Suspiro y miro a mamá a los ojos, desde que llegó y escuchó la conversación nos ordenó sentarnos en el sillón. En este momento ella está en el sillón de en frente con las piernas cruzadas y una ceja alzada, lo que quiere decir que está esperando una respuesta. Pero la verdad no sé qué decirle así que me quedo callada y espero que mi hermanito encuentre una respuesta convincente que nos saque de este problema, después de todo no me da vergüenza admitir que de nosotros dos, él es el más inteligente.
—Mamá, todo es un malentendido—comienza mi hermano—. La verdad es que estábamos hablando sobre unos regalos que les íbamos a hacer a vos y a Mami. Nos peleábamos porque Ashley amenazaba con contarte a vos el regalo que te iba a hacer yo y yo la amenazaba con lo mismo pero con el regalo de mami.
—¿Tengo cara de idiota, Alex?—pregunta tranquilamente mamá, con sus perspicaces ojos verdes observándonos.
—Eh... No Mamá, por supuesto que no.
—Entonces, ¿Cómo es que crees que voy a creerme esa astuta mentira?—descruza las piernas y se inclina hacía adelante un poco—Déjenme contarles qué es lo que creo que está pasando acá.
>>Ashley mintió la otra vez cuando dijo que el jarrón favorito de su madre se rompió por culpa del perro del vecino, el cual según ustedes había entrado porque se olvidaron la puerta que da contra el patio abierta. Por eso, deduzco que se le cayó por un descuido y ambos concordaron mentirnos. Ahora en tu caso Alexander, seguramente volviste a hacer algo que hizo caer el celular de tu hermana, lo que no me sorprendería porque tienes la costumbre de ello.Por ello, creo que ambos se encontraban amenazando con delatarse, ahora díganme, ¿Estoy o no equivocada?
—Bueno Mamá, la verdad es que...—balbuceo.
—Sin mentiras Ashley—ordena tranquilamente.
—Tenes razón, pero en mi defensa todo es culpa de Ashley—habla mi hermano rápidamente—. Ella rompió el jarrón y me amenazó con decirles que fui yo si no les mentía, y como siempre estoy haciendo experimentos, ustedes creen que todo es mi culpa.
—¡Es mentira, mamá!—exclamo molesta, pero bajo la voz al ver como mi mamá me mira—Si se me cayó el jarrón pero nunca lo amenacé, él mismo me dijo de decir esa mentira para que no me castigaran y acepto que no diría nada si le daba plata.
—Bien, suficiente—reclama mamá haciéndonos callar—. Ambos están castigados y cuando venga su madre ella decidirá el castigo. Primero que nada Ashley, quiero que sepas que te hubieras ahorrado todo esto si no hubieras mentido desde el principio. No te habríamos castigado por romper el jarrón porque sabemos que nunca lo harías a propósito, así que para la próxima ten en cuenta eso.
>>Saben que su madre y yo odiamos las mentiras porque no son algo bueno. Y vos Alexander, tenés que dejar de ser tan impulsivo y pensar en tus actos. No podes manipular a tu hermana en tu beneficio cada vez que tengas la oportunidad, esta mal. También tenes que dejar de golpear o romper accidentalmente sus celulares.
Mi hermano y yo la miramos unos segundos y asentimos, mientras nos disculpamos.
La verdad es que la amamos y respetamos mucho, además de que lo que menos queremos es que llegue del trabajo y generarle un problema, aunque sea mínimo. Es abogada, una de las mejores en mi opinión y se la pasa desde el mediodía en el trabajo, seguramente estresada por temas de este mismo. Llegar a casa donde probablemente quiera descansar y que tenga más problemas no debe ser lo más lindo. Por eso, generalmente nos comportamos bien.
El trabajo de mamá es lo que provocó que nuestra madre biológica la conociera. Ella se estaba divorciando de quien seria nuestro padre,—pero al cual obviamente no consideramos uno porque más que participar en el proceso de creación de Alexander y estar hasta mis siete años, no hizo nada más.—cuando una amiga le recomendó ir a una abogada que era muy buena y ahí es cuando se conocieron, al principio se llevaron bien, tanto que después de todo el quilombo del divorcio se hicieron amigas y fueron solo eso por unos años, hasta que en un momento dado cuando Alexander tenía como dos años me sentaron y me explicaron que estaban saliendo. Olvide mencionar que cuando se conocieron mamá estaba embarazada de un mes de mi hermano. En fin, la cosa es que la consideramos nuestra madre.
—Bueno, olvidémonos de todo este asunto y pensemos qué podemos comer—habla mamá, sacándome de mis pensamientos.
—Cualquier cosa—respondo.
—A mi también me da igual—dice mi hermano.
—Entonces tomaremos sopa—cuando ve que asentimos conformes se va a la cocina.
—¿A qué hora regresa mami?—me pregunta mi hermano.
—Creo que a las ocho y media—le digo mientras me levanto para irme a mi habitación.
Al entrar a ella y después de cerrar la puerta, automáticamente voy hacía la cama y me tiro en ella. Refriego mi cachete en la almohada y pienso si estaría muy mal si me acuesto un ratin más, pero sé que mas tarde me va a costar un montón dormir. Suspiro y pienso que cuando llegue mamá uno del hospital, mamá dos después de comer le dirá todo para que decida los castigos.
Sé que puede ser raro que piense en ellas como mamá uno y dos, pero es que cuando hablo con ellas, las llamo mami y mamá para que no se confundan por no saber a cuál de las dos me refiero. Pero en mi cabeza las llamo mamá uno y dos porque no sé, mis pensamientos son raros.
En fin, probablemente va a hacer que vayamos a la casa de la vecina de al lado y le ayudemos a limpiar la casa, María es una anciana súper amable que nos cuidaba cuando éramos más chicos y que todavía hoy, hay veces que cuida a mi hermano cuando ni mis mamás ni yo estamos en casa.