¿cómo Arruinar Una Boda?

37. La presentación de Seth

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Claire

No soy una especial amante de las fiestas. Siempre lo he dejado en claro cuando se trata de ese tipo de reuniones empresariales, en dónde sólo se habla de negocios y política, me aburro con rapidez. Me gusta el tipo de fiestas en dónde las personas no compiten por el dinero que tienen, sino por quién tiene la anécdota más graciosa y el único resultado que se obtiene son muchas carcajadas.

Sin embargo, Demian me ha invitado a una de sus típicas reuniones de empresarios.

Y como no tenía nada mejor que hacer un lunes por la noche, acepté. Demian también extendió la invitación a Tracy, pero ella decidió quedarse en casa para investigar acerca de un tema del cual no soltó ni una pizca de información.

Motivado a eso, y a qué por fin, recogí mi escarabajo, el cual luce impecable con la limpieza extrema que le pagué.

Estoy conduciendo a la fiesta, la invitación de Demian a la fiesta fue apresurada, parte de la aceptación, tiene que ver con qué Seth, mejor conocido como el aprendiz del brujo, hará su presentación en el mundo empresarial.

Como, amante de la electrónica y porque parte del rescate de Tracy salió satisfactoriamente gracias a la inteligencia del castaño, vengo a apoyar al pequeño pez que comenzará a nadar con tiburones. Me queda claro que Demian es una especie de tutor para él, porque las invitaciones fueron dirigidas a empresarios relacionados a él, y así se extendió la voz.

La nueva Era.

Así se llama la convención de Seth. Aparco a una cuadra de distancia de lugar porque todos los puestos del estacionamiento están llenos y comienzo a caminar en dirección al lugar.

Utilizo un vestido de color blanco mármol, con un corte en forma de corazón, y mangas largas con transparencia llena de pequeñas estrellas brillantes, el vestido es ajustado y aprieta un poco más arriba de mis rodillas. Uso tacones de seis centímetros blancos y llevo un maquillaje simple en plateado. Mi cabello cae suelto en cascada y me siento bien.

A pesar de la visita inesperada y agobiante de mi padre, descubro que puedo respirar con normalidad si no lo tengo cerca, aún así, tengo una espina en mi corazón. Una molestia pequeña pero insistente que me afirma que debería hablar con él, preguntarle porqué, y saber sus razones aunque duela. Pero eso no será hoy, ni mañana.

Así que continúo mi caminata en dirección a la prestigiosa entrada, antes de pasar veo a dos hombres gigantes custodiando la puerta. Uno es moreno con el corte al rape, fornido y debe llevarme una cabeza y media, el otro es rubio, de contextura gruesa, sus músculos triplican a los míos, ambos gozan de una muy buena mirada amenazante que dirigen hacia mí apenas me acerco.

—¿Nombre? —pregunta el rubio, examinándome con una barrida de arriba a abajo.

Alzo mi barbilla.

—Claire Blunt —contesto, sin titubeos. Uno de ellos busca en una lista mientras el otro continúa mirándome amenazante, hay un chasqueo en la lengua del rubio para que luego compartan una mirada. Me estoy abriendo paso para entrar pero soy detenida.

—No está en la lista, señorita —dice el moreno.

Aprieto mi mandíbula.

—¿Claire Evans? —Comparten otra mirada y aprieto mis labios—. Soy la esposa de Demian Evans —informo, y cuando una mirada burlona cruza sus ojos, descubro que hoy mi paciencia es poca—. Y si no me dejan pasar voy a patearles el trasero con mis tacones de seis centímetros.

Escucho ajetreo y ambos comparten una mirada antes de hablar por un interfono. Cruzo mis brazos sobre mi pecho hasta que vuelven a darme una mirada.

—¿Está segura de que se trata de usted? —Me pregunta el rubio.

Estoy usurpando mi propia identidad.

—Buenas noches, señores, por supuesto que es ella —Escucho atrás de mi cabeza una voz aterciopelada y divertida. Siento la presencia a mi espalda pero soy incapaz de darme la vuelta a pesar de que una parte de mí no puede evitar reconocerla—. Reconocería en cualquier parte a la persona que colaboro en mi secuestro.

Ambos guardias fruncen sus ceños y yo no puedo evitar maldecir en voz baja.

—¿Colaboro en un secuestro? —pregunta el moreno, observandome como una criminal en potencia.

Suspiro, dejando caer mis hombros.

—Gracias, Cold —Doy un giro sobre mis pies, observando al rubio de lindos ojos azules que ahora parece bastante feliz con su contribución informativa. El hermano del medio Wilscreek me regala una sonrisa torcida en conjunto a un guiño.

—Me especializo en rescatar a doncellas que no necesitan ser salvadas en apuros —Sus ojos azules brillan con chispa—. Además, esto hará tu historial más interesante.

Le frunzo el ceño y me vuelvo a voltear en dirección a los guardias.

—Esto tiene una explicación —aseguro—. Yo no lo secuestré —afirmo mordiendo mi labio inferior pero no me gusta mentir—, bueno, técnicamente lo hice.

—Tal vez deberíamos llamar a la policía, Dev —sugiere el rubio.

—Creo que es lo más prudente —contesta el moreno, que descubro se llama Dev, sin quitarme la mirada de encima.

Meneo mi cabeza contrariada.

—Lo que faltaba, una visita a la oficina de policía —bufo, mientras pienso en que podría enviarle unas flores a Seth, además de una tarjetita "Bienvenido al mundo empresarial. En dónde puedes triunfar o caer en bancarrota y terminar haciendo cartas de felicitación" Es una buena felicitación.

Cierro mis ojos y pellizco el puente de mi nariz. Ruego a los dioses porque aparezca mi salvación y...

—¿Qué sucede aquí? —demanda una voz autoritaria. Un escalofrío recorre mi espalda y abro mis ojos confusa al ver a Demian.

Pedí que apareciera mi salvación y apareció el pelinegro. Parece que la máquina de Deseos está defectuosa.

—No me quieren dejar entrar —informo, cual niña chismosa, mientras los guardaespaldas siguen mirándome con sospechas, cabe destacar, infundadas y poco coherentes.



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En el texto hay: risas, bodas, desastre

Editado: 28.12.2023

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