Tras el juicio de los Aspectos en el cielo,
El Ocaso brilló con su don divino y anhelo.
La Tierra y su gente, benditos por su luz,
Dan vida al Thelema, en su Pyroescencia y llamas, ¡oh, reluz!
El planeta acogió el regalo celestial,
La llama interna brilla con fulgor esencial.
La Piromancia se alza, poderosa y serena,
Guiando los pasos con su llama amena.
Fragmento del Kronika Biblios.
Por el Navytragwyd Mnemónico Levivel.
Argentina – Mendoza – Marzo – 1988.
Ni siquiera la prominente llama blanca dentro de su cuerpo parecía poder ayudar a Federico. El sol brillante en lo alto parecía no generar calor cuando entraba por las ventanas del auto, la calefacción estaba encendida, pero eso no parecía hacer diferencia, la ropa abrigada de Federico tampoco. Cuando respiraba casi podía notar su propio aliento, al percatarse de esto volvió a insistirle a su padre –Pon al máximo la calefacción –sus palabras sonaban casi congeladas como su propio ser.
–Ya te dije que no –contestó el hombre detrás del volante–. Si lo hago nos quedaremos sin nafta y nosotros todavía tenemos que regresar –sonaba más irritado que cuando respondió las veces anteriores pero eso podía deberse a las noticias que escuchaba por la radio.
El chico cruzó sus brazos molestó –El mejor auto decían –susurraba para sí mismo–. Si no puede calentar el interior es una chatarra. –Realmente el auto si era el mejor que podía comprarse, se trataba de un automóvil deportivo Renault Fuego color rojo. El último modelo del mercado, había surgido en Francia pero Argentina comenzó a fabricarlo dentro del país desde 1982.
Solo que el auto de dos puertas no estaba preparado para este tipo de viajes, el baúl y el costado derecho de Federico estaban llenos de equipaje, uno que solo parecía enfriar más todo el vehículo. El joven tuvo que limitarse a frotar sus manos y brazos contra el torso para generar calor con la fricción, su fuego interno no serviría de nada porque no quema.
Las ruedas del auto maniobraban sobre la Ruta 7 siguiendo los movimientos de las manos de su padre, cuando pasaron cerca de una colina y los engulleron las sombras, el frio pareció aumentar todavía más de repente. Cuando regresaron a la luz del sol la temperatura volvió a subir un poco, aunque todavía no era lo suficiente.
Aburrido y molesto el chico observó otra vez por la ventana, al principio del viaje eso le había generado mareos pero ahora podía controlarlo mucho mejor. El paisaje no había cambiado en absoluto a cómo era la última vez que miró, hace una hora. Las colinas bordeaban el cielo y resaltaban el azul intenso, este se mezclaba con las pinceladas de nubes blancas dando una forma similar a las pinturas que tenía en casa.
La vegetación era bastante escasa y dejaba en su mayor parte el suelo desnudo y rocoso, con suerte había fragmentos de pastos bajos y verdes pero eran muy escasos y las plantas no parecían superar cierta altura –Este lugar es horrible, por eso ni las flores quieren crecer. –Él estaba claramente molesto. No quería ir a ese lugar y mientras más se acercaba todo parecía solo volverse más horrible.
–No digas eso amor –la voz tierna de su madre sonó cuando volteó la cabeza para mirarlo, ella parecía no tener frio aunque también estaba mucho más abrigada–. Cuando lleguemos veras que el lugar es hermoso, quedaras encantado. Yo lo estuve cuando fui la primera vez y tu padre también ¿O no Richard?
El hombre, distraído con la radio no parecía estar prestando atención, así que su esposa fingió toser para que se diera cuenta – ¿Qué? Ah sí, es verdad. Ahora no seas tan llorón que vamos a llegar pronto.
El chico de 12 años ignoró esas palabras, se negaba a aceptar esto a pesar de que era demasiado tarde –Pero soy bueno estudiando en casa, podría seguir aprendiendo ahí con las tutoras.
–Ay cariño, yo sé que da miedo un cambio así de brusco pero hay que dar el paso. Nuestra familia ha asistido por generaciones a la Academia y ahí aprenderás mucho más, además las tutoras no pueden enseñarte a manejar tu fuego interno y harás más amigos de tu edad ¿Eso no te emociona?
Federico se mantuvo en silencio y expresando lo más posible su disgusto, su madre notó esto y sacó de su cartera una barra de chocolate para dársela –Toma, te ayudara a calentarte. –De mala gana él la aceptó y dudó un segundo en abrirla y empezar a comer. No se dio cuenta que su ceño fruncido desapareció y la madre pensó que eso sería suficiente para distraerlo hasta que llegaran.
La cabeza de familia casualmente levantó la vista hacia el espejo retrovisor y pudo ver como por un segundo un auto negro apareció detrás de ellos de la nada, fue una escena que no duró mucho tiempo ya que rápidamente volvió a hacerse invisible y Richard regresó su vista para la ruta. Tenían que intentar mantener un poco las apariencias porque pasaban por lugares con bastante gente común y muy concurridos, no tenían que llamar la atención, aunque la familia Bellarmy era tan importante para el mundo de la Hechicería que no podían simplemente salir sin protección.
Aquel hombre ocupaba uno de los altos cargos dentro de la Orden Cisterciense y su alma tenía algo especial, algo que debería heredarle a su hijo cuando llegara el momento. Como es costumbre se habían criado en un ambiente relativamente normal pero ya llegaba la hora de que Federico obtuviera un Grimorio y aprendiera a controlar su fuego interno, por eso tenía que ir a la Academia de la Orden como todos los demás.
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Editado: 28.12.2023