Capítulo 2

La universidad científica era muy grande, contaba con un gran campus y aulas llenas de laboratorios, no había club deportivo, ni de nada por lo estilo como con lo que cuentan las demás universidades de arriba, solamente era de ciencias y mas ciencias, todos los alumnos vestían con bata blanca, en cada aula contaba con unos veinte estudiantes que se dedicaban a estudiar animales y hacer experimentos con ellos, también hacían experimentos con niños enfermos y adultos, entre los niños había una pequeña muy especial, era hija de uno de los científicos famosos sobre la tierra que era muy reconocido, Milton Rucker, la pequeña Samantha de apenas cuatro años tenía una enfermedad que aún ellos no podían descifrar.

Aquella enfermedad no era tan complicada pero si difícil de saber ¿Qué la provocó? La piel de la pequeña suele cambiar de tono, suele estar tan pálida como adquirir un tono oscuro, la niña de ves en cuando tiene dolores musculares que apenas pueden aliviar, muchos creyeron que podría ser un nuevo cáncer en la piel, pero al seguir con la investigación describieron que no era algo tan mortal como dicha enfermedad. Emma era unas de las encargadas de atender a la pequeña niña, analizaba su sangre todo el tiempo pero nunca encontraba nada anormal en ella.

La joven se encontraba caminando por los pasillos universitarios, iba vestida con un simple jeans, una blusa gris de tela fina y ancha con mangas hasta los codos, unos zapatos altos de tacón cuadrados, su cabello lo había dejado suelto con todas sus hondas, encima de su ropa traía puesto la bata de laboratorio y entre sus manos tenía una carpeta en donde tenía escrito el nombre de la niña, su condición, los tratamientos que ellos crean y los tratamientos que ha estado mejorando y aliviando de dolores a la pequeña.

Cuando la joven llegó al lugar ahí se encuentra el maestro y alguno alumnos estudiando a la pequeña Sam, Emma se acercó a ella y le dedicó una sonrisa que fue correspondida.

— ¿Como te sientes pequeña? — Pregunto y deslizó su mano por la cabeza rubia de la niña, su cabello era otra condición, suele cambiar de rubia a negro y de negro a castaño.

— Estoy bien — Contesto la niña y enseño su pálida mano que tenía varias inyecciones — Me pusieron nuevo medicamento.

— Ya veo.

— ¿Emma? — La voz del maestro hizo que la joven se alejara de la chica y fuera hacia su maestro que era un señor de estatura bajo, corpulento, cabeza raspada y unos ojos grises ya gastado.

— Maestro — Saludo la chica y dió una mirada hacia atrás donde estaba la niña acostada en una camilla, los demás alumnos habían dejado de estudiar el cuerpo de la niña y ahora estudiaban su sangre.

— Hemos descubierto algo en su sangre, ve a tu lugar ahí está una muestra de sangre — Ordenó el hombre y ella fue a su lugar, tomo asiento y acercó su miscrocopio dejo caer un poco de sangre y ahí observó las células, estas estaban desapareciendo poco a poco — Alumnos lo que ven en su muestras de sangre es la descomposición de todas células, y como la sangre cambia a tono verdoso, es decir, que las cosas empeoran.

— No profesor, venga a ver, las células vuelven otra vez y la sangre vuelve a su tono normal — Dijo Emma quien seguía mirando la sangre desde el miscrocopio, los demás alumnos que estaban ante apretando atención al maestro volvieron a lo suyo a igual que el maestro quien se acercó al de Emma — Ve, se deforma y luego vuelve a su normalidad.

— Eso es nuevo señorita Rayd, es un gran descubrimiento de parte de usted — La elogió y se alejó de ella — Anoten en su carpeta, el caso de la señorita Rucker es confuso ya que presenta diversos cambios en su sangre, la señorita Rayd fue quien describió dicha anormalia — Cada estudiante copiaba todo lo que él dictaba, Emma sonrió al escuchar su nombre — Ahora señorita Rayd de usted depende crear una cura para la señorita Rucker, antes o después de su graduación.

— Descuide, estudiaré todos lo descubrimientos que hemos hecho y sobre las curas que hicimos y no lograron nada — Ella copió algo y él asintió.

Al cabo de un tiempo todos los alumnos salieron de esa aula y se dirigían a otro curso, Emma tenía un exámen que tomar dentro de cinco minutos por lo que debía de apurarse, llegó al aula y ahí estaban mas alumnos en sus respectivos asientos para tomar el examen, Emma fue a su lugar y saco su lápiz, minutos después llegó una mujer, era la maestra quien le daría el último examen, era una señora un poco regordeta, peliroja y de ojos negros.

— Si no estudiaron no es mi problema, se supone que deben de estudiar todo si desean ser científicos — Hablo la mujer y saco un grupo de hojas de máquinas, le dió un par a los primeros chicos de alante y estos tomaban una y pasaba tras ellos la otra hasta que le llegó el de Emma — El examen esta basado en los últimos estudios de este semestre, este es su último examen que definiera si serán buenos científicos o no, tienen quince minutos para llenar el examen.

— Es muy poco tiempo — Susurro Emma y empezó a llenar el examen, al parecer se sabía todas las respuestas, se le dificultaron las últimas tres preguntas pero recordó las respuestas y las lleno — Ya termine — Dijo la joven y se levantó de su lugar para entregar su examen.

— Muy bien señorita Rayd — Emma entrego la hoja y salió del aula, ya en el pasillo se encontró con Helen quien tenía entre sus manos un cuaderno. La chica iba Muy bien vestida, un lindo vestido azul celeste, unas mayas marrón y unos zapatos altos de tacón; Helen era una chica muy linda y sus facciones asiáticas le daban un muy hermoso aspecto.

— Emma ¿Como estas? — Dijo al ver a su amiga.

— Acabo de recibir mi último examen ¿Y tú? — Llegó hasta Helen y beso su mejilla.

— Bien, estaba haciendo unos exámenes a unos pacientes, tenemos nuevos medicamentos para brotes de nuevas enfermedades — Dice.

— Ok, espero que todo te salga bien, yo ahora iré al laboratorio, tengo cosas por hacer — Se despidieron para después alejarse.