Ha pasado mucho tiempo desde que la búsqueda de los cinco guerreros prohibidos entró en acción. Para la población han sido años, meses, semanas y días en donde estamos con una precariedad absoluta.
La delincuencia aumentó día con día, sino es que segundo por segundo. La mayoría de personas debemos pagar impuestos no solo con monedas de oro, ahora tenemos que pagar con pertenencias como casas o joyería.
Mi nombre es Aira y aunque me vea como una joven que está apunto de cumplir los dieciocho años de edad, soy una mujer fuerte y empoderada que trata de sacar a su familia de la situación en la que está. Antes de nacer pude darme cuenta que la situación actual no ha cambiado nada como hace unos años, mi padre me habló sobre los cinco guerreros prohibidos y se ha especulado que ellos no han abandonado esta ciudad sino simplemente están esperando a que ocurra un suceso que los levante.
Algunos creen que esto ocurrirá cuando el rey Ike herede la corona a su máximo predecesor que es el Rey Argos, recuerdo cuando vivimos nuestra infancia, era uno de los jóvenes más valientes y luchadores que jamás conocí, pero conforme fuimos creciendo me pude percatar que su visión interna y externa fue corrompida por las ideas de su propio padre.
Sin duda estudiar con aquella persona que pensé que sería nuestra salvación y verlo ahora solo me da mucha tristeza. Lo bueno de esta situación es que he sabido cómo defenderme ante las personas malas que me han rodeado. Recuerdo una vez cuando vendiamos frutas en el mercado del pueblo, un grupo de ladrones tratando de extorsionarnos, con tan solo quince años de edad pude tomar una vara de madera y comenzar a golpearlos, desde entonces he sido la protectora de ese mercado por años. Muchas personas se han unido a mi causa, pero nada de esto se compará a la causa mayor que es el cobro de impuestos.
Los caballeros del puño de plata han aumentado los impuestos de venta del 50% por lo cual el pueblo se opuso rotundamente. La mayoría de personas decidieron reunirse en la plaza central para manifestar su inconformidad ante la situación. Una hora que antes del atardecer el pueblo se opondrá, mientras tanto voy de camino a casa me topo con un vagabundo que pide dinero desde hace unos años.
Al parecer es una persona que no tuvo la misma suerte que muchos, mientras tanto escucho un bullicio y veo a un grupo de personas que persigue un niño, aparentemente se robó un canasto lleno de alimentos en ese momento el vagabundo estira su pie y causa que el niño se caiga con la evidencia.
Después de ello este se levanta y decide enfrentar a los miembros del mercado:
— Dejenlo— dice autoritario.
— Es un ladrón y debe ser condenado— dice uno de los lugareños.
— Sí yo fuera ustedes, mejor me largaría de aquí— dice desafiante.
— Tú quién eres, una especie de guardián de ladrones— dice mientras se acerca
Uno de los perseguidores se acerca al vagabundo y se da cuenta que este lo golpea en el abdomen para dejarlo inhabilitado. En ese momento me sentí confusa e impactada por lo que ocurría así que mi deber fue ayudarlo.
Soy una de las descendientes de la antigua guerrera mágica conocida como Atlas, así que todo lo que sé , es gracias a ella. Cree un campo de bloqueo que nos permite huir con el niño, mientras corremos unos cuantos metros nos escondemos en un callejón, pero ese supuesto vagabundo tiene un escondite.
— No pasará nada aquí— dice.
— ¿Quién eres?— digo exigente.
— En serio niña, no nos conocemos y ya exiges mi nombre. Espera a que salgamos a alguna taberna a embriagarnos — dice.
En ese momento me sentí furiosa y con ganas de pegarle, así que hice algo mejor. Utilizó un conjuro de cadenas místicas para atraparlo.
— Intentamos de nuevo. ¿Quién eres? — digo más furiosa.
— No me gusta una mujer que sea manipuladora y sobre todo inestable— dice sarcástico.
— Hace unos minutos eras un vagabundo con necesidad y ahora resulta que eres un chico musculoso que ayuda a ladrones— digo.
— Tranquila lo hago por una buena razón, ahora suéltame y te explicare—
En ese momento lo suelto y comienza a relatar.
— Mis amigos y yo logramos hacer una infinidad de cosas en nuestra infancia, pero esta situación de guerra hizo que nos dividieramos Ahora no sé dónde están y la mejor forma de sobrevivir es que podamos obtener un poco de comida. Mi ayudante Leo estaba hurtando comida, no es lo mejor, pero esta maldita situación no nos deja de otra— dice algo triste.
Creo que hemos pasado por momentos difíciles desde esta situación, pero eso no justifica las acciones que tomó.
— Al final solo eres un vulgar ladrón— digo.
— ¡Oye! ya deja de fastidiar y mejor vete— dice enojado.
Me voy de su escondite y vuelvo a la calle principal para ir a ver a mi familia y luego ver la protesta al atardecer. En un momento aparecen caballeros de plata que me capturan.
— Carajos— digo.
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Editado: 28.03.2023