Ciudad Evanescente

VIII. Catarsis

8:00:00 horas antes del impacto


¡Salud!


Todos levantamos la copa con ese líquido rosa que sella nuestra promesa. Mis ojos devuelven cada mirada en el estrecho salón. El estandarte cruzado descansa sobre la mesa y estoy segura que solo es cuestión de tiempo para que esa bandada de traidores caiga inconsciente sobre el dibujo del Cometa en el piso del salón principal.


—Qué pérdida de tiempo. 


Pongo mis ojos en blanco antes de ajustar los condensadores reformados a la mascarilla. Lo cierto es que ganar en esas condiciones me resultaba un tanto indignante. No podía creer que aquellos seres fueran con más los representantes de las Nueve Ciudades.


—Señorita Mio, está todo listo.


Asiento terminando de cerrar mi sudadera antitérmica y escucho el clic de las puertas magnéticas antes de abrirse hacia el pasillo. La “bóveda” del lado este luce como un huevo a punto de ser quebrado en la superficie. La yema se desparrama hacia un lado y puedes reconocer las dos fases incluso antes de que termine el proceso. Los gritos del lado de la Citizen solo atestiguan lo inevitable.


“Basta, solo quiero que termine de una vez.”


La capucha de mi sudadera enmascara los mechones más disparejos de cabello escarlata. Afuera la niebla sílice nos recibe como un enjambre de pequeños transistores. La tercera señal está dada. 


El Imperio de los Tres soles está muriendo y su pueblo, iluso como siempre, sigue rezando por el milagro evanescente.

 

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.