Cielo Infernal

Capítulo 9

Nada es lo que parece

Las horas parecían no avanzar, al otro día Lidia estaba abriendo la puerta y pregunto cuál era la razón de estar tirada sobre el suelo, no quería contarle que Catalina me había dejado pasar la noche en la intemperie, yo la amaba ella más que nadie entendía perfectamente lo que la venganza significaba, también la idolatraba pues cada una de sus palabras eran cura a todas mi heridas, era una gran maestra de las mentiras, no lo era demasiado buena para mentir sino que le daba muy bien fingir, había días en los que ya no sabía que tan real era todo lo que decía, me acostumbre a vivir en un mar de mentiras, aunque lo odiara, había aprendido un par de lecciones, admiraba su capacidad de cambiar de papel tan fácilmente y victimizarse, ella decía que al mundo debes mostrarle la otra cara de la moneda haciendo referencia que todos eran mentirosos, que no importaba cual fuera la situación nunca había que dejarse dominar, su lección más cruel era fingir una sonrisa y lo hacía perfectamente bien. No podía mentirle a ella, le conté la razón por la cual estaba durmiendo afuera, ella dijo que podía pasar, estaba muy consciente de que no era su casa, pero se toma la autoridad como si lo fuera, no lo pensé más y entre despacio, corrí hacia mi habitación antes de que cualquiera pudiese despertarse, estaba muy molesta que tome un par de tijeras, cerré la puerta del baño y comencé a cortar mi cabello con una cruel desesperación, que importaba como luciera sentía una enorme impotencia de sacar todo aquello que me mataba por dentro, no importa cuantas veces quieras cambiar de look siempre te sentirás de la misma forma, yo era diferente y lo sabía, para la suerte que me cargaba, mi hermano corrió con Catalina a contarle lo que había hecho, en ese momento no me importaba nada sabía perfectamente lo que ella me haría, me trasportaba a otra dimensión para no escuchar como me gritaba una tras otra vez, solo prestaba atención a su dentadura, inclusive lidia me diecia que si los gritos entraban de un lado del otro lado de la oreja debían salir, desviar la mirada y salir del cuarto tarareando una canción, realmente eso me ayudaba mucho, ignoraba todo lo que me estaba sucediendo. Catalina me tomo de un brazo y me azoto sobre la puerta mi cuerpo estaba presente, sin embargo mi mente se encontraba en otra dimensión imaginando lo perfecto que seria si yo no estuviera en ese lugar, pero al volver a mi cuerpo todo era un espejismo, intentaba no llorar y mantenerme firme, lo había conseguido, desde ese momento todos los malos tratos y las veces que me gritaba que era una estúpida se desvanecían antes de ser procesadas en mi cabeza, realmente la odiaba con todas mis fuerzas que le deseaba la muerte una y otra vez de la forma más cruel, pero me gustaba imaginar como sufría en mi cabeza ahí todo era posible, en su momento no sabía lo que decía, ya era toda una maestra de la mentira y aunque lo odiara eso me mantenía de pie y aguantando. Ella me volvió a tomar de un brazo jaloneándome y diciendo que la viera directamente a los ojos, lo hice ella esperaba que yo gritara de la desesperación por no poder más, esta vez fue diferente había dominado mis sentimientos, ignore todas sus palabras hirientes, también odiaba a mi madre por no tener control de su propia vida y dejarse manipular por alguien más a quien ella decía que le debía la vida y que sin ella no éramos nada.

Odiaba a todos aquellos que estaba a mi alrededor inclusive odiaba a mi padre, por haberme dejado en esta maldita situación, había una parte de mi con una esperanza de que el regresara y todo fuera diferente, pero solo era una vil ilusión. Catalina no solo me fritaba, también era reclusa en mi propia casa, ella me encerraba todos los días de la escuela al llegar cerraba todas las puertas de la casa y tenia una lista enorme de actividades que realizar, en la escuela a esta lista lo llamaban obligaciones, pero nada de ello era correcto me explotaba con trabajo que no me correspondía hacer, me quejaba una y otra vez dentro de mis pensamientos, no solo tenia que poner la mesa, recoger y fregar los trastes, también tenía un horario estricto para cada una de las actividades del hogar que realizaba, cualquiera diría que es labor de todos los integrantes de la familia, con ella nada de eso era así, tenía que barrer y trapear la casa de arriba abajo, al menos eso me mantenía ocupada, lo mas perverso era que no solo tenia que lavar mi ropa si no la de ella y su esposo, no tenía otra opción o era capaz de dejarme dormir afuera nuevamente, no había “pero” que valiera, me era imposible resignarme a esta vida, con todas mis fuerzas deseaba que se ahogaran con su vaso de alcohol, aparentaban una familia perfecta ante la sociedad, lo peor de todo es que la gente realmente creía todo, envidiaban algo que realmente no existía. Mi madre era como un cero a la izquierda cuando se trataba de tomar decisiones siempre Catalina se imponía ante lo que ella quería, no puedo juzgarla estábamos dentro del mismo circulo vicioso, odia tener que preguntar y pedir permiso para usar mis propias cosas, se suponía que eran mías, pero no se sentía de esa forma, Catalina y mi madre decían que todo lo que tenia solo era un préstamo y tarde o temprano tenía que regresarlo, fue ahí cuando esa idea se quedo muy marcada dentro de mí, ahora sigo pensando lo mismo que todo es prestad y algún día no tendré nada, me han dejado un agujero en mi cabeza.

Me había convertido en un ser cruel, no había ya nada dentro de mí, había matado el amor que sentía por mi madre y cada una de las personas que me rodeaban, Lidia estaba muy orgullosa de lo que había hecho conmigo, no solo me había matado las esperanzas sino que me hizo un ser repugnante, desde entonces todo cambio en mí pero eso no significaba que la situación cambiara, solo había cambiado yo. Mi lista de trabajos era demasiado para cualquiera que ni por la cantidad justa harían el trabajo.




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