~ Circo De La Muerte ~

Capitulo 1: Caida Grave

Bueno. ¿Como es que normalmente empiezan las buenas historias? ¿Contándoles lo hermoso que era la vida de uno para después "destrozarlo" con hechos dramáticos? Creo que ese sería un punto bueno. Pero este no el caso que quería yo mostrar, ya que hacerles sufrir sería mucho más interesante que emocionarlos con historias bonitas de cuentos de hadas. ~

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En un cuarto de lo mas oscuro, los ojos marrones se centraron en la silueta de un hombre, cuya cara.. No se veía en absoluto. Era IMPOSIBLE de verla a través de un flequillo a tal longitud! Pero bueno.. El macho le había estirado la mano, como si estuviera esperando a que su dama diese el primer paso hacia el.

-"Toma mi mano, así no caerás.."

-"¿Qué..?"

Pronunció la chica antes de siquiera poder hacer algo y sentir un terrible dolor de cabeza que le provocó la "pequeña" caída de su cama. El sonido de la alarma se expandía por toda la habitación, llenando hasta los rincones más viejos con su música irritante. Seguramente y los ratones salían de sus agujeros para gritarle a la dueña-"Su p*ta madre, apaga a ese robot enérgico!". Pero a cambio de esos mamíferos, nuestra protagonista todavía estaba con la cabeza fuertemente posando en el suelo, mientras que la otra mitad de su cuerpo  se relajaba en la cama. Que decir... A la vaga de nuestra chica le costaba hasta pensar que debía de asistir a clases a tan temprana hora. Pero desde cuando era así? Solía recordar que su energía era molestamente positiva, dado que sus impulsos le traían buenas notificaciones. Pero ahora.. Ahora.. Que hora era?

SANTA BÁRBARA..!!

Eran las 8:30! Las malditas ocho, con sus treinta huevos! Lo que significaba que la joven dama se retrasó con treinta minutos, y eso si no tener en cuenta el "diminuto" facto de que aún estuviese en pijama y con la cara de un zombie en su trabajo nocturno.

Ya era bastante tarde como para empezar a preocuparse por la tardanza,  pasó por su cabeza. Pero... ese pensamiento no hizo que su corazón parara de latir como un motor apuntó de arrancar. Al contrario.. Ella se preocupaba aún más al saber que con cada segundo su muerte se hacía más dolorosa, pero placentera para la profe. Lo único que tal vez le salvaría de la situación, fueran sus poderes de ninja, ya que tan solo en veinte minutos en el espejo apareció una joven de pelo oscuro, al igual que sus ojos, que transmitían un cansancio inmenso en forma de dos bolsas negras-moretones. Claro! Los exámenes estaban cerca, que más se podía esperar de una estudiante?

"Oh, mierda! El tiempo se acaba!"-se dijo a sí misma en pánico mirando el teléfono. Ahora mismo parecía al conejo blanco de la historia "Alicia en el país de la maravillas", aunque, sinceramente, las situaciones no eran tan distintas. Nadie le iba a cortar la cabeza, pero escuchar a la señorita Whyeels, era igual que lentamente separar hasta que un tren acabe con tu vida. Todo eso la llenaba de TENSIÓN.

Ya daba igual.

Al acercarse a la puerta de la clase, la joven se dio cuenta de que todo lo anterior fueran supuestas "opciones" de lo que pudiese ocurrirle, la realidad se reflejaba en sus temblorosas manos y múltiples suspiros que daba antes de abrir la maldita puerta.

"BIEN, relájate..! Esto es jodidamente malo, lo sé. Pero debes de ser fuerte, sigue luchando!" -otra vez pronunció en susurros, antes de que finalmente girará el pomo de la puerta atacando a todos los presentes con su sonrisa de "no me maten". - 

-"P-perdone por la tardanza, yo-..."

-"Y que pasó esta vez?" -pronunció con sería voz la señorita Whyeels mientras cruzaba sus piernas al estilo mujer de negocios.

Sinceramente.. Esta mujer tenía un estilo bastante estricto. Su aura.. Se podía decir que tenía un color azul, lo que mostraba su sincera seriedad con todas las cosas. Era de esas personas que antes de decir algo, repetían innumerables de veces esa idea en su cabeza. La LÓGICA en las cosas-era su prioridad más importante, claro que... Después de la frialdad.

-"La verdad es que no me sonó la alarma. Ya saben, los relojes también holgazanean."

De repente la clase se quedó en silencio. Lo único que a veces rompía esas normas era el reloj que se encontraba en la mesa de la profesora. El maldito TIC TAC solo hacía que las cosas fueran aún peor. Cada ESE segundo era un nivel más para el punto de vergüenza que sentía la chica con faroles en vez de ojos. Esperar el suspiro final de la señorita Whyeels era una tortura realmente dolorosa.

-"Mira Elena..." -dijo la mujer poniendo su mirada hacia el reloj de arena con una expresión algo decepcionada.- "En verdad, yo creería en una excusa tan falsa si esta no fuera la quinta vez en esta semana. Además... Eres la encargada de la clase, deberías de ser un ejemplo para todos." -dejo otro suspiro para finalmente quitarse las gafas y entender que la charla con el reloj de arena no le daría una respuesta, justamente por eso mirar a la alumna le resultaba más lógico- "Espérame a fuera por favor, tenemos que resolver esto a solas."

-"S-si, claro..."

Dijo Elena antes de finalmente salir de la clase. El nivel máximo de vergüenza hizo que ella agachara su cabeza a tal punto que el flequillo tapara sus ojos. Como dijo la señorita Whyeels ella era la encargada de la clase, ESA MISMA persona que debería de tener la palabra "correcto" tatuada en la frente con tinta negra, la persona con el espíritu más fuerte que un león y con la moral más grande que un guerrero soviético. Bueno.. Tal vez no llevado a ese punto.

La chica "ojos de panda" se sentó en el suelo con el suspiro más fuerte que el ladrido de un perro. Tal así que seguramente los alumnos de su propia clase la escucharon y otra vez más pensaron en lo poco "cultural" que era la protagonista. Pero NO IMPORTA, QUE MÁS DA. YA TODO ESTÁ HECHO! No debía ni preocuparse por lo que pasará más adelante. Preferiría ni haber ido a clases con la típica excusa de haberse resfriado.



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En el texto hay: circo, psicopatas, amnesia

Editado: 07.07.2020

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