Cuando salimos del restaurante fuimos tomados de sorpresa por la brisa nocturna. Dentro del local uno no pensaría que en realidad, fuera hacía frío. Al parecer Jaspers fue capaz de ver qué estaba tiritando, ya que se sacó el saco y lo posó suavemente en mis hombros para abrigarme. El negro combinaba a la perfección con mi vestido Borgoña y resaltaba mis ojos celestes junto con mi cabello castaño oscuro.
-Gracias. ¿Pero tú no sentirás frío también?
-La verdad es que no; estás camisas son más abrigadas de lo que en verdad parecen.
-¿Oh sí?
-Claro, podrías asar un pollo aquí dentro.
Caminamos calle abajo y me pregunte hacia que maravilloso lugar me llevaría ahora.
-Así que… ¿El local de tu amigo está muy lejos de aquí?
Yo lo mire sorprendida y mentalmente me abofetee por no haber recordado antes que debíamos ir hasta allí.
-¿Es hacía allá donde vamos ahora?
-Si. ¿Por qué?
-Porque en ese caso debemos ir hacia el lado contrario.
-Creí que era calle abajo
-Y yo creí que íbamos a otro sitio.
Ambos reímos como dos pequeños niños y podía jurar que jamás en mi vida había escuchado una risa tan seductora con encantadora; hasta ahora.
Estaba nerviosa porque no sabía si el regalo le gustaría, después de todo, lo había comprado basada en el gusto de Jackson. Y ahora que lo pensaba en realidad no sabía casi nada de Jaspers a excepción de lo básico que todo el mundo conocía y lo que él mismo me había contado esa misma noche. Jamás había sabido de alguien haciéndole un regalo, además de su madre claro.
Cuando llegamos a la tienda “Mascotas May’s” Jaspers se hizo hacia atrás en un movimiento brusco y miro la vidriera con atención.
-¿Es aquí?
-Si. ¿Paso algo?
-No. Solo me preguntaba si estarás bien por tu cuenta allí dentro.
-Oh claro, los chicos ya me conocen. Suelo venir muy seguido a la tienda para ayudar a mi amigo. Pero si quieres puedes entrar y conocerlos, estoy segura de que no les molestará…
-¡No! Es decir, no gracias. Mejor te espero aquí, no vaya a ser que altere a los animales.
-Bien.
Entre en la tienda y como siempre fui recibida por Reina; era mi gran amiga peluda que dos años atrás sus dueños habían abandonado.
-¡Reina! Mi niña hermosa. ¿Cuidaste bien del pequeño?
Dos ladridos y lengüetazos fueron su respuesta. Ella también era una Labrador y muy cariñosa. No lograba entender porque la habían abandonado.
-Vamos Reina, llévame hacia el pequeño.
Ella se me adelantó encabezando el camino hacia la jaula de juegos donde Mark, mi amigo, le había dejado la lámpara encendida. El cachorro estaba profundamente dormido, pero en cuanto escucho mi voz se despertó y corrió a mi encuentro.
-¡Hola pequeñín! También te extrañe. Vaya, veo que alguien a sido un cachorro bueno; aún conservas el moño rojo que te coloqué. Vamos, tu nuevo amigo espera fuera.
Reina se interpuso en el camino queriendo evitar que nos fuéramos, sabía que extrañaría al pequeño seguramente le recordaba a sus hermanos.
-Lo siento querida, pero debemos irnos y sabes que yo vendré pronto a verte y… seguro el logre convencer al señor Conelly de traer al cachorro a verte.
Aún poniendo resistencia, ella se apartó y en sus ojos distinguí la tristeza; algo que me partió el corazón.
Cuando salí de la tienda lo hice de espaldas para que Jaspers no viera al pequeño peludo hasta estar segura de que yo podía ver su reacción por completo.
-¿Necesitas ayuda Beca?
-¡No! Ya lo tengo no te preocupes. ¿Estas listo?
-Creo que si.
-¡Uno, dos, dos y medio…. Tres!
Grite al tiempo que volteaba y extendía al pequeño peludo en el aire. Este realmente se lució moviendo el rabo alegremente mientras jadeaba. Jaspers sonrió abiertamente mientras tomaba al pequeño en brazos.
-Hola pequeño. ¿Cómo estás?
El cachorro le ladro felizmente en respuesta y comenzó a lamer su cara. Vi la alegría en los ojos de mi jefe, pero al verlo en detalle, note que tenía algo tapando los orificios nasales.
-¿Jaspers?
-¿Si?
-¿Qué te sucedió? -Él me miró sin comprender mi pregunta así que le señalé con los dedos.- En la nariz…
-¡Oh!
Se apresuró a taparse con una mano y con la otra sujetaba al pequeño inquieto.
-Solo… es algo que me sucede a menudo, espero no incomodarte. Son tapones nasales.
-¿Pero está bien? ¿Necesita un doctor?
-Probablemente mañana lo necesite.
Hablo tan bajo que casi me perdí sus palabras, pero por suerte las logré escuchar. Aunque no pregunte por si acaso.
-¿En dónde vives, Beca?
-En un apartamento; a unas cuadras de aquí.
-¿Es cerca entonces?
-Si.
-Perfecto, llamé a mi chófer mientras estabas dentro, él te llevará a casa.
-¿No irás tú?
-Me temo que está vez no. Debo atender al pequeño peludo.
-Oh, claro.
Por un lado, estaba decepcionada y por el otro estaba más que feliz ya que había dicho “está vez no” eso dejaba abierto a la posibilidad de una próxima cita.
-Entonces ¿Cuantas cuadras son exactamente?
Me rasque la cabeza queriendo esquivar la pregunta, pero me sería imposible hacerlo.
-Es en Brooklyn.
-¿¡Brooklyn!? ¡Pero eso está algo más que a unas cuantas cuadras!
-Lo sé, lo siento mucho. Su chófer no tiene que llevarme, yo puedo ir sola…
-¿Qué? No, de ninguna manera. Solo que, de haber sabido, habría reservado un restaurante más cerca.
En ese momento un auto frenó junto a nosotros y un hombre de mediana edad salió del lado del chófer.
-Sr. Conelly llegué tan pronto como pude.
Al ver a Jaspers sus ojos se agrandaron y amagó a ir a por el cachorro, pero Jaspers negó con la cabeza.
-¿Seguro señor?
-Por supuesto, solo lleva a la señorita Flinch sana y salvo a su casa.
-Si señor.
-Beca. -Dijo Jaspers girando hacia mi. - Fue una velada fantástica, la pasé de maravilla y… espero que se repita. También, espero que el regalo sea de tu agrado. Buena noche.
-Lo mismo dijo Jaspers.
Mientras el auto se alejaba, no podía evitar mirar hacia atrás para ver hasta el último minuto a Jaspers.
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Editado: 13.10.2024