Llega el atardecer con el anochecer
siempre a las 6 de la tarde.
Llega lento y rápido.
El cielo cambia de color.
Gris, naranja,
violáceo,amarillo.
Se siente la calma.
Se siente la quietud.
Corre aire suave.
Contemplo el cielo desde mi cama
con la vista en mi ventana.
Horas quietas, horas de paz.
Tiempo del introvertido
Tiempo para leer.
Tomarse un té.
Tiempo de la siesta.
Sensación de paz sin igual.
Mi padre bebe sopa y trabaja.
Mi madre trabaja dentro o fuera de casa.
Mi hermana sale con su enamorado.
Yo contemplo el cielo desde cama.
Tiempo de nostalgia.
Bellos minutos grises de
sueños y añoranzas.
Sonrisas tristes.
Recuerdo lo que fue y nunca más será.
Infinitas ensoñaciones grises y tardías.
La hora 18 es mágica y hermosa.
Me introduce en el romanticismo y
me buceo en él.
Sale el lado sensible romántico
que casi nadie conoce ni
me atrevo a mostrar.
Soy yo misma sin tapujos.
Hora de pensar y sonreír.
Una sonrisa gentil y pura.
El letargo es físico, mas no mental.
Hora de pensar y nada más.
Hora de echarme en cama
sumida en fantasías.
Eso y nada más.