Cinderella Story ~ El joven mosquetero

~11~

Cuando llegaron los Musset a la casa ya era algo tarde. Lo que demostró que tenían cosas que hacer después de misa de última hora, cosa que le convino a Dastan porque logró terminar todas sus tareas y ya estaba viendo como entretenerse. Deseando conocer el contenido de las cartas.
-¿Estas son las dichosas cartas que nos mencionaron?- preguntó Gustave al ver las 2 cartas en la mesa de la sala. A la mano y rápido de encontrar.
-Creo que si padre- contestó Eric cuando el vizconde estaba leyendo para quien eran.
-Esta es para mí y está para… Dastan- leyó el segundo sobre extrañado.
-¿Que dicen?- preguntó Jules intrigado. El nombre de Dastan ya había caído en el olvido.
-La mía es de los padres de Giselle. Y dice que Dastan desde hace mucho estaba comprometido con… ¿alguien de la familia real francesa? ¿Cómo fue que pasó?- preguntó Gustave enojado. Ni sus hijos tenían la oportunidad y ese chico si.
-Matrimonio arreglado… Arreglado gracias que su padre le salvó la vida de uno de los príncipes de Francia hace tiempo… Y preguntan si Dastan sigue vivo, ya que no saben nada de el desde lo de Giselle- leyó en voz alta lo más importante de la carta según el.
-¿Que dice la otra?- preguntó Eric interesado y Dastan al estar medio escondido oía con calma.
-Deja la abro, pero se ve que es de otra persona- contestó Gustave abriendo la carta.
~Joven Dastan Teyssier:
Lamentamos la muerte de sus padres y también lamentamos no haber dado nuestro pésame a su hora. No nos habíamos enterado hasta apenas que venimos de visita, al parecer nadie sabe que fue de usted. Pero tengo el presentimiento que debería estar en las tierras de su padre, por eso envío está carta a estás. 
Puede que no me conozca en persona, pero si me debe de conocer por las historias de su padre. El me salvó la vida una vez y tan agradecido estuve que le prometí que nuestras familias se unirían por medio de un matrimonio. Para que el matrimonio se pudiera concretar de la mejor manera decidí buscar entre mis hijas, una que pueda hacer que hasta yo sienta que estoy ante sus padres. Los cuales tuve el gusto de conocer como también a usted, no lo recuerda porque fue cuando acababa de nacer.
Me gustaría volver a verlo a usted y poder hablar con más calma del matrimonio, si es que aún está interesado. Siento que puede que siga los pasos de su padre y convertirse en un mosquetero. Por ello he decido casarlo con una de mis hijas, con la que siento que no habrá problemas en lo absoluto. Me gustaría volver a verlo para concretar lo mejor posible todo esto y preséntate a mi hija. Además de ver un posible titulo que siento le puede interesar bastante. 
Saludos y bendiciones el Gastón de Orleans.~
Leyó Gustave indignado y mas cuando llegó a la parte donde había posibilidad de que Dastan obtuviera un título noble y hasta un buen puesto en los mosqueteros. El Gastón era hermano del rey, así que podía ayudar a qué el chico tuviera su vida soñada.
-¿Que hacemos padre?- preguntó Eric preocupado. Ninguno quería que esa carta se cumpliera.
-Pensar un plan para que está información sea para bien- sonrió Gustave pensando en algo.
-¿Y si uno de nosotros se hace pasar por el?- preguntó Eric deseando que se le diera esa oportunidad.
-Somos muy conocidos por todos lados, ya corre mucha información sobre nosotros.
-Pero podemos decir que hubo un accidente y que Dastan perdió la memoria- sonrió Eric deseando aún más tomar el lugar de su hermanastro.
-No se puede, las cortadas en el rostro puede que sean un problemas- dijo Jules desilusionando a su hermano con la pura verdad.
-Y no quiero tener 2 monstruos y más que eres mi sangre.
-Podemos buscar a un chico que se parezca a el, decimos que tiene perdida de memoria y listo- pensó Jules.
-Eso me gusta, pero me gustaría verle la cara para no arruinar todo. Además debemos de hacer que la historia sea creible- sonrió el vizconde.
-¿Para?- río Eric.
-Primera saber cómo son sus rasgos y segunda ver lo de las cicatrices- dijo Gustave desilusionando de como ahora sus hijos cambiaron de la nada papeles.
-Dudo que el físico de Dastan sea de ayuda. Nadie le ha visto más que sus manos en mucho y eso y a veces- siguió Jules tratando de recordar la última vez que pudo ver el rostro de su hermanastro bien.
-Tiene que acceder. Si yo le doy una orden el debe de cumplirla- dictaminó Gustave y empezaron a desarrollar su plan. Mientras Dastan se iba a su cuarto sintiéndose como traicionado.

