Clandestino luz y sombra

CAPITULO 1 ORIGEN

“Intento cambiarlo, tan solo soñarlo

En el borde del precipicio

Donde el primer paso es el vacío,

Sin poder pensar y menos imaginar

Donde el peso no cae en los demás (…)”

(En el borde del precipicio)

 

Comenzaba a tener un extraño presentimiento sobre lo que pasaría hoy, y estaba inquieta a la vez que nerviosa por estar sentada en el autobús escolar, rumbo a la Academia Sebastian Borg.

Como todos los años, en mi clase visitamos a diferentes escuelas, pero esta en particular me ponía los pelos de punta, impidiéndome dejar de mover el pie de una forma histérica mientras miraba por la ventana, pensando en lo que pasaría una vez dentro.

—Grace, ¿Me escuchas?

Tal vez, por cuarta vez, la chica sentada al lado me llamó, quien es por cierto mi única amiga en la clase.

—S-sí, perdón, estaba distraída— Admití.

—Entonces, ¿En qué pensabas?— Habló en un tono molesto, aunque sabía que no lo estaba lo suficiente.

—Pensaba en cómo será aquella academia, ya que… es sólo para personas “adineradas".

Sí, la academia es bastante reconocida por ser un centro estricto para millonarios específicos. La verdad es que nadie sabe mucho sobre la institución.

No le quise dar importancia al asunto y continué observado por la ventana.

—No tienes de qué preocuparte, mientras yo esté a tu lado todo saldrá bien, ¿Sí?— Intentó aliviarme.

—Siempre sabes qué decir.

Le sonreí y aparté la mirada del cristal, el paisaje se hacía cada vez más cercano.

—Por eso mismo no sabes cómo vivir sin mí— Reímos hasta sentir un temblor del colectivo al frenar, lo que indicaba que habíamos llegado a la Academia Sebastian Borg.

Salimos del autobús, y miramos con asombro a la estructura enfrente nuestro, más bien boquiabiertos. Era una academia de dos pisos, lo suficientemente hermosa como para que todos queramos entrar lo antes posible y descubrir qué otra maravilla igual de sorprendente podría llegar a mostrarnos.

   —Sin duda alguna este lugar es de ricos. Resulta extraño que nos invitasen a su academia. No podríamos pagar todo esto por más que tuviésemos una feria dentro de nuestra escuela.

Me llamó la atención una fuente de agua en medio de la sala principal. Debajo residía una placa con las palabras “Director y fundador Sebastian Borg” grabadas en plata. Las paredes estaban decoradas por hermosas figuras doradas, sin embargo aquella fuente era el centro de atracción.

Nos dirigimos a la sala del comedor, cuyo techo tiene colgado candelabros, de seguro bastante costosos.

Ambas escuelas se sentaron en mesas separadas. Se oían sin esfuerzo los murmullos, junto a las voces que poco a poco comenzaban ascender de tono, provenientes de nuestras mesas, a pesar de ser una cantidad menor que ellos. En cambio en las suyas gobierna el silencio, con tan sólo algunos hablando ordenadamente y con respeto. Me incomodé por la actitud de mis compañeros.

Minutos después nos embriagó el olor de la comida, también con buena apariencia como todo en esta escuela.

Cuando terminamos, mis compañeros se levantaron y comenzaron a relacionarse con los demás alumnos de la Academia Sebastian Borg.

Me encuentro todavía sobre el asiento con mi amiga, observando con ansias a los demás, hasta que ellos le hacen un gesto indicándole que se les uniera.

    A pesar que ella me insistió en que la acompañara infinitas veces, determiné en negarme una y otra vez, hasta finalmente irse.

No me es desagradable estar en soledad; prefiero eso antes que hablar con gente desconocida, esforzándome en sonreir ante los demás.

   Me cansé de seguir sentada, a veces mirando a la nada o las acciones de las personas, y otras veces usando el celular fingiendo hablar con alguien más; entonces decidí pararme y deambular por la escuela, dejando pasar el tiempo.

Llegué a la fuente con la estatua, y haciendo caso omiso a la tentación (algo que usualmente no podía negarme a hacer) me dirigí y atravesé una puerta aunque esta no tenía grabados dorados como las otras. Al entrar percibí el sombrío color del cuarto con las luces apagadas, tan sólo visible por la claridad que desprende de las ventanas, cubiertas por cortinas.

Alimentando a la curiosidad me dirigí hacia una de las puertas del mismo cuarto y jalé con lentitud de la manija, intentando olvidar el miedo y la ansiedad por saber qué hay del otro lado o peor aún, que me descubran irrumpiendo en los sectores privados.

    Con el objetivo de seguir deambulando me adentré y cerré la puerta detrás de mí, rechinando. Me voltee al oír de nuevo aquel chirrido, pensando en que alguien más abrió la puerta, pero no era así; y me encontré cara a cara con un ser extraño y apariencia bizarra.

— ¿Un Espíritu?— Susurré confundida, y al instante entré en shock. No lo podía comprender, ¿En verdad en frente mío había un fantasma? O más bien, un espíritu. Y lo más extraño, ¿Cómo sé que es exactamente un espíritu?

No conseguí dejar escapar ningún otro sonido por mi boca, apenas logré dar un paso hacia atrás. Cuando la situación al fin se me hizo clara, sin ser consciente pronuncié palabras que me resultaron incomprensibles.



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En el texto hay: secretos, amor, exorcistas

Editado: 24.09.2020

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