Cita a ciegas para San Valentín.

Capitulo 21.

Cuando regrese a la oficina con los documentos lo hice en completo silencio, tanto fue así que logré dejarlos sobre el escritorio de Jaspers sin que él notara mi presencia. Al salir cerré la puerta tras de mí con cuidado de no sacarlo de su transe; estaba tan concentrado viendo algo más allá de su gran ventanal que no se dio cuenta de nada.

-Si sigue viendo con esa intensidad reventara el cristal.

Murmuré refunfuñando como una niña pequeña y caprichosa mientras me alejaba de la oficina y regresaba a mi silla. El resto de la jornada me la pasé esquivándolo; cada vez que abría su puerta y pedía algún documento, carpeta o copia de algún contrato, yo fingía estar demasiado ocupada y le delegaba la tarea a alguien más. A la hora del descanso no fui a la cafetería y tampoco almorcé en mi escritorio; en su lugar me escabullí por las escaleras de emergencia y subí hasta la azotea para que nadie me viera. En realidad solo fui para dejar que los minutos pasaran ya que no pude probar bocado. El viento soplaba en mi rostro y con el se llevaba mi enojo y frustración, suspiré hacia la nada mientras observaba el sol y pensaba en si realmente Jaspers había sido capaz de divulgar algo tan personal.

-No parece ser uno de esos tipos, en cambio, Samantha es muy astuta y podría haber averiguado eso con algún otro empleado. No era un secreto lo de mi perdida, pero se sintió mal que ella lo supiera.

Al finalizar la hora del almuerzo baje y me situé nuevamente en mi escritorio ignorando los mensajes y llamadas perdidas de Jaspers en mi móvil. Por su parte él dejo de insistir con tratar de que fuera a su oficina y comenzó a llamar a Sally, quién estaba más que encantada con él trabajo extra.

-Nos vemos mañana.

Marisol me saludo enérgicamente al pasar junto a mí en la puerta de entrada del edificio y no me dio tiempo a responderle. El turno había terminado y como siempre nos despedimos en la salida, pero hoy ella estaba más apurada de lo acostumbrado. Saqué mi móvil para marcarle a Robert al tiempo que salía del edificio, así podría verificar como iba todo, además, necesitaba saber que tipo de palomitas prefería para ver la serie de esta noche.

No me había alejado ni tres metros del edificio cuando tuve la sensación de ser observada nuevamente, pero era una sensación diferente a la de la otra noche. Está vez no sentía miedo, y no sabía si eso era bueno o malo ya que no estaba lista para desarrollar el síndrome de Estocolmo. Apresuré mis pasos para llegar al cruce peatonal lo antes posible y con suerte el semáforo estaría de mi lado. No lo estuvo. Al llegar el muy maldito se puso en rojo y a mi lado un auto oscuro frenó de golpe y mi corazón se detuvo con él. La puerta del conductor se abrió y mis piernas ya estaban listas para correr, pero mi mente no colaboró en darles la orden para que lo hicieran.

-Beca Flinch; ahora no tienes donde esconderte, ni excusas para desaparecer ni a dónde huir. Así que sube al auto, debemos hablar.

Jaspers Conelly sería el culpable de que me diera un infarto en cualquier momento y más apareciendo así de la nada.




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