Ciudad del Alquimista

Confrontando a Maika; Secretos. Parte 1

Varios estudiantes de todos los años se dirigían a clases por los enormes puentes de hierro. Entre ellos estaba Aiden, un chico normal excepto por dos cosas: Desde que recuerda, por una razón que nadie ha logrado identificar, un extraño humo negro aparece frente a sus ojos. La otra razón, el horrible incidente que presenció anoche.

La calurosa mañana hacía que sea normal ver a estudiantes con algunos botones desabotonadas o sudando a pesar de que el uniforme estaba diseñado para ser más efectivo ante los cambios de temperatura que un uniforme fabricado con tela normal. Aiden no era la excepción, excepto por las razones por la que sudaba eran otras.

Sudor helado recorría por su espalda y su corazón latía anormalmente rápido. Sentía que sus ojos saldrían disparados en cualquier momento por la presión en la parte trasera de su cráneo.

Se detuvo en la entrada del 2C, escaneó rápidamente el salón para sentir una enorme tranquilidad por un segundo para volver a su tensa realidad.

«Aún no ha llegado. Probablemente tampoco lo haga, después de todo eso. ¡Ah! ¿¡En qué estaba pensando!? Por supuesto que no vendrá a la escuela. Seguramente huyó, ¿Por qué no llamé a la policía de inmediato? ¿Me hace eso un cómplice?»

Aiden se adentró más y más en el circulo infernal y sin fin que eran sus pensamientos. En ese momento alguien toco su hombro por detrás, creía que gritaría, pero logró controlarse en el último momento.

–Hey, ¿Qué sucede, Aiden? No te ves muy bien.

Se trataba de Saya quien acababa de llegar y vio a Aiden parado frente a la puerta de otro salón que no era el suyo.

–Ahh, Saya. No es nada. –Con una horrible cara de exhausto Aiden dejó atrás a Saya y caminó hasta su salón, directo a su asiento.

Al notar su presencia, Blair, quién ya estaba dentro, se acercó al cabizbajo chico.

–¿Estás bien? Si estás enfermo puedo llevarte a la enfermería.

La considerada y preocupada expresión en su rostro hubiera sido todo lo que Aiden necesitaría para sentirse mejor bajo circunstancias normales, pero los temblores en su pecho eran todo menos normal.

–Es cierto. Luces terrible ¿Pasó algo ayer? –Incluso Saya mostraba interés por la condición de Aiden.

–No es nada de qué preocuparse, solo no dormí bien. –dijo Aiden.

En condiciones normales estaría eternamente agradecido y un poco conmovido, pero solo podía concentrarse en una cosa.

Mientras no tuviera que encararla podría continuar fingiendo que todo está bien, pero una vez que sus miradas se crucen ni siquiera podría estar seguro cómo reaccionaría.

En ese instante, como si estuviera jugando con su corazón, la voz de la persona que más quería ver y evitar, llegó a sus oídos.

–¿Está Blair, la delegada?

Los ojos de Aiden se dilataron al ver a la persona que pronunció esas simples y amigables palabras, parada en la puerta, hermosa, como la primera vez que la vio.

Su piel se erizó por completo mientras escuchaba el sonido de los pasos de esa persona entrando al salón. Cerró sus ojos y en un intento de reprimir sus emociones, apretó su puño con todas sus fuerzas.

Inmensa tensión seguida de rabia, luego terror, una combinación que nunca había experimentado recorrió su cuerpo cuando se dio cuenta que incluso con ella parada en frente suyo podía seguir actuar con normalidad, pero su tormento aún no terminaba.

–Hola, Aiden. Buenos días. –dijo Maika, inclinando su cuerpo hacia el de Aiden que estaba cabizbajo.

Ya sea solo por cortesía, ya que se conocieron ayer, o por algún motivo oculto, Maika extendió su saludo al verlo.

¿Debía ignorarla? ¿Debía responder? Quería gritar con todas sus fuerzas, que todos en el salón escuchen lo que vio anoche. Multitud de ideas cruzaron por su mente varias veces en el más largo segundo de su vida.

Finalmente decidió por una acción, Aiden levantó su cabeza solo un poco para mantener el contacto visual mínimo en lo posible, de ser posible quería mantenerlo fuera de cuestión, pero al alzar la mirada vio la sonriente expresión de Maika. A pesar de su linda casual sonrisa, lo que Aiden sintió fue una lluvia de repulsivas emociones.

–Sí. Buenos días.

–¿Qué sucede Maika? –Interrumpió Blair, sin notar la fría respuesta por parte de Aiden, ya que desde que lo vio esta mañana ha estado así–. ¿Es sobre el asunto de mostrarte la escuela?

–Sí, quería saber si era posible hacerlo hoy durante el receso.

–Claro, no hay ningún problema, de hecho facilitas las cosas para mí un poco, ¿Tú no tienes problema con eso Aiden?

–Si está bien con ustedes, entonces no tengo nada que decir–. agregó Aiden a la conversación, manteniendo siempre su mirada en el suelo.

Con eso terminó el reencuentro, sin nada significativo o llamativo cual sea. Maika se despidió, Aiden se mantuvo observando atentamente mientras cruzaba la puerta.

«¿Me habré equivocado? ¿¡Estoy lidiando con una completa psicópata!?»

Las horas de clase pasaron y Aiden puso cero atención a los temas discutidos, todo lo que hizo fue forzar su cuerpo a mantener el control.




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