Prólogo.

Entonces llegas, cuando no creía en nada…

No soy del tipo de chicas que se preocupa por cosas como: la política, las mentiras, los engaños, la plata, quien vale más, quien vale menos, salir por las noches, o no salir...  Tener muchos amigos o tener pocos. No. No soy de angustiarme mucho por esto, salvo una que otras veces.

Lo que verdaderamente me importa; es todo lo que me rodea o todo lo que conforma mi ser; llamese mi familia, esos amigos incondicionales, lo que deseo hacer cuando me establezca en esta sociedad como mayor, lo que me gusta hacer –y podría seguir explicando los motivos, pero esto no es lo que quiero contar-.

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La vida, no siempre te deja todo fácil:

“es un examen diario, en donde las personas se equivocan pensando en que deben copiar a los demás, pero no se dan cuenta que cada uno tiene preguntas diferentes al resto.”  –Blue Jeans.

Con el paso del tiempo, aprendí mucho; quiénes son los buenos, los malos, los que siempre buscan lo que les conviene y podría seguir mencionando muchas cosas más, pero no vienen al caso. 

Ahora, a mis diecisiete -casi dieciocho- años, hay algo que tengo muy presente: el amor me falló, me dolió, cuando por primera vez me la jugué por alguien; expresando lo que sentía, él nunca vió -o no quiso ver- el mensaje.

Por eso hoy, digo y puedo decir que ya está, a la larga sé que será un recuerdo que me sirvió para seguir adelante. Sin embargo, no logro dejar de preguntarme "¿Cuándo llegará el primero?" .

Hola, persona que está leyendo esto. Si llegaste hasta acá, primero déjame decirte gracias.
Segundo. que por más que esta historia suene cursi o cliché, tiene sus pequeños condimentos, que según la autora, pueden hacerla algo diferente. 

Mi nombre es Cielo DiVaio, si gustas... bienvenidx, a una parte de mí historia.