Cinco inviernos después de ti

Capítulo 01: Lágrimas del corazón

Llevaban tres años de casados, tres largos años habían pasado desde que había contraído nupcias con su amado Vitya.

Oh, su Víctor, aquel joven sonriente y cariñoso parecía un total desconocido al lado de su actual marido.

A veces se preguntaba dónde había quedado el chico que alguna vez lo había salvado de una vida triste y depresiva.

Ahora, aquel Víctor Nikiforov había cambiado. Sus facciones llenas de juventud cambiaron por unas más maduras, su voz continuaba siendo la misma solo que con un toque más de adulto, pero sin lugar a dudas, su belleza permanecía. 

Sin embargo, no sólo su físico se había transformado, sino que también él había vuelto otro.

El ruso animado, lleno de energía y motivación, le era ahora un simple recuerdo. El de cabellos plateados se había vuelto una persona distante, fría y poco cariñosa tanto con él como para con cualquier otra persona.

Durante las comidas, callaba y no emitía ninguna gana de querer entablar un tipo de conversación con Yuuri; cuando se iban a la cama, era el primero en dormirse sin desearle antes un «Buenas noches» al otro. Y las discusiones eran su especialidad.

Una pelea podía comenzar por cualquier motivo, que el teléfono estaba descolgado, que la comida estaba tibia, que el florero de la mesa no tenía suficientes flores; no requería de una razón en especial para reclamarle.

Como bien decían, su relación estaba decayendo.

Quería animar el fuego de su amor, y eso había intentado. Desde hacía varios meses, decidió empezar con su misión. 

Trató de que todo estuviera en su lugar antes de que su marido regresara del trabajo, calentaba la comida algunos minutos previos a que su cónyuge se sentara a disfrutar de los alimentos. Planchaba con esmero sus camisas y pantalones para luego acomodarlos en su respectivo lugar, la casa siempre estaba limpia y con frecuencia reemplazaba las flores para dar un olor fresco a la casa.

Pero, ¿todo su esfuerzo realmente había servido? No, definitivamente no. Porque de ser lo contrario, no se encontraría en ese momento sentado frente a Víctor viendo la hoja del divorcio sobre la mesa al lado de un bolígrafo. 

—¿Qué es esto? —preguntó pausadamente

Sabía el porqué lo había llamado y advertido desde antes de llegar a su hogar, sabía lo que contenía aquel papel bastante serio y que seguramente sería su próximo arrepentimiento.

No obstante, quería desaparecer aquel ambiente pesado que lo estaba sofocando.

Su esposo giró su cabeza para quedar delante del rostro del Katsuki. La mirada desinteresada lo ponía a la punta de los nervios, se dio cuenta de que iba en serio.

—Esto, Katsuki, es el divorcio —respondió fría y rápidamente su futuro exmarido—; fírmalo.

Tragó grueso, nunca en su vida lo había llamado por su apellido; muy a pesar de que la tristeza lo inundaba, se esmeró por permanecer sereno y alzó la vista al ruso.

Dio un giro al papel, de tal forma que el encabezado de éste quedara en su dirección y se lo pasó al mayor.

—Fírmalo tú primero —pidió con sequedad—, luego yo lo haré.

El otro pareció sorprendido aunque no demostró nada más que una mueca en los labios, tomó el bolígrafo y puso su firma en una de las líneas en blanco que había en la solicitud.

Se paró de la silla y caminó despacio y tranquilamente hacia el japonés. 

Le entregó inmediatamente lo que debía firmar y el más bajo agarró la hoja; por un instante, sus dedos se tocaron.

Pudo sentir la suavidad de su piel, misma que no había tocado desde hacía ya mucho tiempo; fueron solo unos microsegundos, pero aquel toque revivió sus memorias.

Y por primera vez, sintió una tranquilidad que lo reconfortó y le regaló las fuerzas para no caer llorando sobre el mueble.

Acto seguido, el más alto le dio el bolígrafo y lo tomó con rapidez, añadió su firma en un espacio al lado de donde se hallaba la de Nikiforov. 

—Gracias... —fue lo único que dijo el más adulto como despedida antes de salir por la puerta.

Tal vez si en algún momento lo habría dejado de amar, no le sería difícil de superarlo. Quizá si hubiese notado que su corazón se enfriaba poco a poco, podría haber tenido tiempo para reavivar el sentimiento que los unía. 

Por unos minutos, siguió parado enfrente de por donde se había ido su amado, procesando todo lo ocurrido. 

Sonrió forzadamente y soltó un profundo suspiro 

—Te deseo lo mejor, mi amor... —musitó antes de que sus lágrimas recorrieran su rostro

Regresó al comedor, sentándose para calmarse y bebió algo de agua fresca para bajar los nervios. Las manos le temblaban, las gotas de agua salada caían sobre su pantalón.

Nunca un adiós le había dolido hasta el alma, nunca creyó que llegaría a encontrarse frente a esa situación.

Pero ahí estaba, llorando por la separación que tendrían muy pronto.

A partir de ese día, las cosas no volverían a ser las mismas. Porque desde ese momento, iba a tener que aprender a salir adelante solo, ya no había más Vitya, ahora su felicidad dependía de él y solamente de él. 



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En el texto hay: romance, yuri on ice, tristeza drama

Editado: 28.02.2022

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