1º LIBRO – Realidad y Ficción
26.
La buena intención de Nakuru
—... había un sauce llorón entre la hilera de abetos, pero él no había caído, así que lo conduje hacia allá intencionadamente y ¡sshuuu! Alargué el brazo y guie una de las ramas, que ya sabéis que son como cuerdas, amordazándole cuello, muñecas y tobillos —contaba Yako, detrás de la barra de su cafetería, utilizando un vaso y un paño sucio en representación de él mismo y del Líder de la MRS respectivamente—. Ah, que él ya me había herido antes clavándome las púas de las zarzas que bordeaban el templo, mirad —les enseñó a Drasik y a Kyo los numerosos pero leves cortes en brazos y manos, y se subió la camiseta y el delantal para enseñarles el gran arañazo que tenía en el pectoral, viéndose también su tatuaje de la KRS en el vientre.
—¿No te duele? —preguntó Drasik, alucinado.
—No, al volver a casa me apliqué una cataplasma de raíz de lirio y leche de malvarrosa, evita la infección, inflamación e hinchazón, ¿no veis que está todo cicatrizado? —sonrió.
—Claro, conociendo todas las plantas medicinales del mundo... —dijo Kyo—. ¿Cómo haces para que tus heridas siempre sanen tan rápido? Otros iris usan los mismos remedios vegetales que tú, pero tardan en curarse más que tú. Por no hablar de que tus cicatrices al final acaban desapareciendo con el tiempo —añadió, dándole un sorbo a su taza de chocolate hirviendo—. Por ejemplo, ¿dónde está la cicatriz que te quedó del profundo corte que sufriste hace cinco años ahí en tu hombro derecho? —señaló su hombro—. Recuerdo que te quedó una cicatriz muy vistosa dos años después de hacértela. Y ahora, ¿ves?, ni rastro de ella.
—Eso es obviamente otro privilegio de la genética Zou —le dijo Drasik—. Se regeneran superrápido de sus heridas. Recuerdo de pequeño esa imagen de Alvion con su pierna fracturada en tres partes porque le cayó un edificio encima en una de esas misiones privadas que solía hacer por el mundo, en países con conflictos armados. Los médicos del Monte le pusieron los huesos en su sitio como pudieron. 24 horas después, Alvion ya tenía los huesos unidos y la pierna como nueva.
—Se le curó en 52 horas, no en 24 —le corrigió Yako.
Tanto Kyo como Drasik se lo quedaron mirando con caras de mosqueo, preguntándose si de verdad Yako creía que eso hacía alguna diferencia, teniendo en cuenta que un hueso roto en una persona, incluso en un iris, tardaba entre 1 y 2 meses en sanar como mínimo. Yako se dio cuenta de sus caras y leyó perfectamente en sus miradas un "tú cállate, privilegiado".
—Vale, en fin —concluyó Yako—. Respecto a los demás, no vi lo que hizo Raijin con la chica y el otro, la Ka-chan y el Suijin-san, así que eso es todo lo que puedo contaros —dio un bostezo—. Aah... Qué pena que estuviese obligado a abrir la cafetería tan pronto. Ojalá ahora estuviese en mi cama, apenas he dormido.
—Hey, Sam —lo llamó Drasik cuando este pasó al lado de Yako llevando un par de batidos preparados—. ¿Cómo te lo montaste con el otro Dobutsujin-san?
—Hmm... —contestó Sam sin más, sirviendo el pedido a una pareja que se sentaba en una mesa cercana.
—Está agotado —les explicó Yako, apoyando la cabeza en una mano, somnoliento—. Le dije que no hacía falta que viniese hoy a trabajar, que podía quedarse durmiendo si quería, pero se abstuvo. Él no quiere hacerlo saber, pero en realidad ha venido porque le parece injusto que yo tenga que trabajar por narices y él pueda descansar. Lo hace por mí —sonrió divertido—. Sammy es un encanto.
—Lo hago por el sueldo —discrepó Sam, volviendo a meterse a la cocina.
—Mentira —les susurró Yako a los otros dos, risueño—. Yo recuerdo que vi al Dobutsu de la MRS, después de que yo acabara con el Líder, con cinco mordiscos en brazos y piernas. Debieron luchar como lobos, ¡uf! Qué pena que me lo perdí. Bueno, Sam también tiene marcados en el hombro los colmillos de su oponente, ambos estaban muy igualados.
—Buah, ha sido una batalla fácil —opinó Drasik, tomando un sorbo de su zumo y pegándole un bocado a su cruasán—. ¡Por cierto! Sam nos ha comentado antes que Raijin, él y tú os encontrasteis con nuestro Señor.
—Ah, sí... —vaciló Yako—. Nos encontramos con Alvion en el puente.
—¿Hacía mucho que no lo veías? —se interesó Drasik—. ¿Fue antipático contigo otra vez? ¿Volvió a recriminarte lo de que no quieres sucederle? La verdad, Yako, me encantaría que te convirtieras en nuestro próximo Señor.
—¿Por qué? ¿Piensas que así podrías aprovecharte de nuestra amistad para hacer lo que te venga en gana con las normas? —se rio Yako felizmente, pero de pronto puso una cara totalmente distinta, muy seria y con una intensa mirada de sus ojos dorados—. Si yo me convirtiera en Señor, te estaría vigilando a ti más que a nadie, incluso mientras duermes.
Se lo dijo con un tono tan siniestro que Drasik casi se cagó encima, sin saber si estaba hablando en serio o no.
—Heheh... —Yako recuperó su cara risueña e inofensiva—. Es broma, hombre.
—Jo, Yako, tú sí que sabes dar miedo —respiró Drasik
—Por supuesto. Me viene de familia —se encogió de hombros, apoyando los codos sobre la barra—. Gracias por el halago, Dras, pero yo ahora soy un iris que se convirtió igual que vosotros y, como tal, sólo me interesa luchar junto a vosotros en las misiones contra criminales e injusticias. Y trabajar en esta cafetería, donde puedo conocer nuevos humanos y nuevos iris cada día, charlar con ellos de igual a igual... Y seguir con mis estudios de Derecho. Si me convirtiera en Señor, estaría con los dioses encima de mí todo el tiempo y tendría que tratar con ellos de vez en cuando.
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romance y humor, accion con poderes, sobrenatural y crimenes
Editado: 12.06.2024