Cap. 18.- El encuentro de los hermanos

Por un momento nadie se movió, sumiendo la sala en una quietud extrañamente impropia, como si la casa se hubiera convertido en un sepulcro ahora que su dueño había fallecido. Durante ese instante, los ocho jóvenes que se encontraban en el vestíbulo se mantuvieron tensos, a la espera de que el hombre asesinado se levantara probando que era invencible, tan invencible como la nigromancia se lo podía permitir, todos listos para combatir en caso de ser necesario.

Sin embargo, nada sucedió; y poco a poco la tensión se disipó dando paso a la calma. De repente se escuchó un sonoro “clic” proveniente de los brazaletes que los hermanos Spector llevaban en el brazo y éstos dirigieron la mirada a los accesorios.

—Se han abierto… —dijo Raven examinando el brazalete.

Los seis muchachos se quitaron los brazaletes, tirándolos al suelo, aliviados de que todo había terminado por fin.  Como si un oscuro hechizo se hubiera roto sobre ellos, Sachi y Reijiro retrocedieron soltando las armas que sostenían y se acercaron uno al otro, fundiéndose en un largo beso que simbolizaba el fin de su forzada separación. Finalmente se apartaron sin apartar la mirada.

—Creí que te había perdido para siempre —dijo Reijiro con la voz quebrada de la emoción.
—Y yo creí que no volvería a verte —dijo Sachi con los ojos anegados en lágrimas.

Ambos se abrazaron felices de volver a reunirse. Sin embargo la alegría no duró mucho: se escuchó una palmada, seguida de varias otras, y una chica apareció de un pasillo contiguo en el que nadie había reparado antes.

—Qué bonito —dijo, con una sonrisa insulsa—. Dos amantes se vuelven a reunir y seis hermanos obtienen su justa venganza. Es tan tierno que me dan ganas de vomitar.
—¿Y tú quién eres? —preguntó Anette.
—¿Acaso importa? — eplicó Ritsu haciendo un mohín—. Da lo mismo lo que yo diga, al final no cambiará nada: yo soy quien mueve los hilos en esta función y sus papeles han terminado ya.

Ritsu dirigió su mirada hacia Sachi, al tiempo que materializaba una lanza de la nada. Una mueca de odio se dibujó en su rostro al reconocer en ella parte de la esencia de su hermano, esencia que debía pertenecerle a ella, no a esa humana, y aferró la lanza dirigiéndose a Sachi con rapidez, quien retrocedió buscando una de sus armas mientras que Reijiro se interpuso entre ambas dispuesto a recibir el golpe.

En ese instante Sekai apareció, abriéndose paso entre los hermanos Spector y, tomando su forma humana, se situó frente a Reijiro; desviando la lanza con su alabarda para después lanzar un golpe con el objetivo de alejar a su hermana, lo cual logró.

—No esperaba que vinieras tan pronto, Sekai —dijo Ritsu.
—¿Sekai? —inquirió Sachi, observándolo atónita.
—¿Lo conoces? —le preguntó Reijiro con sorpresa.

Ritsu soltó una risa burlona y dijo:

—¿Cómo es que tu protegida no conoce tu apariencia humana?
—Mi relación con Sachi no es de tu incumbencia —replicó Sekai.
—En eso te equivocas —replicó Ritsu—. ¡Yo debería estar en su lugar! ¡Tú debiste quedarte conmigo!

Soltando un grito de rabia, Ritsu se abalanzó sobre Sekai dando un golpe con la lanza, que él bloqueó con la alabarda. Haciendo un giro de muñeca, Sekai apartó la lanza y dirigió la punta inferior de su arma hacia su hermana, provocando que ella retrocediera; Ritsu extendió los brazos condensando un halo de energía, y Sekai abrió la mano conjurando una llamarada de fuego negro, ambas cosas chocaron entre sí provocando una explosión que llenó de humo la estancia.

—¡No se muevan! —exclamó Sekai al notar a los chicos acercarse a él.

Ritsu estaba tramando algo, solo debía averiguar qué era antes de que hiciera cualquier cosa, y así poder evitarlo. Escuchó la risa burlona de su hermana, al tiempo que la punta de su lanza se dirigía a él sin darle margen de actuar, por lo que solo atinó a transformarse nuevamente en zorro. El viento sopló colándose en la sala, que se iluminó con un resplandor blanco mientras el humo se disipaba, dejando ver a Sekai convertido en un kitsune de nueve colas con un pelaje completamente dorado. El zorro aterrizó en el suelo evitando la lanza, al verlo Ritsu soltó una exclamación ahogada, y de nuevo las palabras de Susanoo acudieron a su mente: “no permitas que tu hermano obtenga su novena cola, o será más fuerte que tú”. Ahora, justo frente a sus ojos, Sekai se había transformado en aquello que tanto se había esforzado en impedir.

Bueno, no le dejaría disfrutar de su victoria.

Ritsu extendió los brazos, creando una bruma a su alrededor de tono verdoso. Al saber lo que pretendía, Sekai corrió en su dirección para intentar detenerla, pero ella disipó la bruma al tiempo que emergían un par de tentáculos de sus costados. Sekai logró esquivar uno de ellos y retomó su forma humana en el momento que el otro tentáculo se cerraba alrededor de su cuello.

—Luces demasiado normal para ser un simple kitsune —se burló Ritsu—. ¿Te lo he dicho?

La chica dio un paso en dirección a su hermano, apretando su cuello para comenzar a estrangularlo al tiempo que una jauría de criaturas esqueléticas se adentraba en la sala, dispuesta a consumir todo lo que se les indicara. Con un gesto, Ritsu lanzó a aquellos seres contra los hermanos Spector, y Sekai aprovechó su distracción para zafarse de su agarre, tosiendo por la falta de aire. La atención de Ritsu estaba fija en Sachi y Reijiro, y más allá, al cadáver desangrado de Tatsu.

—Miren lo que han hecho con mi niño —dijo—. Pero esto no es el fin, él no morirá hasta que yo lo decida.

Ritsu se agachó con la intención de apoyar la mano en el suelo, pero Sekai se lo impidió sujetándola con fuerza, y la jaló para obligarla a incorporarse; al hacer esto ella quedó frente a él y, aprovechando tal circunstancia, la muchacha lanzó un golpe al pecho de su contrincante con la palma de la mano. Su ardid resultó: Sekai soltó a Ritsu y ella dio una palmada en el suelo con rapidez apartando la mano en el momento que su hermano se abalanzaba sobre ella.