Después de nuestro encuentro con Esteban, decidimos regresar con nuestros amigos. No sabemos si ellos se dieron cuenta de nuestra partida, ya comenzó a amanecer y cuando nos bajamos de Hyridius comenzaron los dramas.
— ¿Dónde estaban los idiotas? — dice Atlas mientras me lanza con un golpe al suelo.
— Oye, por lo general las bienvenidas se dan un vaso de agua o taza de café, a lo mucho un tarro de cerveza y no con violencia— dice Angelo.
— Su amigo está débil y ustedes idiotas se largan sin dejar rastro— dice Atlas más enojada.
— Dejanos explicarte— digo tratando de recuperar algo de oxígeno.
— Espero que la tengan— dice Ice.
Él se encuentra parado ahí tratando de aguantar con la poca fuerza que le queda.
— Es un gusto verte— digo.
— Entren— dice amablemente.
Nos sentamos en la mesa para poder comer y beber juntos, desde luego dar la explicación razonable de por qué desaparecimos.
— Espero que tengan una buena razón para irse sin avisar— dice Ice.
— Estábamos buscando algo para tener ventaja contra los miembros del Pentágono— justificó.
— Lo que hicieron fue muy arriesgado y además se nota que vienen golpeados— dice Ari.
— Atlas, necesito que veas la energía de mi carta — digo mientras se la doy.
— Bien pensado— dice Atlas.
— Tratamos de investigar sobre el plan del rey, que piensa hacer con los miembros del Pentágono y cual es su plan— dice Angelo.
— Por eso lleve a Hyridius— digo.
— Alguna razón — dice Ice.
— El dragón de diamante tiene la capacidad de recolectar fuerza mágica que le permite ser invocado cada vez que Buster lo llama y esa energía se recolecta por medio de sus alas, pero yo como hechicera puedo detectar — digo.
— Además encontramos un libro de conjuros prohibidos o algo así— dice Angelo.
— Esteban comentó que querían hacer un mejor lugar— digo.
— La magia que detecto es muy oscura y ya se cual es el plan— dice Atlas.
— Espero que no sea algo malo— dice Ice.
— El libro que encontraron pertenece a una colección muy poderosa de conjuros, pero solo los miembros del Pentágono pueden detectarla. El rey planea abrir la conexión entre el mundo real y el mundo oscuro— dice Atlas.
— ¿Por qué harían eso?— dice Ari.
— El reino de Orión ha entrado en una crisis alimentaría y económica a lo largo de los años. Se han aumentado los impuestos y la seguridad porque necesitan explotar más tierras. En un momento estas ciudades flotantes serán destruidas y para ello necesitará de una fuerza mayor para conquistar lo que se conoce como la segunda ciudad flotante, el Reino de Zore— dice Atlas.
— Reino de Zore, pensé que era una simple leyenda— dice Neo.
— El reino de Orión se separó, aunque no hay registro de que paso con el resto de ciudades se supo gracias a una exploración de hechiceros que se encontraba un nuevo reino. El rey Ike quería saber que se encontraba ahí y así poderlo explotar, pero lo que pasó fue algo peor — dice Atlas.
— ¿Qué más pudo pasar?— dice Bolgan.
— El rey entregó Orión para poder conquistar la tierra de Zore— dice Atlas preocupada.
— Rayos, dime que no es en serio— digo.
— Necesita cuatros libros más de los cinco que se encuentran en los pilares— dice Atlas.
— ¿Cómo podemos encontrarlos?— dice Ice.
— Necesitaremos más que una simple expedición, pero por suerte tenemos nuestros amuletos sagrados y también necesitaremos esto— dice Atlas mientras invoca un pergamino.
— ¿Qué es?— dice Bolgan.
— El rey oculto lo que era las perlas de los elementos básicos. Cada uno de los guerreros prohibidos posee una y está oculto junto a los libros. Tendrán un poder máximo al igual que nuevas cartas, armas y armadura— dice Atlas.
Por el momento este parece ser nuestro mejor plan, pero aún así debemos cuidarnos de que estos sujetos no encuentren los libros mágicos.
—¿Qué pasará si obtienen los libros?— digo.
— Los ángeles demonios abrirán el portal para crear un nuevo mundo y el Rey Ike podrá ir a Zore a gobernar— dice Atlas.
— Es hora de buscar esos libros y nuestras perlas — dice Ice.
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Editado: 28.03.2023