Ciudades Flotantes

Capítulo 12

Después del contraataque de Ike vemos el escudo creado por Atlas. 

— Buster, necesitamos un plan — digo.

— Los amuletos son las claves y Angelo aún no llega— dice.

— Seré la distracción, mientras tomas tu amuleto— digo.

 

En ese momento activo neblina de hielo para poder movernos libremente. Esto no durará mucho y por el momento debemos ser silenciosos, no podemos arriesgar nuestro plan.

 

Por el momento sigo moviéndome lentamente y con pasos muy certeros, cualquier ruido puede alertarnos.

— Su plan fracasará como ustedes hace años — dice Ike.

— No podrán con nosotros — dice Elías.

 

En ese momento me lanzo para atacarlos con mi tridente, Elías trata de cortarme con su espada, logro quitarla de su mano y patearlo, pero Ike me logra golpear en la cara. 

— Aún te falta mucho para enfrentarme hijo— dice Ike.

— No ganarás o al menos intentaré que eso no suceda— digo.

— Lo siento si los interrumpo— dice Buster.

 

En ese momento Buster me lanza mi colgante de hielo que coloco en mi tridente. 

— No— dice Elías.

— Estás listo, Buster— digo.

— Por su puesto— dice.

— Amuleto del poder del hielo— digo.

 

Gracias a mi amuleto me dan una armadura color aqua y una espada con una nueva baraja, extrañaba este poder.

— ¿Cómo te sientes?— digo a Buster.

— Bien, por el momento quiero patearles el trasero— dice.

 

Dos contra dos y será una batalla justa. Ike lanza su conjuro, pero nuestra armadura logra soportar su nivel de magia. Activo el conjuro de Dragón llama de hielo el cual logra atacarlos, Buster utiliza su perla de dragones que son pequeños dragones que nos protegen.

 

— Ataque aéreo — digo.

 

Buster y yo atrapamos a Ike y Elías para llevarlos al aire y hacer ataques múltiples con nuestras espadas. En ese momento ellos caen pero Elías logra tomarnos con uno de sus grilletes y jalarnos a la misma dirección.  

— Eso no te servirá — digo.

 

Ike toma su espada y nos lanza, Buster usa su escudo para protegerme.

— Es mi turno— dice Buster.

— Dejame facilitarte las cosas— digo.

 

Activo el dragón hielo para congelar el suelo, se acerca el momento en dónde ejecutamos nuestro plan.

— Paladín Buster— dice.

Activa su máximo poder y su espada se convierte en un báculo-espada.

— Dragon máximo, yo te llamo— 

El monstruo más poderoso que le entrega su amuleto. Logra invocar al amo de los dragones y para rematar Angelo está listo.

— Me voy—

Liberó a Ari y tomó el resto de amuletos. Me alejo lo más posible para no perderme la acción.

 

Veo como el dragón máximo toma un poco de impulso y como cae Angelo con sus martillos para activar el poder de Gaia, acto seguido puedo ver como la isla se destruye en mil pedazos y caen al otro mundo con Elías y el rey Ike. 

— Vaya — dice Ari.

— Su poder es increíble—  digo

— Gracias por rescatarme— dice Ari.

 

En ese momento regresamos al pueblo en donde encontramos a Neo, sin duda alguna los valientes ciudadanos del pueblo regresaron heridos, pero con la frente en alto. Somos recibidos como héroes y en la noche tendremos una gran fiesta.

— Lo hicimos— digo.

— Aún somos buenos— dice Buster.

— Cerveza esta noche— dice Bolgan.

— Un poco de baile no me vendría mal— dice Atlas.

— Ludos y yo tendremos una buena noticia para madre— dice Neo.

— Sin duda es bueno volver — dice Angelo.

 

Nos quedamos en casa de Neo para hablar de nuestro más glorioso logro y además de reunir a varios familiares.

— Atlas ahora si quiero una explicación concreta — digo.

— Ari es tu hija y eso nos mata de curiosidad— dice Bolgan.

— Me perdí de muchas cosas mientras estaba poseído— dice Angelo.

— Vamos por pasos. Sabía que tendría a Ari en algún momento de mi vida, pero el hecho que allá ayudado a los antiguos guerreros prohibidos era una señal clara de que me torturaran. El rey quiso que lo ayudará con el conjuro para poder abrir el portal del pentágono, al oponerme hizo lo posible encontrar a Ari. Logre escapar al enfrentar varios guardias y cuando supe que la secuestraron, decidí unirme a ustedes— dice Atlas.

— Vaya, es para mí un placer hija de una gran hechicera— dicen Ari mientras la abrazan.

— Sin duda voy a llorar— dice Buster.




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