Me levanto temprano y continuo con mi rutina diaria que consiste en bañarme, lavar mis dientes y comer, aunque lo último no lo estoy haciendo como se debe desde ese horrible accidente.
Después de estar arreglado bajo y al llegar a la cocina me encuentro con Joel, mi padrastro esta con una taza de café en las manos, con la mirada perdida en el limbo al percatarse de mi llegada da un largo trago a su café, toma su saco que se encuentra en el espaldar de la silla del comedor y me dice.
-hasta luego, Saúl. – se acomoda la corbata y sale de la cocina diciendo en tono de voz alta. – tu comida se encuentra en el horno.
-está bien gracias, - digo en susurro apenas audible. – adiós.
Preparo algo de cereal y comienzo a comer, doy el primer bocado y comienzo a recordar la noche anterior y una sonrisa se escapa de mis labios precisamente al recordar al precioso ángel motivo de aquel festejo.
Observo el reloj de la cocina y es algo tarde así que lavo los trastes y salgo de casa, por suerte está el bus y corro hacia el logro subir y me fijo que esta mañana me siento más enérgico, creo que es porque tuve una buena noche.
Al llegar al instituto entro y en el pasillo comienzo a caminar mirando hacia el suelo, es muy extraño que un chico de mi edad no tenga ningún amigo, si los tuve no es que sea un rezagado o algo así, los tuve en su momento pero cuando mi mama comenzó a enfermarse me aleje de todos, y para cuando murió yo no tenía amigos.
Camino hasta llegar al salón de clases y esta vez decido copiar lo que la profesora está diciendo y sé que no hace nada pero eso me ayuda a dejar de pensar en todo lo que está pasando a mí alrededor.
Espero a que pasen las largas y tormentosas horas de clases y salgo y comienzo a caminar hasta llegar a un parque o plaza, me siento bajo un árbol con la sombra y una cálida briza de verano y me siento un poco cansado.
Pasan dos niños jugando futbol y el balón choca con mis pies y lo tomo y lo lanzo de regreso para que continúen jugando, me quedo viendo el camino por donde se marcharon los niños y es por allí mismo donde veo a mi ángel va caminando junto con dos chicas más, una de ellas me pareció verla en la fiesta.
Sinceramente en mis 16 años de vida no he visto a otra chica tan hermosa como mi ángel, hoy llevaba puesto unos short de jean color negro y una camisa con bordados de flores color rosa pálido, lleva una botella de agua en la mano.
Me levanto de prisa del árbol donde me encuentro, sacudo rápido de mi ropa las pajillas que se me habían pegado de la grama y ella se encuentra caminando cerca de la fuente del parque, camino al otro extremo de la fuente con temor a que ella pueda verme.
No quiero que me vea y piense que soy un extraño que está acosándola, sigo caminando sin quitarle la mirada de encima viendo atentamente cada uno de sus movimientos, los hermosos hoyuelos que le hacen relucir una hermosa sonrisa.
Sigo avanzando y tropiezo con un hombre que estaba vestido con ropa deportiva, supongo que estaba trotando justo antes de haberse tropezado conmigo. Volteo rápidamente a ver si mi hermoso ángel sigue al alcance de mi vista y tengo la horrible desdicha de no poder verla entre el montón de gente y ya no puedo verla.
Me levanto del árbol alzando la mirada ver si la podía encontrar y no pude, ya estaba oscureciendo y camino de regreso a mi casa y me doy un baño y me acuesto.
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Editado: 05.03.2018