CombustiÓn

JAKE III

En el número doscientos de la Cambridge Street se encuentra la brigada número Veinticuatro del Departamento de Bomberos de Boston; Lou, Six, Aston, Gutiérrez, Brett y Jake pertenecen al escuadrón tres.  Cuando las noches son tranquilas, justo como esta, Los seis hombres de encuentran viendo la tele junto a los demás escuadrones de turno, a veces jugando barajas o jugando baloncesto como ahora en el gimnasio de la estación. Todos son muy buenos en ello, pero hoy no es un día bueno para Jake. Y por lo visto, para Aston tampoco. Ambos están en el mismo equipo con Brett -quien es el único que anota esta noche- jugando contra los otros tres compañeros.

Jake diría que tiene alguna justificación, pero aún se encuentra pensando cuál es la excusa de Aston.

Lily y Jake han discutido muy fuerte. Por norma casi no ocurre entre ellos, desde siempre han estado de acuerdo en las cosas más importantes. Aunque es obvio que como todas las personas tiene esa clase de absurdas peleas por cosas sin sentido. Pero una pelea como la de hoy es poco frecuente. Y Jake odia cuando ocurre porque termina siendo él quien lava los platos sucios. Literalmente. Aquí es cuando Lily deja de cumplir con su parte en lo referente al hogar, limpiar y esas cosas.

Pero para el bombero, esta no es la peor parte, lo que más odia es el silencio, mucho. Y aunque las cosas eventualmente vuelven a su cauce, días como estos son muy jodidos para él.

Lou, Six y Gutiérrez les están dando una paliza de 120 a 40 cuando suena la alarma, así que salen a toda prisa del pequeño gimnasio en la estación. Con el equipo puesto en el menor tiempo posible todos están dentro del camión y de camino a las afueras de Cambridge, donde hay un ascensor atascado en el CambridgeSide. Muy cerca de su unidad, por lo que su grupo es asignado a la emergencia.

En mitad del trayecto, Lou comienza a pincharles por haber ganado el juego de baloncesto.

—Oigan chicos, ¿dónde diablos tenían puestas sus mentes? —Bromea el hombre, un afroamericano de mediana edad— Parecían abuelas de geriátrico hoy en la cancha.

—Lou mi abuela está en un geriátrico en South End —Six, quien es el especialista mecánico continúa las bromas de su compañero— y se mueve mejor que ese par hace un rato.

Aston es el bromista del grupo, pero casi nunca puede soportar las bromas de los demás, así que como siempre intenta por todos los medios devolver el golpe.

—¿Ah sí? Pues yo soy mejor que tu abuela antes de entrar al geriátrico.

Pero como muchas veces fracasa miserablemente... todos se parten de risa por su estúpido comentario.

—Aston, cierra la boca —intenta callarle su amigo Jake.

—Tu abuela no puede echar tantos polvos con tantas chicas como yo. —Pero es casi imposible cuando ha empezado.

Todos los que están allí comparten el mimo pensamiento de que Aston es un jugador en cuanto a mujeres, pero le falta jodido cerebro.

—¿De verdad te comparas con mi abuela? —pregunta Six en cuanto para de reír.

—Yo. Yo...

Y ahí es cuando comienza a freírse su cerebro de gallina.

—Basta señoritas —interrumpe Lou, el líder del equipo— dos calles para llegar. Me encargaré de ir a la sala de operaciones del lugar y despejar la zona. Aston y Jake, ustedes encabezan el rescate, Six prepara el equipo mecánico junto a Gutiérrez y Brett se encarga del material médico extra por si lo hemos de necesitar.

El equipo de bomberos arriba al centro comercial. Lou es el primero en salir y se adentra al lugar, mientras los demás van a la parte trasera del camión, Jake y Aston sacan cuerdas y arneses, Six prepara la llave articulada y la manga telescópica[16] que deja en manos de Gutiérrez, mientras Brett continua preparando materia médico. Y así todos van a donde se encuentra la acción. Una vez dentro, Jake levanta la vista hacia la columna transparente que ocupa el ascensor, dándose cuenta en seguida que el atasco es en el último piso, en un aparato con un limitado cuarto de máquinas.

Todos se mueven de prisa para acercarse al lugar. A unos cuantos metros se encuentra Lou con los encargados de la seguridad, un técnico le da una descripción del panorama y por lo que puedo escuchar, el software de funcionamiento del ascensor está intacto, por lo que el problema es mecánico; se atascó y no responde.

Parece que tendrán que forzar las puertas para sacar los ocupantes.

El jefe, quien ha colocado un perímetro de seguridad al rededor del ascensor se les acerca con una expresión que a ninguno del escuadrón le gusta para nada.

—Señoritas hay que darse prisa —dice algo aprensivo—. Acabo de hacer contacto con los ocupantes del ascensor; doce personas y tenemos un claustrofóbico dentro.

—No me jodas. —Sisea Brett.

—Oh si, viejo. —Se queja Gutiérrez— dentro debe ser una puta locura.

La situación es un poco más complicada de lo que pensaron. Se suponía que sería un rescate simple. Abrir elevador, todos salen por su propio pie, volver a la estación y seguir haciendo un par de canastas.

Pero al parecer deben lidiar con once pasajeros estresados y uno completamente alterado.

—Entonces, —Continúa Lou, el jefe del escuadrón— Brett, prepara un ansiolítico. Solo por precaución.




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