El Duelo de los Arcanos había terminado, a pesar de ser entre miembros de familias importantes de todas formas fue solo una emoción efímera. Una vez finalizado rápidamente todos volvieron a sus asuntos y dejaron el tema atrás, incluso los mismos participantes ya que los del proceso de curación de las heridas tanto de Brahms como de Simón no tardaron más de 20 minutos.
Este último se había ido con sus hermanos mientras que el hijo con las Raíces del Ocaso se quedó con sus dos amigos, claramente una victoria así había que festejarla por lo que los tres fueron a un restaurante muy concurrido de Vallereia. Cada cierto tiempo si miraban alrededor podrían encontrar algún rostro familiar de la academia, aunque el número de gente era tal que incluso a veces eso se dificultaba.
Sentados en una mesa de madera pulida, los tres tenían sonrisas y cachetes que parecían inflados expresando su alegría, y la anticipación de una deliciosa comida. Al final de cuentas Brahms ganó un Duelo de Arcanos, eso era un reconocimiento y respeto aumentado para su persona aunque de por si su familia era conocida por ganar esos enfrentamientos. El chico tenía vendas en sus brazos, por recibir las heridas con monedas de su oponente, aunque no parecían dolerle en lo más mínimo cuando los movía.
Entre los sucesos de la mañana y el enfrentamiento pasaron un buen par de horas, ya eran las 02 PM pasadas y de todas formas el local se encontraba lleno de gente. La mesa estaba decorada con manteles de colores cálidos que parecían formar flamas danzando a la par del viento, y sobre ellos lo que habían pedido para almorzar. Humitas.
Recién servidas y aguardando con sus formas suaves y redondas, el aroma dulce y salado del maíz recién cocido se entrelazaba con los olores frescos de la brisa que se colaba por las ventanas abiertas. Además, podía verse el vapor salir de su interior y cuando los tres las abrieron este solo se intensificó, los varones pidieron de carne mientras que Mónica de queso.
Federico metió su mano en el bolsillo del pantalón y pudieron escucharse crujidos de papel y plástico, al retirar la mano tenía varios pedazos de hoja y un sobresaliente envoltorio de alfajor, Brahms lo notó con atención porque era la marca de alfajores que más le gustaba. Esa marca es algo costosa por lo que solo familias con bastantes ingresos pueden conseguirlos, en el pueblo y la ciudad cercana no los venden así que si Federico tenía más guardados debería preguntarlo luego para que le convidara, o aunque sea intentar comprárselo.
Su amigo se levantó de la mesa para tirar todo eso en un tacho de basura cercano y regresó.
– ¿Qué querían contarme? –quiso saber el hijo de las Raíces del Ocaso con entusiasmo, el duro enfrentamiento que acababa de tener y todos los golpes que recibió parecieron desvanecerse como una fogata apagada cuyas cenizas se las lleva el viento.
Los otros dos intercambiaron otra vez miradas, después de ver con sus propios ojos lo que su compañero era capaz le tenían un poco más de miedo… o mejor dicho de respeto. El miedo del hijo Bellarmy hizo que Mónica fuera la que hablara –Esto que se nos ocurrió –se forzó a decir las palabras–. Principalmente siendo idea de Fede. –Este último pareció atragantarse con un bocado de humita el escuchar su nombre–. Pensamos que no podíamos quedarnos sin hacer nada, porque el verdadero causante de todo esto aún esta impune.
Brahms también se llevó una porción a la boca mientras escuchaba y habló después de tragar –No entiendo –dijo lentamente.
–Ese maldito viejo decrepito. –Se sobresaltó Federico–. Todo fue culpa de él, él empezó todo esto. Por sus estúpidas acciones, podría entenderlo si me lo hubiera hecho solo a mí, pero también te lo hizo a ti gratuitamente. Por eso después no tuviste la paciencia suficiente cuando llegaron los idiotas Delocaso.
A la par que el chico de brillantes mechones anaranjados intentaba comprender el claro mensaje Mónica también se dio el placer de degustar sus humitas de queso, el queso cocinado se mezclaba con el maíz como si fuera una especie de chicle salado dentro de su boca. Y le fascinaba ese sabor.
–Entonces, básicamente. Mientras yo luchaba ustedes maquinaban un plan de venganza contra un anciano ¿me quedó claro? –Los dos asintieron con la cabeza un poco avergonzados–. No pensé que serias tan rompe reglas Fede.
–Las personas deben cobrar por sus acciones, y a veces no podemos esperar a que el karma haga todo el trabajo. Yo les hacía eso a mis tutoras cuando eran demasiado malas –era algo que él decía con mucho orgullo, casi comparable con el que su amigo expresó a continuación.
– ¡Claro que me sumo! –rápidamente bajó la voz y se acercó un poco más a los otros dos –Cuéntenme que planearon.
Quien habló fue Federico, casi susurrándole al oído a pesar de todo el ruido de las charlas de las demás personas –Resulta que Mónica tiene un conocido en la panadería del pueblo, hace poco ellos recibieron un cargamento de huevos de la ciudad cercana de Uspallata. Pero como estos estaban podridos iban a tirarlos aunque ella puede conseguirnos varios…
Tenían un claro plan para poner en marcha, por lo que una vez que terminaron de almorzar y pagaron la cuenta se levantaron para salir y conseguir todo lo necesario para llevarlo a cabo. De paso podrían aprovechar y visitar un poco más algunos lugares del pueblo que no terminaron de ver.
Sin embargo, luego de levantarse de la silla y bajarse de un solo trago la gaseosa que todavía quedaba en el vaso Brahms notó algo. A dos mesas de distancia se encontraba tirado sobre esta otro envoltorio de su marca favorita de alfajores, ya no estaban presentes los que ocuparon esa mesa y como había otra de por medio tampoco logro ver de quien se trataba. Pero esto le había despertado la curiosidad.
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Editado: 28.12.2023