Ciudad de secretos

1- Manicomio

Problemas, lo único que tengo problemas, es horrible ir sobre la marcha, no tuve tiempo para planear nada, lo que me molesta es que no puedo meditar cuidadosamente cada aspecto de mi accionar. Parece que por primera vez en años la suerte está de mi lado, solo por ella sigo en pie.

Mis ojos se abrieron, entendí todo, entendí el mundo. ¿Por qué pasaba todo? Era sencillo, había alguien que se encargaba de arruinarme la vida, era tan claro que no me había dado cuenta, pero estaba ahí.

Por un largo tiempo pensé que era por Ariadna, que ella era la que se quería encargar de eso, pero cuando vi el miedo en su rostro lo entendí. Ella no es la que mueve los hilos, es solo un títere.

Pero mi razonamiento no solo se detuvo ahí, no obedecí a las voces, que querían que me callara. La persona que mueve los hilos solo puede tener un títere a la vez, por ende, al tener secuestrado a su títere predilecto no podrá atacarme de otra forma. Lo único que debo hacer es mantenerlo con vida y asegurarme de que no pueda huir de mi.

Ahora puedo controlar la fuente de mis tristezas y mis desgracias.

A decir verdad, fue un plan maquiavélico, se aseguró de que le tuviera mucho cariño, para luego hacerme sentir culpable al querer deshacerme de ella.

Pero yo me pude sobreponer ante eso, hora hice un plan mucho mejor, aunque para nada sencillo. Me es muy difícil no intentar arremeter contra ella, puesto que es la causante de que Tabares esté preso, pero debo controlar mis impulsos de ahora en más.

Una vez estuvo en mi poder no pude controlarme, la subí a un auto a la fuerza, el secuestro que pasó logró debilitarla, puesto que hubo un punto en el que siquiera peleaba, no hacía esfuerzo alguno por resistirse. Incluso en esas situaciones me sorprendió su reacción, puesto que yo a la persona que había conocido era una luchadora con un severo complejo de dios.

Después de manejar con ella maniatada durante unos 30 minutos, con la noche como mi testigo procedí a descargarme con ella, solo tenía un cuchillo que habíamos dejado anteriormente en el auto. No sé cuántas puñaladas le di, pero no era consciente de mis acciones, solo necesitaba seguir descargándome.

Creo que llegué a las 10, para luego detenerme y comenzar a respirar con fuerza, tenía el corazón en mano. ¿Qué iba a hacer después de eso? Ni a estas alturas tengo idea de que planeaba.

El razonamiento llegó como si fuera una alarma de peligro. Entenderlo fue un golpe duro y me arrepentí al ver el cuerpo casi sin vida de la pelirroja, pero necesitaba volver a ver a Tabares, sin él no tenía nada que perder.

Mi vida se destruyó hace tiempo, sin familia, sin amigos, sin estudios y solo con sueños que no podré cumplir sola. Lo necesito para poder continuar y no desde un punto de vista práctico, porque sé que puedo manejar todas las cuentas y la organización, puedo mantenerme con vida, pero no puedo controlar lo que siento y su falta podría destrozarme. Viví durante años con él y no podré perder la costumbre.

Apoyé mi cabeza en el volante, no tengo nada que perder, pero puedo ganar todo. Solo debo evitar que no me atrapen, puesto que sería otra dificultad para sacar a Tabares de la cárcel, aunque sé que no me será imposible.

Ante mi razón seguí meditando, el mundo la quiere viva, siempre lo quiso. Su cuerpo está herido, puedo... puedo mantenerla viva bajo mis condiciones. Así podré vencer esa fuerza que siempre se pone de su lado.

Levanté la cabeza con ímpetu, me di vuelta y traté de hacer presión en los orificios, me saqué la campera y le vendé el torso con ella como pude. Acerqué el dorso de mi mano, sentí su agonizante respiración, al menos podía arreglarlo.

Mis manos temblaban, las llevé a mi cabeza mientras pensaba en que carajos hacer. Salí apurada, esto es más grande de lo que yo creía. Fue un plan suicida, pero debía intentarlo.

Me dirigí con rapidez a la casa para poder dejarla en una cama, con algo de esfuerzo, yo soy fuerte, pero ella era bastante pesada. La dejé ahí y salí corriendo, necesitaría ayuda.

Tomé el arma que Tabares guardaba normalmente en la guantera y mis lentes. Necesito ser rápida si quiero que sobreviva. 

Suspiré, debo estar tranquila si quiero que las cosas salgan bien. Incluso con el mejor plan podes fallar, eso mismo me pasó con Fernando. Trazamos con mucho cuidado cada paso de nuestro plan y por algo tan minúsculo como una convulsión mía fallamos, todo es vital aquí.

Arranqué con mucha prisa, no soy la mejor hablando en inglés, pero recuerdo que cuando Ariadna y yo éramos más pequeñas ella estudió esa lengua, así que con solo hacer que ella hablé lograré que me haga de traductora.

<<Lo que pienso hacer es desquiciado, lo que pienso hacer es desquiciado >>me repetía una y otra vez mientras golpeaba nerviosamente el volante con el dedo índice. 

Ingresé en la ciudad, mientras trataba de controlarme. Todo tiene mucho sentido. Esa maldita había sobrevivido en su tiempo a una cirugía de corazón, cuando se enfrentó al asesino justiciero y a Eve de Bonafidi y a mis dos intentos de asesinato. Hay algo que la protege, algo que la mantiene constantemente con vida. 

Si su destino es vivir entonces yo no permitiría que me siga arruinando. No es la única que quiere destruirme a mí y a Trigo, hay alguien más detrás de ella que trata de que seamos infelices. Ahora esas personas que tratan de que me arruinarme habrán perdido a su emisaria y estarían muy ocupados buscándola como para seguir desgraciando mi vida.

Paré frente al hospital, tomé aire. Guardé el arma entre mis prendas, cambié mis lentes por gafas de sol, aunque no veo muy bien sin ellos. 

Todo estará bien, vale la pena hacer esto, pronto me llevaré a Trigo y tendremos una vida normal...

Volví al presente, mirando en la oscuridad a mis tres nuevas adquisiciones trabajando lo más rápido que podían.




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