Al día siguiente Dastan despertó a la hora de siempre y empezó a ponerse a trabajar, con lo de ayer en su mente. No sabía ya que planearon los Musset o si el castigo del día anterior hasta cuándo sería una realidad. Pero lo que sabía era que aún después de muertos sus padres aún llegaban muestras de lo que alguna vez fueron ellos.
-Pierre ven- le demandó Gustave cuando el chico había terminado de poner la mesa.
-Si mi señor- dijo Dastan asustado.
-Ven- le repitió que fuera y el fue.
-¿Pasa algo mi señor?- preguntó asustado.
-Ponte a mí altura- exigió Gustave impacientandose, a lo que el chico hizo lo que pidio.
-Muestra tu rostro- siguió y Dastan se limito a cerrar los ojos. No quería hacerlo.
-Pierre- demandó Gustave pero al no ver respuesta, le quitó la capucha, tomo su barbilla y le levantó el rostro por las malas. Mientras el solo bajaba la mirada y quería irse de ahí.
-Quiero ver tus ojos- siguió Gustave enojado y el chico solo lloraba.
-Pierre los ojos.
-Padre creo que no contestara asi. Creo que estás muy blando, además el tiene un castigo pendiente- soltó Eric y de las malas Gustave estaba jalando a su hijastro hasta donde se encontraba el verdugo.
-10 en la espalda y 5 en el pecho. Si no quieres cooperar subira- lo aventó dejando al verdugo sorprendido mientras Dastan ahora sí lloro como solo en su cuarto lloraba.
-Tu apurtate- siguió Gustave ahora hacia el verdugo.
-¿Que hizo mi señor?- preguntó al ver que ese castigo era más de lo necesario y más de lo que su amo acostumbraba darle al chico.
-No te contraté para que preguntes, te contraté para que castigues. Has tu trabajo ahora y yo estaré viendo todo- respondió Gustave ahora sí enojado y con sus hijos detrás.
-Si… si mi señor- contesto el verdugo aceptando la respuesta.
-Tardas mucho.
-Mi señor, debo de preparar todo…- Hazlo ya, olvídate de eso. Empieza.
-Hijo la ropa- pidió el verdugo ahora sí sintiendo lástima por el chico que tenía enfrente llorando.
-Pierre- exigió Gustave mostrando que su paciencia había desaparecido.
-Si… mi… señor- se oyó la voz de Dastan quebrada mientras hacia lo que pedían ellos. Solo que como sus manos le temblaban por el miedo le costaba bastante.
-No tengo tu tiempo- dijo Gustave llendo hacia Dastan y ayudándole.
-Se ve muy mal… padre- preguntó Jules al ver a su hermanastro. El cual como no le daba el sol para nada y como lo trataban, su cuerpo paso a ser más delgado y pálido, con marcas de los castigos, además de que le había visto ojeras y los ojos rojos.
-Es por el sol. Empieza- se excuso Gustave y el verdugo acomodó a Dastan al centro del lugar. Mientras este cooperaba porque no tenía la fuerza suficiente como para hacer algo más que llorar.
-Que empieces.
-Mi señor debo de seguir un protocolo para asegurarme…- Nada de eso, empieza- grito Gustave mientras el chico esperaba ya sentir el dolor.
-Si mi señor- acepto el verdugo y por primera vez en su vida no quería hacer su trabajo.
-Empieza.
-Lo siento me desconcentré- de disculpo para después susurrar una disculpa al chico y empezar con los latigazos en la espalda.
-Tardaste siglos ¿Como funciona esto? Yo le daré los del pecho- pidió el látigo Gustave.
-Mi señor, siento que no se va a poder. Puede llegar a provocar que el chico hasta muera- trato de impedirlo el verdugo.
-Me vale que muera. Por mi debió morir ese día que perdió a su padre- dijo y Dastan ya quería morir. Y al igual que Gustave, deseaba haber muerto ese día.
-Yo se los daré. Y esta vez me apurare- dijo el verdugo y empezó a preparar al chico para los latigazos. Pero al ver al chico estaba a nada de dejar todo y hasta llevarlo con un médico.
-Empecemos- dijo el verdugo sin ver el rostro del chico, el cual ya se veía que no tenía retorno. Esperando la hora de morir, cosa que sabía que si lo veia todo valdría. Y empezó con los latigazos, mientras el chico estaba con la cara de lado mostrándole el lado con cicatrices y solo cerrando lo ojos cuando sentía el latigazo.
-Veo tus ojos rata- tomo a Gustave de nuevo la barbilla de su hijastro, pero está vez el se dejó y alzo la mirada hacia el rostro de Gustave. El cual al solo ver esa actitud de derrota, no sabía que hacer.
-Vete de aquí ahora- le dijo aún impactado por lo que había visto en el rostro del chico y este torpemente aprovecho para huir. Solo que está vez tomo sus cosas y se marcho a su cuarto, dejando que por primera vez en mucho, su piel sintiera el sol. Y cuando llegó se dejó caer en el piso y no se movió para nada. Hasta que le gano el sueño y durmió en el piso como pudo.



#18413 en Otros

En el texto hay: cenicienta, mosquetero

Editado: 19.04.2022

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