Ciudad del Alquimista

Invocación. Parte 1

Primero vino el sentido del oído, el sonido similar a ruido blanco de la habitación fue lo primero, sintió como un molesto zumbido resonaba dentro de su oído por varios segundos.

Luego el tacto, la sensación de las sabanas y la suave cama contra su espalda. Finalmente luz empezó a filtrarse a través de los párpados causando que ambos ojos comenzaran a abrirse lentamente.

La resplandeciente luz de la habitación se clavó en las esferas oculares obligándolo a volver a cerrar sus ojos, hasta que poco a poco se fue acostumbrando; Aiden recobró el conocimiento.

Uno por uno todos sus sentidos volvieron a funcionar correctamente, fue entonces cuando pudo pensar con claridad que reaccionó ante el lugar donde había despertado.

—Este lugar... ¿El dormitorio?

Intentó levantarse de golpe, pero un dolor agudo que recorrió desde una de sus piernas a través de su columna hasta la punta de sus dedos.

Con todas sus fuerzas apretó las sabanas que lo cubrían hasta la altura del cuello, su respiración recobró su ritmo. Entonces otro pensamiento vino a su mente.

—¡Maika! —exclamó con la poca fuerza que tenía—. ¿¡Maika estás bien!? ¡Y el ángel!, ¿Qué pasó con el ángel, si estamos aquí significa que lo derrotaste? ¡O tal vez logró escapar! Enton—El repentino arrebujo de Aiden fue interrumpido por una voz que vino de al lado de la cama donde había despertado.

—¿Lo primero que preguntas es si estoy bien, eh? ¿Acaso eres el protagonista de una de esas series animadas que están de moda?

La sarcástica voz era una familiar y cálida, quiso saltar de la cama, pero Aiden no podía ni siquiera levantarse. El dolor, a pesar de los calmantes, era tan terrible que creía que lloraría en cualquier segundo, pero al escuchar esa voz llena de confianza, las ganas de llorar que ahora estaban a punto de vencerlo eran por una razón muy distinta a las de antes.

Maika se encontraba sentada en una de las sillas de madera de la habitación junto a la cama. Aiden contuvo sus lágrimas, pero sus intenciones eran obvias, se podría decir que estaba escrito en su rostro. Estaba feliz de verla.

Antes que pudiera decir cualquier cosa, Maika fue la primera en romper el silencio que se había creado desde hace unos momentos en que sus ojos se encontraron.

—Aún faltan alrededor de cuarenta minutos para que amanezca, esta vez tardaste menos en despertar, a este paso vas a acostumbrarte, a eso de perder el conocimiento. —La joven maga habló en un tono de broma, pero las palabras que dijo iban muy en serio—. Para que lo sepas estoy en contra, no me agrada la idea de que te acostumbres a perder el conocimiento.

A él mismo no le agradaba la idea de acostumbrarse a perder el conocimiento, pero por ciertas razones que normalmente serían irrazonables no ha hecho más que caer inconsciente cada vez se veía envuelto en dichas situaciones. Después de todo Aiden era un estudiante común y corriente hasta hace solo unos días.

Que patético, pensó Aiden. Sin apartar su mirada de ella, ladeó un poco su cabeza lo suficiente para alcanzar a ver a través de la ventana y comprobar si lo que decía era cierto, no es que dudaba de ella, fue más como un impulso natural provocado la nueva información y la falta de información que tenía de apenas haber despertado.

—Menos mal que despertaste, en serio...

Cuando trajo a Aiden al dormitorio en ese estado y cuidadosamente lo colocó en la cama parecía un cadáver. Su respiración era tan ligera que era prácticamente nula. En orden para mantener vivo a Aiden tuvo que atender sus heridas, pero incluso entonces lo único hizo fue cubrir las heridas para evitar que Aiden se desangre. Desde entonces estuvo esperando a su lado a que despertara.

—Despertaste.

Al verla Aiden sintió un gran alivio él mismo, sin entender bien el porqué, fue algo que nació al encontrarse sus miradas, tragándose el desgarrador dolor encaró a Maika con una expresión igual a la de ella.

—Si estamos aquí significa que mataste a ese monstruo, dime que no me equivoco, ¿verdad? —preguntó Aiden, ya más calmado.

—Quisiera que no me tomes como una persona tan fría, pero sí, no hay ningún homúnculo o ángel en esta ciudad.

—Eso es bueno. —Cerró sus ojos por un momento, pensó por todo lo que había superado para haber sobrevivido hasta ahora.

Fue una aventura increíble e igual de ridículamente peligrosa, si pudiera evitar todo esto que pasé lo haría sin dudarlo, pero de ser posible quisiera conocerla a ella de nuevo. Eso pensó el joven que no era completamente honesto con sus sentimientos.

—Lo siento, por ser tan imprudente y hacer que te preocupes tanto por mí, pero que hayas sido a la primera que vi al despertar, casi hace que haya valido toda esta locura.

—¿Eh? Pues… eso... S-sí... Por supuesto iba ser yo la primera.

—¿Huh? ¿Acaso de verdad esperaste todo este tiempo hasta que despertara porque no podías alejarte de mi lado?

—¡Por supuesto que estaba a tu lado todo el tiempo!

Todo. Sus palabras dichas en un impulso, la avergonzada expresión que no podía ocultar, como recogía sus hombros inconscientemente como respuesta a los, intencionales, acosos por parte de Aiden. Todo creaba una armonía única ante los ojos de cualquiera y ahora solo le pertenecía a Aiden.




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