Después de ver pasado toda la noche creando una antídoto para Jack Emma y su padre por fin pudieron lograrlo, aunque en vez de una cura era como un medicamento que manipulaba sus defensas y ayudaba a sus células a ser más fuertes, la medicina que se le había puesto en base con ambas sangres y otras cosas era un pequeño frasco la cual debía inyectarse, el joven parecía estar más fuerte, el color de piel que había adquirido a uno pálida ahora estaba volviendo a su nomalidad, sus ojeras habían desapareció y sus labios resecos ahora estaban carnosos y rosados, ya no estaba débil.
Emma lo ayudo a levantarse, comenzó a colocarle su camisa la cual se había quitado durante la madrugada, los dos se miraron y no pudieron evitarlo dedicarse una sonrisa, Jack levantó su mano para acariciar la mejilla de la joven, se inclinó y beso la comisura de sus labios, Emma se sonrojo un poco apenada y se apartó de él para darle un poco de espacio, el joven termino de vestirse y colocarse sus zapatos, Emma le preparo una caja con varias inyecciones una para cada semana para que controle lo que parece ser una enfermedad.
— Espero que la sepas cuidar — Dijo la joven haciendo entrega de la caja.
— Descuida sabré usarla — Jack puso sus manos por encima de la ella y la acarició para después tomar la caja.
— Hoy iré a la universidad, necesito ver a Sam ¿Me acompañas? — Los ojos de la chica brillaron de una manera especial quería que él fuera con ella.
— No puedo, mis padres deben estar más que preocupados, además tengo que subir para arriba — Ella sonrió disgustada pero asintió.
— Esta bien, entiendo — Emma lo miro a igual que él a ella, Jack le gustaba y ver estado todo un día con él cuidando lo hizo crecer aún más su atracción hacia él.
— Me iré, joder necesito un baño con urgencia — Se despidió de la joven y se fue.
Emma suspiró y mejor se metió a su baño, ella también necesitaba una ducha, después de ducharse y vestirse con un simple vestido azul con mangas hasta los hombros y de escote de barco y unos zapatos negros bajos la chica salió de su recamara, recorrió el pasillo hasta ir hacía la cocina donde estaba su padre quien había preparado un desayuno para tres pero como Jack se había ido quedaba su plato con aquel desayuno que el padre ella había preparado.
— Hola papá — Saludo la chica y tomo asiento junto a él.
— Hola cariño — Debajo de sus avellanas ojos el señor tenía ojeras de ver pasado una mala noche a igual que Emma.
— Iré a ver a Sam, así le pongo lo que creamos y vemos cuál es su reacción — Comento ella mientas se echaba a la boca un pedazo de papa.
— Entonces te llevaré, tengo que volver a los laboratorios — Dicho esto los dos se levantaron de la mesa para salir.
***
Ya en la universidad Emma saludo algunos alumnos y ex compañeros de clases, el lunes de la semana que viene será su graduación, es decir, en tres días por lo que la mayoría no esperaban verla en el transcurso de esta semana, saludo a su amiga Helen quien se graduaba también el lunes pero que seguía llendo a la universidad por una materia que podía dejar. La joven fue hasta donde estudiando a la pequeña Samantha, cuando entro encontró algunos científicos colegas de ella quienes estudiaban a la niña y analizaban su sangre y otras cosas.
— Buenos días — Saludo la chica, los demás la saludaron mientas ella iba a un espacio y ponía la caja con lo que posiblemente podría ser la cura, se acercó a la niña y está alegremente le dedicó una gran sonrisa a Emma.
— Hola emma — Dijo la niña.
— Hola Sam ¿cómo estás? hoy estás animada.
— Sí, es que quiero subir arriba, quiero hacer algo diferente, estoy cansada de estar aquí — Dijo la niña.
— Primero hay que hacer algo contigo y si sale bien podemos hablar con los demás para ver si nos dejan subir — Le dijo la chica mientras acariciaba el cabello de la niña la cual había cambiado aun castaño claro.
— Está bien emma, pero si vamos a ir ¿Cierto? — Ante su mirada Emma suspiro.
— Sí amor vamos a ir tú te lo mereces — Beso su coronilla y la niña asistió — Ahora debo irme paso más tarde, está bien.
La joven se dirigió con los demás científicos y en una sala de reuniones les mostró lo que había hecho en toda la noche, Valeo omitiendo la parte de Jack y de que aquello fue hecho con muestra de sangre de ambos, ante aquellos todos decidieron hacer la prueba con la niña, fueron con ella y le inyectaron la cura a la niña, en menos de un minuto la pequeña empezó a cambiar, sus brazos adquirieron un tono claro, su cabello se puso rubio cada mechón y sus ojos se pusieron azules, los científicos comenzaron a estudiar nuevamente la sangre de la niña y para su sorpresa estaba curada, no había rastro de su enfermedad y ahora estaba más sana y fuerte.
— ¿Como te sientes Sam? — Pregunto Emma.
— Quiero jugar e ir al parque — Fue lo que contesto, antes no podía sentarse por si sola y ahora se paraba ella misma, Emma la abrazo y los demás científicos la felicitaron y prometieron darle un gran reconocimiento pero ella ahora no quería eso, la joven miró a todos y fue hacer su pedido.
— No deseo reconocimiento — Miró a la niña y le sonrió — Me gustaría que nos permitan subir arriba, la niña nunca más a salido de este lugar desde que enfermó y llegó aquí, así que eso es lo quiero — La niña sonrió y sus ojos brillaron con deseo de obtener aquel permiso, los demás se miraron entre sí y asistieron.
— Está bien Emma, podrán subir pero con una condición — Hablo el que era maestro de Emma.
— Lo que sea para que está pequeña sea feliz — Dijo Mía.
— Subirás con un grupo de chicos, tu será la encargada de llevarlos.
— Está bien, ¿Cuando podemos partir? — Pregunto Emma.
— El martes en la mañana, ese mismo día te daremos una listo con los hijos de los científicos y de esos vas a elegir a seis — Hablo el hombre y la chica asintió.
Después de un rato Emma regreso a su casa, su padre ya no estaba, empezó a estudiar y a realizar unas que otras cosas, recibió un mensaje de parte de Beatriz citando a la chica a un almuerzo, Emma volvió a salir de su casa y ya sentada en el restaurante que tenían ahí busco a su amiga, reviso la hora u descubrió que se había adelantado casi media hora, al parecer había salido muy temprano de casa.