El fino auto se detuvo en el estacionamineto de Cherry's, el club nocturno que ha acogido las mejores noches de fiesta que ha tenido, así como el evento tan destructivo que armó hace poco, un lugar donde no existe la ilegalidad, combinando criminales con uno que otro hijo de algún político en actos de diversión sin freno alguno, ella bajó retocando un poco su maquillaje, abriendo la puerta de Grey quien bajó analizando detenidamente el lugar, lo ignoró para acercarse al cadenero, cuya cara de sorpresa le hizo sacar una sonrisa.
-¡Volvió señotita Circe!- dijo con una sonrisa de lado, la cual regresó con el mismo gesto. -¿Quién es el chico?- preguntó el mismo, parándolo de la entrada.
-Mi nuevo acompañante- contestó con cierta picardía que el mismo guardia correspondió.
-Nunca fallas en tu buen ojo- Los dejó pasar a ambos sin problema a la horda de gente comenzando a ambientarse para lo que se aproximaba.
-¿Aquí fue lo de la otra vez?- susurró el hombre tras ella.
-Sí- contestó sin parar el paso por la cantidad enorme de gente que bailaba sin control y repartía tragos, ella aceptó uno mientras armonizaba su ritmo con el grupo, al menos hasta que Grey la tomó del brazo fuera del círculo.
-¿Qué haces?, no estamos aquí para eso- habló a centímetros de su oído.
-Tienes que mezclarte, héroe- contestó algo molesta de sus actitudes rectas, no por estar en una misión deben de estar aburridos. Tomó su brazo para llamar su atención y acto seguido señalar a una de las mesas.
-Alonso Médici, el hijo mayor y heredero de la riqueza Médici, grandes exportadores de polvo de estrella- aún sin ser su tipo de hombre, podía decir que era muy atractivo al ojo convencional, alto, de mirada fría, cara afilada y barba perfectamente arreglada.
-¿Qué es el polvo de estrella?-
-Imagina...Un éxtasis pero hecho con minerales alterados. Mírame desde aquí-
Grey acató la indicación y esperó, cayendo perfectamente en el anzuelo, era cuestión de minutos para comenzar a verse rodeado de personas intentando conseguir algo más con él, y liberar su camino a trabajar, pero no era tan malvada, obviamente lo miraría para asegurarse que no haya alguna persona lo suficientemente tonta como para propasarse, aún sabiendo que él solo podía defenderse. Lentamente se acercó a la mesa, creando contacto visual con el hombre en todo momento hasta sentarse a su lado.
-Señor Médici- dijo extendiendo sus palabras.
-Circe...creía que ya no te vería- contestó con una seriedad que se notaba que si no conociera su trato con las mujeres, estaría segura que no le agrada.
-Las vueltas de la vida...necesito un favor-
-Nunca has pedido un favor-
-Entonces no tendrías por qué rechazarme- contestó con una sonrisa que intentaba agregar humor a la apática conversación.
-Ya sé que estás trabajando para el gobierno- ¡Mierda! Los rumores corrían más rápido de lo que le gustaría.
-Digamos que les estoy haciendo un trabajo que nos beneficiará a todos-
-Nada que venga de ellos nos beneficiaría y tú como el ejemplo, lo sabes más que nadie. Solo di en contra de quién irás a nombre del gobierno-
-No quiero ir en contra de nadie-
-¿Tienes opción?-
Solo pudo contestar con un silencio, no podían saber más de la hormona, o de su padre encerrado, estaba completamente encadenada a exponerse a la sospecha de quienes alguna vez fueron sus aliados, con cada frase se sentía más acorralada, como una verdadera traicionera con razones, y por más que intentaba, se quedaba sin más opciones que decirle la verdad.
-Este caso es diferente...y necesito ayuda- contestó sin saber qué más decir.
-...Sé que nunca pides "favores" de este tipo, ni así de desesperada, te escucho-
No pudo evitar desviar en un suspiro de molestia, intentando calmarse de la ira que le provocaba saber que estaba cayendo en sus juegos de molestar hasta llegar al límite, el tipo era un analista nato, y para colmo un insoportable cínico que no temblaba al burlarse de alguien, se mordió la lengua en un intento de alegar que no estaba deseperada por el simple motivo que no era momento de pelear.
-Muy bien...necesito que me hables de los Amato y su nueva adquisición-
-Con que es eso, ¿Eh? Solo los altos líderes sabemos que robaron algo, dicen que es un elixir de la vitalidad, que a quien sea le ayudaría a desarrollar habilidades extravagantes...como tú, ¿No estarás intentando ser egoísta y quedártelo todo?-
-Esa cosa no se puede usar en cualquier persona- hablaba en completa discresión, mirando a Grey de reojo, quien ya estaba distraído con un pequeño grupo de mujeres que, al concentrarse en ellas por un segundo, agudizó su escucha hasta darse cuenta que solo estaban pidiéndole su número. -Fisiológicamente, no todos son capaces de soportarlo sin morir en el intento, altera todo el cuerpo comenzando por el cerebro y el flujo de sangre, además que la carga del poder de usar un porcentaje cerebral mayor al promedio nubla la mente con facilidad si sus dosis son muy pequeñas como para neutralizar la consciencia y las emociones-
-¿Y tu mente que tan nublada de poder está, Circe? Se nota a kilómetros que tú no tienes tus emociones apagadas, queriendo proteger a todos y aún así arriesgarlos, mírate, ahora dejaste a tu compañero atrás en este submundo tan problemático, porque claro que me di cuenta que vienes con él, muy guapo por cierto, felicitaciones-
-Eso no es un tema de tu incumbencia, no te atrevas a dudar de mi fidelidad, que jamás he dado razones para que desconfíen de mí-
-Desconfiar no, temer es la palabra, a todos nos consta que nos superas en fuerza, inteligencia, y conocimiento, mucho poder para unas manos tan...Alteradas, y eso es lo más suave, no olvidemos que eres hija del gobierno-
-Puedo cargarlo, me conozco- contestó tomando un vaso con alcohol puro, su paciencia se agotaba de escuchar sus estúpidos juegos, pero lo más molesto de todo, es que sabía que este pensamiento se quedaría clavado en su cabeza.
Editado: 09.05.2023