Ciudad del Alquimista

Lo que era mejor no saber. Parte 2

Sus ojos estaban anormalmente abiertos y las pupilas tan dilatadas que casi no se distinguían del iris, mirada completamente perdida. Aiden caminaba torpemente de regreso, ya se había alejado una distancia considerable y aún tenía esa extraña expresión en su rostro. Así fue hasta que un fuerte sonido despertó su conciencia.

–¿Qué?... ¿Qué estoy haciendo... y qué fue eso? ¿¡Una explosión!? –Miró de un lado a otro, pero todo lucía ligeramente distinto a como recordaba–. Estaba siguiendo a... ¡!

Sentía nauseas por alguna razón y fuertes escalofríos en la nunca, pero el joven se apresuró hacia el lugar de dónde provenía el fuerte ruido.

Se suponía que estaba vigilando a Maika, ¿Entonces qué estaba haciendo yendo en la dirección contraria? Se preguntó mientras corría.

–¡Maldición! –Su cabeza estaba llena de preguntas y su conciencia aun tambaleaba un poco, pero ahora mismo había algo más importante, tenía que asegurarse de que Maika esté bien.

El hechizo no tenía falla alguna, fue sino coincidencia o mala suerte tal vez. Por supuesto, Aiden no tenía forma de saberlo.

Desde el comienzo el joven no había sido completamente atrapado, se encontraba en un estado similar a ser hipnotizado. La cazadora nunca se habría imagino que estaba siendo seguida por una persona normal, mucho menos que esta pudiera escapar de la hipnosis.

Estando aún dentro de la barrera un gran cambio en la imagen mental que tenía del lugar o un ruido lo suficientemente fuerte como para despertarse del estado hipnótico había sido suficiente para desvanecer los efectos, cosa que había sucedido. Solo a Aiden podían ocurrirle algo así.

En el camino escuchó unos cuantos disparos, por lo que se preocupó más y corrió con aún más fuerza. Normalmente tras haber escuchado los disparos, correr hacia la fuente era algo que ni de broma hubiera pasado por su mente. Como cualquier persona cuerda, Aiden habría dado la vuelta y huido con todas sus fuerzas mientras llamaba a la policía, ese era la línea de acción que el sentido común dictaría bajo cualquier situación normal. Sin embargo, por los efectos del hechizo su sentido de realidad seguía desligado de su consciencia. Aiden siguió el primer instinto que tuvo como si fuera lo que se esperara de él; corrió con todas sus fuerzas para salvar a Maika.

Una vez que llegó al lugar de provino vino la explosión y se detuvo antes de doblar la ultima esquina. Los pensamientos de inseguridad finalmente lo invadieron. Cosas como: ¿Qué puedo hacer una vez que la vea?", "¿Servirá de algo mi ayuda si están armados?", y aunque no quería pensar en ello, "¿Qué voy a hacer si ya es muy tarde? Piensa Aiden, piensa ¡Te estás tardando!"

La inseguridad y temor invadió mente y cuerpo, sentía como el sudor helado recorría su espalda y el esfuerzo que hacia su garganta al tragar saliva podía equipararlo a un gato vomitando una bola de pelo.

Humo negro flotaba enfrente suyo, como si marcara el camino hacia el lugar de los eventos.

«¡Ya corrí hasta aquí! No puedo darme la vuelta y luego pretender que no pasó nada. ¡No pienses nada en estos momentos, solo hay que actuar! Vamos Aiden, ¿no era tu tonto deseo una interesante nueva vida?, ¡Ahora actúa!»

Reuniendo todo su fuerza y determinación cruzó la esquina de ese edificio viejo y lo que presenció no era nada de lo que había imaginado.

–¡¡WRAAHHHRGG!!!

Ese desgarrador grito seguido por 'BANG', ese inconfundible sonido atravesó la noche y el corazón de Aiden.

La escena que presenciaron sus ojos destruyó todas las ilusiones que había creado. Una bella y frágil chica de su edad, un poco más baja de estatura que él, con una misteriosa y encantadora esencia que te hace querer protegerla junto a todo lo que la haga sonreír. Esa inocente y encantadora imagen que había creado sobre ella se destrozó como un espejo de vidrio al resbalarse entre tus manos.

La chica de cabello castaño apuntaba firmemente su arma hacia un hombre de rodillas. Su último grito fue uno espantoso que hizo sentir a Aiden un fuerte escalofrío por toda su columna hasta la punta de sus pies, pero él estaba aún más perplejo por quién jaló del gatillo sin titubear, quién ni siquiera volteo la cabeza para evitar la horrible escena.

Se encontraba a algunos metros de donde ocurrió todo, por lo que no pudo ver los rostros del hombre ni tampoco la expresión que tenía ella en ese momento. Tampoco era algo que quería hacer, claro, de hecho deseaba nunca haber visto eso, que esto nunca hubiese sucedido.

Recuerdos de un cierto incidente vinieron a su mente, pero incluso entonces no había presenciado de primera mano una ejecución. Todo lo que pudo hacer es aguantar las ganas de vomitar al ver la escena que acababa de presenciar repitiéndose en su mente innumerables veces mientras temblaba en el suelo recostado al edificio, fuera de la vista de Maika.

Trato de decir algo y solo consiguió balbucear cosas sin sentido. Tras varios segundos de mirar a la nada percibió las señales de su cuerpo aterrado, temblando como un niño abandonado en el frío.

Sin perder más tiempo huyó de la escena. No sabía qué hacer, no sabía si estaba haciendo lo correcto al huir de esa forma, pero no soportaba quedarse allí un segundo más. Corrió y corrió sin mirar atrás hasta que no le quedaron fuerzas y sin haberse darse cuenta ya había pasado el distrito comercial, estaba en un bloque lleno de dormitorios estudiantes y profesores.




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