Cap. 9.- El ataque de los elementos

Carter y  Lyra llegaron al vestíbulo en el momento que un hombre lanzó una llamarada hacia una de las paredes y se detuvieron; Kyle, Raven, Anette y Gareth se detuvieron tras ellos mientras que Sachi y Sekai se mantuvieron al margen. El hombre volteó hacia los chicos y sonrió ampliamente.

—Hasta que al fin se dignan a aparecer —dijo—. Por un momento creí que tendríamos que destruir toda la maldita casa.
—Tal vez sí lo hagamos —dijo una mujer—. Con ustedes dentro.
—¿Solo ustedes vinieron de visita? —preguntó Carter.
—¿Dónde están sus hermanos? —preguntó Lyra.

Una mujer y un hombre aparecieron en la escalera. Los segundos gobernantes de Oinarrizko, elegidos por los hermanos elementales creadores luego de que sus predecesores hubieran sido asesinados en la conquista del inframundo, prestaban su forma física a éstos y al igual que los primeros mandatarios eran conocidos solo con una palabra asignada como nombre: Yarah, de ascedencia brasileña, representaba a Vanduo; Heng, proveniente de las tierras australianas, representaba a Oras; Havva, de origen turco, representaba a Zeme y Surya, de raíz hindú, representaba a Ugnis.

—Carter —susurró Gareth—. Están poseídos por los elementales.

Al no poseer cuerpo físico, los hermanos elementales podían tomar control del cuerpo de sus gobernantes para hacer cualquier cosa que les diera la gana. Heng sonrió arremangándose  las mangas de la camisa en un gesto que pretendía ser casual y dijo:

—Perceptivo el muchacho, ¿eh? Les dije que teníamos que deshacernos de él.

Y sin previo aviso descargó una ráfaga de aire helado hacia los seis chicos. Carter extendió los brazos creando un escudo, al tiempo que Lyra se elevaba lanzando una andanada de plumas que Havva bloqueó creando una barrera de rocas que arrojó hacia la chica, para después abrir una grieta en el suelo que se dirigía a los muchachos; Lyra volvió a tierra firme y en ese momento Surya hizo surgir llamas que salieron de la grieta.

—¡Sepárense! —exclamó Carter conforme ambas cosas se acercaban.

La grieta de fuego los alcanzó, de un lado quedaron Carter, Anette  y Gareth; y del otro quedaron Lyra, Raven y Kyle. Surya y Havva atacaron nuevamente; él creando remolinos de fuego y ella haciendo crecer hiedras venenosas alrededor de los chico; Raven alzó los brazos creando una barrera de hielo sólido, al tiempo que Anette invocaba un hechizo de decadencia para marchitar las hiedras, en ese momento Yarah hizo un aspaviento para provocar una inundación, pero antes de que pudiera hacerlo, Gareth se adelantó manipulando la energía de su alma con el objetivo de separar la esencia de Vanduo; lo cual mermó su ataque.

—Mocoso infeliz —masculló Havva, mandando una estaca de roca hacia él a través del fuego.

Anette jaló a su hermano para sacarlo del blanco y Yarah volvió a maniobrar llevando a término su hechizo: una columna de agua se materializó de la nada en el techo y cayó sobre todos los presentes, manteniéndose dentro del vestíbulo a causa de la magia de la mujer, apresando peligrosamente a los Spector. Sachi avanzó hacia allá pero apenas había dado unos pocos pasos cuando Sekai se interpuso levantándose sobre sus patas traseras.

—No vayas allá —dijo—. Esta no es tu lucha.
—Lo es si matan a Raven —replicó Sachi, rodeando al kitsune para seguir su camino.

A pesar de lo poco holgado que era su atuendo, la chica se las había arreglado para ocultar algunas de sus armas. Del costado izquierdo de la chaqueta sacó un par de tonki y los lanzó hacia Yarah; la representante del agua estaba tan concentrada en su ataque, que no notó las pequeñas dagas acercarse a ella hasta que se incrustaron en su carne: uno de los proyectiles se clavó en su brazo, y el otro en su cuello. La mujer soltó un grito de dolor, perdiendo la concentración, y el agua se desparramó por todo el lugar; Sachi se movió con rapidez evitando la corriente líquida, y se situó en medio del vestíbulo, con las piernas flexionadas y los brazos extendidos en posición de ataque.

—¿Quién carajo eres tú? —inquirió Havva.
—No importa, va a morir igual —dijo Surya.

El hombre lanzó una llamarada de fuego. Para sorpresa de los presentes, Sachi detuvo la llamarada y la devolvió a su atacante, convirtiéndolo en un fuego negro, lo cual pasmó a los elementales. Havva levantó un muro de roca frente a Surya, el cual fue destruido por el fuego de Sachi.

—El fuego de la vida —susurró.

Sekai observaba oculto en un rincón, con el cuerpo aplastado contra el suelo como si deseara atravesarlo, presa del pánico. Jamás había pensado en la posibilidad de encontrarse nuevamente con las deidades que deseaban verlo muerto y ahora Sachi, a quien había jurado proteger a toda costa, estaba luchando contra dos de ellas. Ya la había abandonado una vez y no podía hacerlo de nuevo, pero temía ser visto por aquellos seres. Sachi dirigió una mirada rápida hacia el kitsune antes de dirigirla a Yarah, que haciendo una mueca de dolor se arrancó las tonki del cuerpo y observó con odio a su atacante.

—¡A un lado!

Durante la breve pausa de Yarah, los hermanos Spector habían recuperado el aliento y se habían reagrupado. Kyle jaló a Sachi para apartarla de la línea de tiro en el momento que Lyra lanzaba tres flechas de energía condensada hacia Yarah, Surya y Havva. Al mismo tiempo, Gareth manipuló las almas de los cuatro elementales, ocasionando que éstos se desorientaran lo suficiente para recibir el primer ataque por completo: las flechas impactaron en sus objetivos; Yarah, Surya y Havva salieron volando a distintas direcciones por el efecto explosivo de los proyectiles y antes de que Heng pudiera reaccionar, Kyle lo atacó lanzándole uno de los bloques rocosos destruidos que rondaban por el suelo. La encarnación del aire chocó contra una pared y fue en ese instante que vio a Sekai agazapado en una esquina, reconociendo su esencia, lo cual bastó para romper la confusión en la que se hallaba sumido.