así que me abrazó, hasta ahora no me acostumbraba a estas situaciones, por lo menos ya sabía dónde estaban mis amigos.

—¿Will está en el hospital? —tenía la cara pegada contra el pecho de Jay y me había acomodado en el sofá quedando ambos echados. 

—Sí, tiene turno doble así que tendrá mucho trabajo.

—Me imagino

.Escuchar el corazón de Jay me tranquilizó, de fondo solo se escuchaba la tormenta que empezaba a empeorar, decidimos comer mientras estábamos atentos a las noticias y para las cinco de la tarde anunciaron que el huracán ya había tocado tierra y que empezaba su camino por la ciudad.Apagamos las luces de la cocina y sala, desenchufamos los electrodomésticos excepto la nevera, cerramos las ventanas y la puerta corrediza de la terraza, para luego ir a la habitación de Jay y quedarnos ahí mientras esperábamos a que todo terminará.

—La última vez que pasamos un huracán juntos fue cuando estábamos en preparatoria —me encontraba acurrucada en el pecho de él cuando llamó mi atención.

—Mi padre estaba de viaje y me dejó al cuidado de los tuyos, recuerdo que estuvimos horas en el sótano jugando ajedrez —solté una leve risa al recordarlo— fue muy aburrido. 

—Pero te ayudo a no enfocarte en la tormenta.

—Cierto, Will y tú me prometieron que no me pasaría nada —apoye un brazo sobre la almohada para poder verlo, él sonreía y eso hizo que también lo hiciera.

—Y ese día cenamos pizza congelada —ambos reímos ante el recuerdo y nos quedamos viendo por unos segundos.

Un fuerte trueno se escuchó y segundos después la luz se cortó, el cielo estaba oscuro y casi parecía de noche, abracé con fuerza a Jay y traté de pensar en otra cosa hasta que me quedé dormida.

 

Mientras acariciaba el cabello de Emma pude ver cómo se relajaba y su respiración se tranquilizaba hasta quedarse dormida, sabía el miedo que le tenía a los huracanes y lo difícil que se volvía calmar sus ataques de pánico si no se controlaba.Con los años aprendí a controlarla y saber cómo distraerla para no llegar a una situación grave, yo también me sentía angustiado por lo que pasaba pero tenerla a ella me relajaba y mi atención solo se enfoca en mantenerla tranquila.

Luego de una hora y media los tenues rayos del sol aparecieron, la tormenta había pasado y tras esta el atardecer aparecía para otorgarnos un hermoso cielo en tonos lilas y naranjas. Un movimiento algo brusco hizo que mi atención regresará a la pequeña chica que tenía sobre mi pecho, sus ojos empezaron abrirse para ver por la ventana el cielo despejado.

—¿Ya terminó? —su voz era levemente ronca debido a que recién había despertado.

—Sí, ya acabó.

Nuestros móviles sonaron al mismo tiempo y cada quien se acomodó para contestar, al ver el mío supe que era mi hermano quién llamaba.

—Hola Will.

—Hey, ¿cómo está todo por ahí? —de fondo pude escuchar todo el movimiento que había.

—Esta todo bien, ella se quedó dormida —miré a Emma por unos segundos, parecía que Marina la había llamado— ¿No deberías estar atendiendo pacientes?

—Solo me tomé un pequeño tiempo para saber cómo estaban, al saber que Emma estaría contigo me preocupe un poco.

—¿Acaso no confías en mí?

—Si confío, solo que a veces puedes arruinarlo todo Jay.

—Descuida, todo salió bien.

—De acuerdo te dejo, nos vemos mañana.

—Adios hermano.

Colgué la llamada y me levanté de la cama, caminé hacia la ventana y observé mejor el atardecer, empezaba a haber más ruido en la calle hasta volver a lo normal, unos brazos delgados y pequeños me envolvieron la cintura haciendo que dejara de ver la ciudad.

—Los chicos están bien y ahora irán ayudar con los damnificados, Anny y Jon también irán.



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En el texto hay: amor, chicago, chicagopd

Editado: 06.10.2021

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