Clauxtro

Capítulo 7

Ya estoy dentro de la casa, papá está en la sala con un tazón de palomitas en las piernas. – Hola papá. – le digo dándole un beso en la coronilla y tomando un puñado de palomitas del tazón.

- Hola nena, ¿Qué tal tu día de playa? – me pregunta mirándome desde su lugar. – Tu madre está haciendo pizcitas caseras / se me hace agua la boca / ella es perfecta haciéndolas.

- Me iré a duchar, necesito quitarme la sal del cuerpo. – digo encaminándome a la segunda planta por las escaleras. Mientras me ducho y canto, con mi estrepitosa voz, según mis padres canto bien, aunque yo no lo creo, pero me hace bien cantar para y por ellos. La primera vez que cante fue después de esa noche… noche en la que el idiota de mi hermano adoptivo y su mejor amigo tomaron la decisión de emborracharse.

- ¿Cómo diablos voy a volver a casa con dos ebrios adultos jóvenes? Claro eso contando que no puedo llamar a mis padres o a los suyos. – Digo en voz alta, mientras dos ebrios casi inconscientes están a mi lado riéndose entre ellos.

- Puedo ayudarte, ¿Si quieres? – Inquiere una voz tras mío y no puedo evitar verlo, su rostro es cuadrado marcando perfectamente sus contornos, con una sonrisa que mostraba sus perfectos y blancos dientes, sus ojos azules y sus anchas cejas estaban fijos en mí.

- ¿Tienes Auto? Porque sería de gran ayuda, aunque no te has presentado. – inquiero observando el marcado pecho y abdomen que se muestra en su franela gris mangas cortas y agradezco internamente al creador de los cielos por crear tan bellos hombres, y sobre todo que sea verano. 

- Lo siento. – Dice algo sonrojado, mi nombre es Dan; bueno mis amigos me llaman Dan, Soy Dante Harmant. – Continua y me pasa la mano la cual tomo poniéndome de pie.  

- Soy Loa Otto Greenwich. – Le aprieto la mano, - todos me llaman Loa, ¿Así qué…?

- Puedo llamarte así. – Ambos sonreímos e hicimos una química genial. Nos montamos en su auto, claro está luego de subir a los lunáticos borrachos que aún seguían riendo, pero no podían ni moverse. Mientras íbamos camino a casa, Dan hizo varias preguntas de conocimiento como ¿Quién soy? ¿Cuántos años tengo? ¿En qué grado estoy? Y así sucesivamente. – Ellos no vomitaran en mi auto ¿Verdad? – Pregunto dándoles una mirada por el retrovisor.

- No, sólo saben reír como idiotas y en la casa empiezan a correr como idiotas y caen dormidos para después no recordar ni puta mierda de lo que hicieron. – Una carcajada fuerte y estruendosa salió por sus labios.

- Pero ellos no son de la prepa o ¿Sí? – Pregunta enarcando una ceja.

- No. Son universitarios en su segundo semestre, esta es su segunda semana de clases. Yo estoy en tercero de la preparatoria porque aprendí a leer tarde y con esfuerzo he podido superar estos cursos.

- Es decir ¿Qué te faltan dos años para terminar?

Asiento con la cabeza y miro al frente, quince minutos después de nuestra conversación llegamos a mi casa la cual tenía las luces apagadas, sentí como se me pone la piel de gallina, no me gusta la oscuridad, y estos dos borrachos no saben ni donde tienen la nariz.

- ¿Estás bien Loa? Pareces asustada. – Me inquirió Dan con Thomas enganchado de su cuello.

- La verdad no, le temo a la oscuridad, ¿Podrías caminar conmigo hasta la puerta para abrir? – su asentimiento de cabeza me hace sentirme un poco más tranquila. Abro la puerta y busco el interruptor de la luz, pero se me hace imposible; saco mi celular y enciendo la pantalla solo así puedo encontrar el interruptor.

Enciendo la luz. - ¿Dónde lo pongo? – me pregunta.

- Llevémoslo a su habitación, pero debemos entrar primero al otro ebrio estúpido. – Él deja al insípido sobre el sofá de la sala con una sonrisa en los labios.

- Me caes bien, eres muy expresiva. – me dice saliendo conmigo a su espalda.

Cuando volvemos a la sala ya Thomas no está, creo que está en su habitación, recordando que se vuelven locos en la casa. Dante me observa con el ceño fruncido; puedo deducir lo que está pensando. – Se lo que estás pensando, está en la cocina, no te preocupes; está comiendo en la nevera, es decir esta frente a ella comiendo. – Le dije y el volvió a aponer su sonrisa alegre. – Deja a este mono antropológico aquí.

Deposito a Thiago en el mueble, lo acompaño a la salida; me dijo que no era necesario y nos despedimos con un beso en la mejilla, cerré la puerta y me dirigí al sofá ¿Dónde estaba el ebrio de don quijote?

- Loa, - hipo – mi querida y amada Looo-a /esté está sumamente loco/ - ¿Sabes lo hermosa que eres? – se ríe, típico de su embriagues.

- Thiago, estas delirando mejor siéntate o vamos a arriba para que duermas. – Le digo mientras me aproximo a las escaleras y subo los tres primeros escalones cuando voy a subir el próximo escalón siento como él me hala hacia su cuerpo que se encuentra caliente. - ¡AH! – grito por la sorpresa y nuestras caras quedan a poca distancia.



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En el texto hay: venganzas, miedo psicológico, amor

Editado: 01.11.2018

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