2º LIBRO - Pasado y Presente
5.
Enlaces familiares
Miércoles por la mañana, la amenaza del despertador-pato continúa. Pero Raijin se limitó a ponerse la almohada sobre la cabeza, hecho polvo. No lo entendía, Cleven parecía estar sorda. Sólo esperó a que se despertase y se levantase para que le tocase a ella hacer el desayuno. Pasó un cuarto de hora hasta que el dichoso pato por fin cerró el pico, y a Raijin ya se le habían puesto los pelos de punta, literalmente, por la electricidad estática que solía generar involuntariamente cuando se irritaba.
Justo cuando por fin podía recuperar el relax con el silencio, la pequeña Clover entró en su cuarto dando saltitos y voces.
—¡Despierta, papi, despierta! —exclamó, subiéndose a la cama, y empezó a dar botes sobre ella—. ¡Ya es por la mañana, despierta! ¡Despiertff...!
Brey alargó un brazo, la atrapó y la derribó sobre la cama, encerrándola entre su cuerpo y su brazo de manera que la niña tenía la cabeza hundida en la almohada, lo que la calló enseguida.
—¡Mmm! ¡Fuéltamem! —trató de gritar la niña, cuya voz se oía lejana.
Sin embargo, Brey se tumbó sobre ella y empezó a roncar adrede, haciéndola rabiar. Procurando no ahogarla, claro.
—¡Fmcorro! ¡Daiii!
Como si Daisuke tuviera ultra instinto, acudió a la llamada de su hermana entrando en el cuarto con un portazo a lo héroe.
—¡Suéltala! —exclamó con autoridad, y de un salto se sentó sobre Brey e intentó tirar de su hombro para girarlo y liberar a Clover, pero el chico no se movió lo más mínimo, sólo daba ronquidos—. ¡Que la liberes te he dicho, malvado! —se enfadó el niño, dándole tortas en el brazo.
Por consiguiente, Brey se giró poco a poco con pereza y Daisuke se cayó al suelo, soltando un grito.
—¿¡Cómo te atreves, villano!? —saltó enfadado, agarrando el pantalón del pijama de su padre con el fin de tirar de su pierna y así tirarlo de la cama, pero como pesaba demasiado, lo único que consiguió fue bajarle los pantalones.
—¡Oye! —se sobresaltó Brey, irguiéndose al instante sobre la cama.
—Eh, el desayuno ya está lis... —se asomó Cleven a la habitación—. ¡Aaah! —exclamó, tapándose los ojos.
Brey se apresuró a subirse el pantalón de nuevo.
—¡Degenerado! —saltó Cleven, aún con los ojos tapados, y roja—. ¿¡Qué hacías con el culo al aire delante de los niños!?
—El niño dramático me ha bajado los pantalones, pelmaza —gruñó el rubio—. No te escandalices tanto, ellos han visto de todo.
—¿Eh? ¿Cómo que ellos han visto de todo?
—Eh… ¿Tú qué crees? —dijo con sarcasmo—. A veces me baño con ellos.
Cleven recordó que su tío estaba más ligado a las costumbres japonesas, y era normal compartir la actividad del baño, sobre todo entre padres con hijos pequeños, donde primero se sentaban en un pequeño taburete y se ayudaban a enjabonar el cuerpo, luego se aclaraban y luego se metían en la bañera con agua con sales.
—Oooh, me gusta esa naturalidad… —dijo Cleven—. ¡Cuenta conmigo para el próximo baño colectivo!
—Ni hablar.
—¿¡Por qué no!? ¡Somos familia!
—Porque estás loca.
—¡Yo me bañaré contigo, prima! —brincó Clover felizmente—. ¡Te frotaré la espalda con mi esponjita con forma de delfín!
—Ahy… —Cleven se tapó la boca, con ojos llorosos y con un sollozo lleno de ternura.
—¿Me echarás un suavizante que huele muy bien? —preguntó la pequeña.
—¿Eh? ¿A qué te refieres?
—Algunas veces, cuando Mei Ling se quedaba con nosotros para cuidarnos mientras papá iba a un trabajo, se bañaba con Dai y conmigo y siempre me echaba en el pelo un suavizante que olía muyyy bien, y me dejaba el pelo muyyy suave, porque tengo algunos rizos.
—Hey, a lo mejor a mí también me viene bien un suavizante, tenemos el mismo pelo lleno de ondas y rizos —pensó Cleven—. Espera, ¿quién es Mei Ling? —le preguntó a su tío.
En ese momento, Brey se sentó al borde de su cama, dándole la espalda, mientras se frotaba los ojos para terminar de despejarse. Se quedó en un silencio raro por unos segundos.
—Es… la hermana mayor de Kyo.
—¿Qué? ¿De Kyo, el chico de mi clase? —se sorprendió—. ¿De qué la conoces…? Aaah, debe de ser también cliente habitual de la cafetería de Yako, como Kyo —dedujo para sí misma—. ¿Así que ella también te ayuda con los niños? Tío Brey, estás rodeado de muy buenos amigos —sonrió.
Brey seguía de espaldas. Se le colorearon un poco las mejillas. Es verdad que a veces lo daba por sentado, y olvidaba que realmente era bastante afortunado por la gente que lo rodeaba. Incluso si a veces tenía desacuerdos o discusiones con Mei Ling y su humana forma de ver el mundo, era cierto que era una humana con un buen corazón, como Cleven. Y… con un impresionante y bastante atractivo espíritu por luchar por la justicia y por el bien.
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romance y humor, accion con poderes, sobrenatural y crimenes
Editado: 30.11.2024